¿El proceso de paz: verdadera fórmula para permitir la paz en Colombia?

Wendy Dayanna Guzmán Ariza*

 El presente documento consta de un análisis de la situación que vive actualmente Colombia en cuanto al postconflicto, se procede a examinar inicialmente cuales son las consecuencias de la violencia desenfrenada evidenciada en el país a través de la historia, posteriormente las inalcanzables metas del proceso de paz, y finalmente se responde si el proceso de paz es la fórmula con la que se superaría la violencia y cuál es el mecanismo con el que dicho proceso se relaciona con el enfoque social, económico y político.

Inicialmente partimos de la idea que los periodos de conflicto tienen la capacidad de generar rupturas significativas dentro de la vida política, económica, cultural, social y jurídica de las regiones que se vean afectadas, por ello la paz se considera como un aspecto primordial dentro de las políticas y metas del desarrollo que tenga una sociedad, en relación a ello se evidencia que la violencia que ha vivido el país hace más de cincuenta años ha permitido que el estado a través de la historia no haya tenido la capacidad de: a) asegurar la propiedad privada dado que la propiedad formal de la tierra se ha visto envuelta en un grave problema de desplazamiento y despojo de la misma, estos casos a fecha de hoy según ANIF se registran por aproximadamente 192.000 hectáreas que han sido arrebatadas por el conflicto armado en Colombia y que según el proceso de paz deben ser devueltas a las víctimas (a la fecha el país solo cuenta con un 32% de dichas tierras), b). la violencia a su vez no ha permitido que Colombia se haya construido una democracia real, esto en relación a la evidente compra de votos en los lugares donde más se ve reflejada la pobreza (zona periférica del país atlántica y pacífica) donde los grupos armados se han involucrado con mayor preponderancia dentro de las elecciones y donde a su vez estas poblaciones no se han desarrollado por la falta de control en la responsabilidad política, los desfalcos del presupuesto y el conocido clientelismo. Estos aspectos son solo algunos de los que explican la necesidad urgente de que Colombia logre superar la etapa de violencia, sin embargo, en el contexto colombiano para impedir estas perturbaciones el país deberá acogerse a una gran variedad de cambios que incluyen la paz, la equidad y el desarrollo como componentes de la misma receta que es la justicia y el orden social.

Colombia con la firma del acuerdo de paz entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano que culmino en agosto del año 2016, enfrenta un sinnúmero de desafíos para la implementación de lo pactado y no solo en aspectos inmediatos si no también frente a transformaciones democráticas. Pues en la medida en que la sociedad tenga una transición gradual de un estado de guerra a un estado de paz, la sociedad civil, los gobiernos y las autoridades legales se verán debilitadas por las divisiones internas, las carencias de recursos, la fragilidad organizativa y las percepciones generalizadas en cuanto a temas de ilegitimidad; es decir, estas condiciones no solo se consideran inestables y transitorias si no que suponen para Colombia una perspectiva que ya pasa de un color gris a uno oscuro.

Con el fin de validar lo anteriormente dicho, y según estudios de ANIF, actualmente el proceso de paz y los diálogos que se han venido implementando en el país no le proporcionaran a la economía colombiana una reducción de las asignaciones presupuestales de la fuerza pública, es decir que los dividendos que se estimaban obtener dado el proceso de paz son inexistentes, por el contrario, el país deberá prepararse para reforzar en doble medida su presupuesto en el gasto policial urbano, esto explicado en gran medida por el efecto avispero observado en algunos países de Centroamérica.

Sin embargo, si se observará un beneficio a largo plazo proveniente de la desmovilización financiera y disminución del narcotráfico que se verá reflejado en una aceleración del crecimiento potencial en un 0,5% y 1% durante la próxima década, pero a su vez la implementación de este acuerdo de paz, teniendo en cuenta todo lo planteado en ellos, incluyendo los costos inmediatos (restitución de tierras, reparación de víctimas, sostenimiento de campamentos, jurisdicción especial para la paz y sustitución de cultivos) y los costos de sostenibilidad (adecuación al campo, adecuación de vías secundarias y terciarias, partidas adicionales para la educación y el crédito rural) supondrían una suma de costos totales estimados en un 2.23% por año del PIB durante el próximo quinquenio (ANIF, 2017). 

Por esta razón se afirma que a pesar de que el gobierno tenga todas las buenas intenciones de cumplirle a su ciudadanía y a las víctimas del conflicto en Colombia, llevar a cabo la implementación completa de todos estos acuerdos será imposible dado el presupuesto con el que cuenta el país.

Según Hobbes el orden social es el único que puede fundamentar las bases del poder civil, Es claro que para que se sustente la supremacía de un poder o un patriarcado, el orden debe ser parte fundamental de la receta, en específico el orden social. Donde predominen las posturas normativas y los beneficios colectivos, sin embargo no necesariamente dichas corrientes están movidas por el interés humano en pertenecer a una determinada clase de pensamiento o ideología, la voluntad publica o mejor conocida como voluntad general descrita por el autor Jean Jacques Rousseau, creador de la obra el contrato social, argumenta que la voluntad general es un componente decisivo para la creación de la democracia donde la voluntad general se compone de la suma de las voluntades particulares, no obstante esta voluntad general no debe ser contemplado como algo que se pueda medir dado que estas poseen relación estrictamente de causa y efecto (Darós, 2006). 

En este orden de ideas, el orden social es un término que pertenece a una sociedad que se fundamenta en sus ideas políticas, pero si aplicamos dicho enfoque a lo que se vive actualmente, las voluntades particulares no son tenidas en cuenta ya que estas son frágiles y desmotivadas, no existe tan voluntad general, ni mucho menos la suma de las particulares constituye aquello que se denomina como democracia.

Entendiendo la paz como la comprensión de las capacidades con las que de manera colectiva cuentan las comunidades para generar condiciones de vida adecuadas para la promoción de sus ideales y el establecimiento de políticas y programas orientados a garantizar la sostenibilidad de esas condiciones para las generaciones futuras. La construcción de esta paz demanda no solamente la participación del estado o los agentes judiciales, esta exige de la presencia de una ciudadanía que se encuentre activa y dispuesta a ser partícipe de todos los debates, y asuntos públicos en especial para aquellos temas que se perciben injustos, por supuesto los ciudadanos son los que deben liderar este compromiso social brindando espacios donde se solucionen estas problemáticas de la sociedad, en aras de una mayor armonía y calidad de vida, de lo contrario, esta paz no será duradera si no únicamente será el acabose de una práctica injusta que surgirá de nuevo por medio de un estilo diferente, es decir que se seguirá observando la misma injusticia, pero dentro de otros mecanismos (Otálora, 2017).

Concluimos que la paz es una fórmula que se construye de forma gradual y pausada, que se va formado diariamente, esta se construye a partir de la cotidianidad y en la generación de oportunidades para cada ciudadano que quiera hacer parte de una nación conjunta en donde primen los objetivos morales y éticos, pues la justicia de transición carece de las herramientas para la identificación e implementación de una agenda tan amplia para el cambio. Además, tiene un punto ciego para los patrones actuales de la criminalidad que pueden fortalecer en situaciones posteriores a los conflictos. De hecho, los procesos de reconstrucción post-conflicto pueden reproducir formas históricas de marginación, y al mismo tiempo crear otros nuevos.

 Referencias:

Otálora, A. (2015). La paz y el desarrollo. Revista Equidad y desarrollo. N° 24 en https://revistas.lasalle.edu.co/index.php/ed/article/view/3680/2877 

Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF (2017). Dividendos, Beneficios y Costos del Proceso de Paz de Colombia en http://anif.co/sites/default/files/investigaciones/anif-fasecolda-paz1016.pdf    [Acceso10 Nov. 2017].

Darós, William Roberto (2006) Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLIV (111-112), 115-128, Enero-Agosto 2006 en https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/filosofia/article/view/7435/7106 

 

Wendy Dayanna Guzmán Ariza*

Estudiante de Economía

Universidad Santo Tomás

 Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades

ISSN 2619-421X (en línea)  abril de 2018 No. 6

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