¿Mi casa, casa de ellos?

Celso Gustavo Reyes Torrado*

Posiblemente uno de los sueños que todo colombiano promedio tiene durante su vida es el conseguir un techo para vivir. Quienes lo consiguen pueden contar historias con rasgos muy diferentes enmarcados por lágrimas, luchas y alegrías. Sin embargo, en este momento no intento plantear una reflexión sobre cómo, cuándo, dónde conseguir vivienda, ni siquiera criticar las particulares condiciones que facilitan o no su adquisición. Nada más apartado de lo anterior. En esta ocasión quiero resaltar cómo mi casa se convierte en casa de todos y en ese sentido en mi propia cárcel.

Con tu casa, como con tu barrio, estableces una relación implícita, logrando identificarte con ambos espacios, haciéndolos tuyos; si tal situación fuera contraria no podrías plantear un vínculo y se esfumaría ese sentimiento de comodidad, seguridad y tranquilidad. Pasarías de verlo como un lugar propio y plácido a un territorio hostil y causante de mil desgracias. Por tanto, aquello que era único y sagrado, sería plano, homogéneo y extraño. Sin embargo, ¿qué pasaría si lo anterior se diera por elementos externos y no por ti? Con tristeza, ocasionalmente muchos lugares se eclipsan gracias a la presencia de personajes foráneos que no son conscientes de su breve paso, de los efectos nocivos que sus acciones irresponsables dejan, del trauma que una “pasión” o “deseo” causa a los residentes y vecinos de centros culturales, deportivos, comerciales, entre otros. La invasión bárbara nubla el radiante panorama que puede caracterizar un sector, el barrio, la calle y hasta el interior de un hogar.

Ya es costumbre -y lo digo con tono sarcástico por la ausencia de un registro tradicional y cultural- que las inmediaciones del estadio el Campín sean acordonadas previo a un encuentro futbolístico o concierto. A nivel administrativo se ordena encerrar con barandas y policías su perímetro. Esto restringe el paso de peatones y automotores, una estrategia fundada en la necesidad de marcar un círculo de seguridad (control) para los asistentes al evento, como para los residentes del lugar. Empero, la medida condiciona y turbia el ambiente. Fuera de esta burbuja los vecinos del Nemesio lidian con una variedad de personajes poco gratos y santos. Estos individuos y sus acciones empañan la jornada. Su fin no es entretenerse sanamente, tienen otros objetivos que involucran hurtos, sustancias psicoactivas y vandalismo.

La imagen sombría de unos cuantos cubre a todo buen hincha, fan o espectador. La presencia de unos desadaptados encierra en sus hogares a los habitantes del sector, que prefieren evitar encuentros desagradables, dañinos y peligrosos. De esta forma, los ambientes familiares del lugar se transforman y pierden su sentido. Acuartelados en sus recintos ven cómo pasa el día y su espacio de vida deja de ser suyo; de alguna forma los enajenan del territorio propio para darle paso a unos que invaden abruptamente, ensucian, contaminan el ambiente con ruidos y pueden atentar con su persona sin un ápice de remordimiento. Los espectadores no sienten ni ven suyo la locación.

Frente al panorama presentado ciertas expresiones nacen sin pena: ¿cómo hace para aguantar? ¿qué espera para irse? Venda, arriende, lo que sea pero no se quede ahí. En ese sentido, pienso en la posible solución y concluyo que ésta no se encuentra en cambiar de residencia, viajar, esconderse, o algo que implique evasión ni escape. La verdadera salida vendrá cuando las personas cambien su forma de comportarse, la cultura resalte, el conocimiento personal sobresalga, y no lo contrario con la falta de identidad y resentimientos personales ni sociales. La vida sea lo que se valore en vez de una prenda o trapo de tal color. El sentido real de las cosas no esté en objetos sino en el ser humano, en el otro, que también desea, siente y piensa en salir, disfrutar, distraerse, compartir y vivir junto a los suyos de la mejor forma, habitando sus espacios como son: plácidos, cómodos y seguros.

Celso Gustavo Reyes Torrado*

Docente de la Universidad Santo Tomás

Departamento de Humanidades y Formación Integral

 

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades

ISSN 2619-421X (en línea)  enero 2018 No. 5

 

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