Perdonar lleva a amar

Paula Lorena Clavijo Soto*

El presente artículo habla de la importancia del perdón en un país como Colombia y la forma en la cual el amor es la solución a tanto dolor causado por la guerra. También se recopilan las historias de víctimas de la violencia que lograron superar los momentos difíciles, superar el pasado y cómo perdonaron a quienes los hirieron para vivir un mejor presente. Finalmente se identifica que la única forma de amar verdaderamente es dando el perdón y que estas virtudes solo son dadas por Dios.

Cuando el hombre tiene la capacidad de encontrarse a sí mismo, es cuando perdona de corazón al que lo ha ofendido, da la oportunidad de que los demás vean el rostro de Dios, de esta manera ven y experimentan el amor. Dado que vivimos en contextos conflictivos, de agresión y de rencor, en este texto se reflexionará sobre la importancia de entender el papel del perdón en una sociedad, especialmente en Colombia. Para cumplir con este objetivo se expondrán algunos casos donde se presenta la capacidad de amor que existe en el corazón de muchos colombianos para perdonar, también, la posible causa que lleva a los hombres a pensar en el individualismo, en el bien propio y no el común; sobre todo en la falta de caridad.

Como primer caso se encuentra la señora Sandra Gutiérrez quien en el año 2002 fue secuestrada por paramilitares. Al ser liberada tuvo que lidiar con mucho odio en el corazón, sobre todo a esos hombres que le hicieron tanto daño. Años después, siendo ella una líder comunal, se encontró con unas personas que le ayudarían en el proyecto de mejora de una escuela, entre los cuales se encontraban algunos de los hombres que la habían agredido, no obstante, ella decidió perdonarlos y ayudarlos a que se incorporarán a una vida en comunidad. (CNN, 2018).

Partiendo de lo anterior, también es importante reconocer la importancia que tienen todas esas madres que con valor sacaron adelante tantos hogares, el de los secuestrados, por tantos años que pasaron en la selva colombiana, la de aquellos campesinos que muchas veces fueron extorsionados y, finalmente, la de aquellos pueblos que quedaron en el olvido pero que hoy en día son un ejemplo a seguir para cada uno de nosotros por el simple hecho de querer vivir sin odio y encontrar de nuevo la felicidad.

Es impactante y a veces incomprensible la manera en que muchas familias a pesar de haber sufrido y ser víctimas de una guerra sin sentido a manos del conflicto armado, han tenido la capacidad de dejar en el pasado lo que los ata al dolor. Aquéllas intentan reconstruir sus vidas sin rencor y sin resentimiento. Ése es precisamente el mensaje e invitación hechos por el Papa Francisco y que se resume en la frase: “sin el perdón ningún amor puede perdurar”. Ésta es precisamente la principal razón que lleva a estas familias a tener un acto de perdón entendiendo que el amor debe estar por encima de cualquier otro sentimiento y que además, si es verdadero, el odio no durará para siempre porque ese amor será el único capaz de cubrir los poros del rencor y del resentimiento.

Otro testimonio que cabe resaltar es el de Jonathan, él es hijo de una mujer que vendía su cuerpo y también era drogadicta, un día esta mujer conoce a un hombre del cual se enamora con el cual empieza una relación en la que se comparten vicios y adicciones, en una noches de drogadicción queda embarazada de este hombre. El papá de él se dedicaba a robar y cuando no lo hacía vivía del trabajo de esta mujer. Cuando nace este niño pasa por las peores situaciones que un ser humano puede vivir, su madre lo dejaba días enteros encerrado sin alimento y lleno de costras de sus propias heces en una habitación muy pequeña, cuando ella llegaba después de tanto tiempo a este lugar el niño tenía que ver como su mamá consumía drogas y tenía relaciones con otros hombres. Conforme él iba creciendo así mismo le guardaba odio a su madre por haberle hecho pasar tantas adversidades en su vida y sobre todo las cicatrices que quedaron en su cuerpo. Este hombre es un vivo ejemplo del amor de Dios ya que es increíble creer que él sobreviviera a tantas cosas, un día cualquiera el amor de Dios llenó su corazón él supo que era sentirse amado, conoció el amor verdadero y la fuente que le ayudó a superar las heridas y sufrimientos que tenía en su corazón, y sobre todo a aprender a amar a su madre y a su padre a pesar de sus errores.

Muchas historias de personas que han perdonado se pueden encontrar en los rincones de Colombia, pero ¿qué llevará a estos personajes, con tanto sufrimiento, a tener tan altos actos de bondad, amor y perdón a pesar del daño recibido? Estas personas entienden que no hay que ser egoístas, se debe ser solidario con el dolor del otro y, fuera de ello, se debe comprender qué lleva los demás a actuar de una u otra forma. Tal vez muchos de los asesinos, guerrilleros, políticos que han ocasionado algún daño, o cualquier otro tipo de personas, han llegado a violentar a otros por el simple hecho que nunca han sentido el amor por ellos mismos, seguramente porque nunca han sentido que alguien los ame, razón por la cual, se convierten en seres que no sienten la necesidad de aquellos que los rodean y lo único que han hecho en su vida es guardar rencor en su corazón. El odio en el corazón del hombre lo único que genera es dolor a la persona que se encarga de cultivarlo día tras día. El odio de muchos, puede lograr incluso a que las otras personas piensen que son ellas las culpables de las desgracias o malas experiencias en sus vidas, por lo que encuentran su forma de desahogarse por medio de la venganza y la violencia.

El perdón se da cuando hay una acción del Estado que permite disminuir o eliminar la pena que corresponde al delito que cometió una persona. En contextos de violencia política se da cuando se ha negociado, o se han desmovilizado los grupos armados. (Villa Gómez, 2018).

Con lo anterior, desde el punto de vista cristiano católico la pena es la reparación que uno como ser humano debe hacer por las malas acciones cometidas, es decir en este contexto del perdón la forma de que el victimario puede reparar el daño causado es mostrando su arrepentimiento y pidiendo perdón a sus víctimas.

Desde la perspectiva de la no violencia como lo menciona en el texto “Perdón y reconciliación: una perspectiva psicosocial desde la no violencia” del autor Juan David Villa Gómez, se expone éste como un sentimiento complejo más fuerte que el odio, como una decisión en la cual se valora la dignidad humana del victimario o de aquél que causó daño, omitiendo que por medio de la no violencia se da la construcción de paz. Se debe tener presente que la no violencia es una de las herramientas necesarias para la reconciliación y la reconstrucción de la sociedad.

Es muy importante que se entienda que el perdón no puede ser un deber, porque esto lleva a la represión, la contención de la ira y el resentimiento; lo que hace mella en la salud física y emocional de los sujetos, además de no cerrar la herida, que puede retornar, incluso años después, en forma de venganza o en la descarga en personas más débiles, incluso delegarse de forma inconsciente en un hijo u otro miembro de la familia.(Villa Gómez, 2018).

Cabe resaltar que el perdón no es un deber moral como lo dice Villa, ya que no se puede ordenar o exigir que se perdone, pero tarde o temprano el sentimiento de odio puede llevar a la persona a actuar de forma vengativa hacia cualquier persona que lo rodea, hasta de sus propios seres queridos. El odio encierra a la persona, la hace egoísta porque piensa que es el único ser humano que ha sufrido, razón por la cual, se rechaza cualquier acción relacionada con el perdón debido a que la persona se encierra en sus heridas y no deja entrar el amor a su vida aferrándose a ese odio acumulado por un dolor no superado, ignorando que donde no hay amor no puede haber perdón.

En síntesis, si se aprende a amar verdaderamente se perdona, se recuerda sin dolor, se encuentra la felicidad, y todo esto porque Dios mismo es el amor (Biblia Navarra, 2018), Él es la fuente inagotable de virtudes para el alma del hombre. Además en la historia misma, Dios quiso hacerse carne, hacerse vida la cual se manifestó en su Hijo, nuestro Señor Jesucristo quien nos enseña su amor porque Él mismo es ese amor. Fue Jesús precisamente ese ser humano que le ha recordado a la humanidad no sólo lo valioso que es ayudar a los demás, sino, el valor tan grande del perdón, el ayudar tanto a aquel que ha sido dañado como el que generó el daño; que es posible recuperar la dignidad perdida cuando el acto violento ha ocurrido, sólo si se da un proceso de reconciliación y, fuera de ello, el victimario comienza un proceso de reparación para reivindicarse tanto con la víctima como con su propia humanidad alienada por él mismo. Es así tal cual se plantea en el evangelio (Lc, 19, 1-10) Dios es la fuente del verdadero perdón y es por eso que el perdonar es la única ruta que puede llevar a la humanidad a no olvidarse de su esencia y de su principal valor, la corresponsabilidad.

Bibliografía

Biblia Navarra, 2018

Catholic.net. (2018). Tema 10. Por qué perdonar. [online] Available at: http://es.catholic.net/op/articulos/48158/cat/57/tema-10-por-que-perdonar.html  [Accessed 4 Mar. 2018] 

CNN. Historias de perdón y reconciliación en Colombia. (2018). Retrieved from http://cnnespanol.cnn.com/2014/08/04/colombia-perdon-reconciliacion/ 

Villa Gómez, Juan David. "Perdón y reconciliación: una perspectiva psicosocial desde la noviolencia." Polis. Revista Latinoamericana 43 (2016) en https://journals.openedition.org/polis/11553#tocto2n5 

 Paula Lorena Clavijo Soto*

Estudiante de Ingeniería ambiental

Universidad Santo Tomás

 

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades

ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2018 No. 7

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