Pedagogía y cultura ciudadana

Laura Alejandra Urrego y Sebastián Granados (Fotógrafo)*
Juan Manuel Aguilar y Juan Hernández**

Pedagogía y cultura son base y fundamento del anfibio cultural, puesto que, en primera medida, la pedagogía le permite a este aprender y enseñar las diversas expresiones culturales mediante las cuales se mueve y transforma en la sociedad; y la cultura ciudadana, siendo la característica fundamental de su buena vivencia y experiencia en la vida cultural.

Es dudoso afirmar que todos nosotros somos anfibios culturales actualmente; sin embargo, los que refutan la idea, dan como argumento que todo depende del punto de vista del sujeto al que se le implanta la idea.

El anfibio cultural, según Mockus, es el ente o individuo capaz de camuflarse en las actividades culturales de otros e incluso puede involucrarse en dicha sociedad; siendo capaz de utilizar los conocimiento en pro de su crecimiento intelectual. De igual forma, no muchas de las personas alcanzan a entender o siquiera visualizar la diversidad cultural que puede existir en su entorno, puesto que, por los paradigmas y estereotipos  se que rigen, les es muy difícil valorar y reconocer la diversidad.
 
Partiendo de esto, entendemos como principio que todo comportamiento surge de la educación tanto familiar, escolar como cívica; y que se alimenta de las influencias de cada educador. Por ejemplo, un estudiante musulmán que estudia en una escuela católica, un caso difícil, más si sus instructores tratan de influenciar su libertad religiosa y cultural; en este caso, el camaleón podría ocultarse entre ambas sin problema de ser diferente en sus creencias culturales, más hablando de una postura moral, el individuo no ocultaría su cultura solo para pasar desapercibido entre la multitud, sino lo contrario, la demostraría con orgullo pues esa ha sido su elección.
Ahora bien, si todo surge de la educación o pedagogía hay que entender que depende del objetivo con la cual se  imparte, pues no toda educación impartida es, en último término, positiva para el educado; por lo tanto, podemos deducir que la educación es un larga cadena de conocimientos heredados e interpretados según el contexto y punto de vista del instructor, por lo cual, la enseñanza puede ser manipulada y malinterpretada. Un ejemplo claro pueden ser las enseñanzas de un padre a sus hijos, que se limitan a lo que a él les haya enseñando, sesgando la producción de nuevo conocimiento; lo cual es contraproducente, pues el progreso no se puede detener. Muchas veces el hijo instruido, en medida de su crecimiento adquiere diversos conocimientos que le ayudan a mejorar su concepción del mundo y  en algunos casos, le sirve para liberarse de la opresión que a veces significa el poder de la enseñanza; aun así, la enseñanza “negativa”, la que no ayuda al educado a crecer intelectualmente puede ser impartida por cualquier persona pues el ser humano está en constante proceso de aprender.
 
La libertad es un concepto que es difícil de entender, pues según el contexto y la sociedad cambia, sin embargo, el significado en general es: la facultad y derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad, aunque esto no se cumple, puesto que esta misma sociedad pone límites a la libertad y sesga a sus ciudadanos del derecho a usarla; aun así, la libertad de  conocimiento es difícil de limitar, pues existen pocas barreras la detengan. El poder actuar en pro de la sociedad con el objetivo de transformarla siempre es posible, e incluso es el fin último de algunos hombres. Lo importante es, que como ciudadanos activos generemos cambios, aprendamos de forma independiente y convirtamos nuestras convicciones para que estas trabajen en la misma línea del anfibio cultural, para así, finalmente poder pensar que un sociedad en paz no es una simple utopía.

 

 

 

 

 

 

 

 

Laura Alejandra Urrego y Sebastián Granados (Fotógrafo)*
Estudiantes de Comunicación Social para la Paz
Juan Manuel Aguilar y Juan Hernández**
Estudiantes de Economía
Universidad Santo Tomás

 
Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO- Revista de Estudiantes de Humanidades ISSN 2619-421X (en línea) septiembre 2016 No. 1

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