Manuel Murillo Toro, una aproximación a su vida política

María Victoria Giraldo*

En Colombia hay un sin números de instituciones, parques, vías y cualquier otro tipo de lugares que llevan el nombre de una persona reconocida para esa zona y contexto específico; el hecho de que varios lugares importantes del país lleven un mismo nombre hace –o por lo menos debería hacer- que se geste la duda sobre por qué les dieron ese nombre, qué hechos hicieron que se nombrara así a ese espacio o quién fue el responsable; ejemplo de ello es el estadio de fútbol de Ibagué, Tolima, que se llama Estadio Manuel Murillo Toro. La plazoleta principal de Ibagué tiene el mismo nombre, donde se encuentra un busto de este personaje histórico; de la misma manera, el edificio en el que se encuentra el Ministerio de Tecnologías de la información y comunicaciones (Ministerio TIC) en Bogotá, así como otros más.

Para contestar las preguntas enunciadas sobre las cuestiones y circunstancias que influyen en el nombramiento de esos lugares, resulta no solo necesario sino conveniente retomar a uno de los expresidentes del país más importantes, en lo que respecta a hechos sociales significativos, de los que hablaremos más adelante. Así pues, al hablar de Manuel Murillo Toro se habla de un ideólogo liberal, estadista y periodista tolimense (nacido más precisamente en el municipio de Chaparral, el primero de enero de 1816), que fue dos veces presidente de la república. Estas características descriptivas, aunque son importantes, también son demasiado superficiales y nada o poco nos dicen sobre la razones que hicieron que fuera una persona tan admirada por unos y tan odiada por otros -los simpatizantes del partido conservador-, de manera que para entender esa dinámica se decidió rebuscar entre los papeles añejos y amarillos de la historia y hablar con los pantalones bien puestos sobre lo que él fue y lo que hizo.

Su historia comienza en un hogar de escasos recursos; sus progenitores eran personas honradas: Don Joaquín Murillo y Velarde y María Teresa Toro, lo que significa que, económicamente hablando, el niño Toro vivió épocas difíciles en su infancia y adolescencia. Estudió su primaria en Coyaima -municipio de tradición indígena- porque hacia el año 1825 su padre consiguió trabajo ahí, debido a que buscaba una mejor fortuna para su familia, pues el pueblo de dónde provenía Manuel fue destrozado por un terremoto, en 1827 -posteriormente sería reconstruido- (Gómez, 2008, p. 41). Cursó su bachillerato en el colegio de San Simón, creado por Francisco de Paula Santander, en 1822. Posteriormente, se iría a Bogotá para comenzar con sus estudios profesionales. Inicia con la carrera de medicina por gusto de su padre, carrera que nunca terminó, debido a un percance personal (se dice que en medio de su carrera fue llevado a Chaparral para ayudar a la exhumación de un cadáver y que al verlo le dio tanta impresión que se desmayó y se enfermó gravemente con fiebres altas). Comprendió así que su vida no estaba encaminada hacia la ciencia médica. Posteriormente, se cambiaría a la facultad de Derecho, en donde, a fin de generar su manutención, debió trabajar como amanuense de Vicente Azuero Plata, un político de la época (Echandía, 2008; 28). Era tan difícil la situación que vivía que casi le tocó dejar sus estudios y devolverse a su tierra tolimense, empero, con la ayuda de Lino de Pombo, que era el ministro de Relaciones Exteriores de la administración de Francisco de Paula Santander, no tuvo que retirarse, pues fue nombrado oficial interno de la Cancillería, con un sueldo de 360 pesos anuales. Así, entre los deberes laborales y las responsabilidades académicas, logró obtener su título en el año 1836; es importante recalcar que con certeza no se pudo ubicar cuál fue la institución que le otorgó dicho nombramiento, dado que en algunos textos aparece que fue en el Colegio Mayor San Bartolomé y en otros aparece en el Rosario, además de que existen textos donde incluso se dice que fue en el antiguo Colegio de Gaspar Núñez, que funcionaba en el Convento de Santo Domingo.

Ya en 1837 dejaría las aulas de clase para iniciar su vida política con el cargo público de Oficial Mayor de la Cámara de Representantes; para la misma época se llevaba a cabo la elección del presidente para el periodo comprendido entre 1837-1841, elección que tuvo un tinte interesante, debido al enfrentamiento de 3 ideólogos que, si bien eran simpatizantes del partido liberal, correspondían a diferentes fracciones de dicho movimiento: El General José María Obando sería el candidato de los progresistas demócratas; Vicente Azuero Plata (nombre mencionado con anterioridad) sería apoyado por los civistas o los progresistas doctrinarios; y, por último, bajo una posición moderada, se encontraba José Ignacio de Márquez, quien se convertiría en presidente el primero de marzo de 1837; con base en este mandato comenzaría Toro con los primeros pasos de su carrera periodística al escribir un documento sobre los primeros catorce meses de la administración de Márquez (Tal publicación lo haría acercarse a la corriente santanderista).

Los siguientes 10 años, Murillo Toro adiestrará sus alas para lo que viene, en ese tiempo es Secretario de Vesga en la guerra del 40 -se entiende por correspondencia que fue activista de esta guerra civil-, compañero luego de Carmona en la campaña del Magdalena, Comisionado para el restablecimiento de paz, Secretario del Coronel Anselmo Pineda en la Gobernación de Panamá, Juez de un Circuito de la Costa (Llano, 2009) e incluso hizo su primera aparición en el Congreso Nacional con 30 años de vida en 1846. Adicionalmente formó su vida personal al contraer matrimonio con la señorita Ana Romay y Campuzano, hija de don Manuel Romay, reconocido patriota.

En 1847 funda la Gaceta mercantil de Santa Marta, ya inclinándose por lo que –en última instancia- lo haría convertirse en una persona reconocida, es decir, el poder de su pluma. Quizás eso fue lo que hizo que haya fundado gran cantidad de periódicos, entre los que se recuerda “El Diario Oficial”, instrumento de divulgación de la gestión del Gobierno y publicación que a la fecha se mantiene vigente como un documento histórico y de completo acceso público al ser gratis, el cual recoge día a día el discurrir legal de la Nación (Ministerio TIC, 2016); también es de mencionar su colaboración con “El Constitucional”, “El Neogranadino” y con el semanario “El Tiempo”, siendo uno de sus primeros directores.

Dos años después de la fundación de “La Gaceta” y poco tiempo después de su primer número editado el 22 de septiembre de 1848, cuando José Hilario López, como jefe del partido democrático alcanzó la presidencia, volvería a aparecer Murillo como colaborador del nuevo Gobierno, con el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores –cargo que ocupó únicamente por 45 días-; en este colaboró para conciliar las diferencias que se generaron bajo la administración de Mosquera con el gobierno de Ecuador y Venezuela. Más tarde fue llamado nuevamente a trabajar con instituciones estatales; en esta ocasión la Secretaría de Hacienda. En esta etapa de su vida mostró su lado revolucionario al proponer reformas que cambiarían el rumbo de lo conocido para la época y que han sido contempladas por un sin número de autores, entre ellos Carlos Arturo Torres y  Otto Morales Benítez (1983), como la libertad industrial, la rebaja de la tarifa aduanera y del proceso de la sal, y la reducción de los censos del tesoro y el impuesto único. Esa misma actitud estaría presente en su colaboración con la Constitución de 1853 bajo los criterios de la separación de la Iglesia y el Estado, el sufragio universal y la elección popular de gobernadores. En el 54’ fue elegido representante a la Cámara por tres provincias y asistió como delegado de Vélez y en el 55’ suscribió el Proyecto de Ley que abolía la pena de muerte por delitos comunes y fijaba un máximo de diez años de prisión para las penas corporales.

Desde 1856 hasta 1863 su vida tuvo un cúmulo de experiencias y anécdotas que, como las que hemos expresado, orientaron su pensamiento y su discurso, entre las que se destacan el ser el primer presidente del Estado de Santander –que más tarde debió dejar por problemas de salud-, y su paso por Estados Unidos como enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, donde impulsó con gran tino las relaciones con la potencia del Norte y donde se hizo amigo de Abraham Lincoln; se menciona en algunas recopilaciones institucionales sin fecha de publicación presentes en la página web del Banco de la república y la de la presidencia de la república que en su primer periodo presidencial se encontraron en los Estados unidos y Lincoln puso a su disposición uno de los navíos de la armada norteamericana para que lo transportaran a Colombia.

Ahora que hablamos que su primer periodo presidencial, debe mencionarse que Murillo Toro llegó al poder por primera vez hacia el periodo de 1864 -1866 y luego en el de 1872 a 1874. “La paz con libertad y por la libertad”  fue siempre su lema de gobierno y bajo esa consigna administró el pueblo colombiano, llamado entonces Estados Unidos de Colombia.  En su primera etapa de gobierno creó el Diario Oficial –mencionado anteriormente-, introdujo el telégrafo, ordenó la elaboración de los primeros mapas de nuestro territorio creando el instituto Agustín Codazzi; y en la segunda hizo una serie de aportes en lo que respecta al escenario político y económico del país al crear el peso colombiano con la constitución del Banco nacional y eliminando el libre albedrío de la creación de una propia moneda y/o billete por banco,  comenzó la construcción del ferrocarril de buenaventura, además de mejorar la navegación por el río magdalena, adicionalmente invirtió en la creación de espacios educativos y en lo que respecta a inversión cultural decretó el 20 de julio como día de fiesta nacional. (Hoyos, 2009).

“Los aportes de Murillo Toro a la industria y a las comunicaciones marcaron derroteros de importante desarrollo para la joven nación colombiana. Fortaleció las vías de comunicación de toda índole que hasta entonces se conocían: carreteras, navegación, ferrovías, mapas, correos y prensa libre, las cuales se constituyeron en motivo de sus preocupaciones y objetos de sus intervenciones públicas administrativas” (Moreno, 2008; p. 79).

Se puede decir en ese sentido, y tal como lo expone la autora María Moreno, lo que hizo Murillo Toro en últimas fue comunicar el país, generar redes que hoy en día siguen vigentes y que, aunque se encuentran en un constante proceso de desarrollo, cumplen el factor determinante de construir los caminos bajo los cuales hemos creado las relaciones sociales y el mantenimiento de su reproducción.

En el año 2016 se cumplieron dos siglos del natalicio de Manuel Murillo Toro y para conmemorar la fecha, el Ministerio TIC hizo una exposición digital sobre los datos fundamentales de su vida, que terminó el 26 de diciembre de 1880, heredando solo una casa humilde a su esposa en la calle 14  (Hoyos, 2009).

Finalmente, esperando haber dejado un ambiente crítico en el aire y respondiendo a las preguntas que en el inicio dieron forma a este ensayo, concluyo, ya no preguntando por qué se le reconoció de tal manera, sino más bien afirmando que bajo los motivos expuestos es claro que así debía ser.

El debate queda abierto, pues quizás el ensayo, que bebe –gran parte de sus argumentos- del compilado de Darío Echandía, puede quedar en el lado liberalista; sin embargo, la intención del documento no fue nunca simpatizar con esta corriente, sino más bien exponer bajo la imagen de Toro lo que la misma estipulaba; en ese sentido, invitaría a introducir concepciones alternas que desde el manto color azul de los conservadores quizás discrepan enormemente de lo aseverado en este papel, o que desde la posición socio-económica también se vean afectadas bajo la inversión a la clase media y media-baja, por lo menos en lo que refiere a industria.

Bibliografía

Echandía, D. (2008) Discurso pronunciado por el doctor Fabio Lozano Torrijos, senador de la República, a nombre de las academias científicas, en la velada del 3 de enero de 1916, en el Teatro Colón. Cátedra Darío Echandía N°2. Universidad de Ibagué. Ibagué, Colombia. P. 28-
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Gómez, M. (2008). Murillo Toro: Un pensador social con vigencia política en Vida y obra de Manuel Murillo Toro. Cátedra Darío Echandía N°2. Universidad de Ibagué. Ibagué, Colombia. P. 41
Hoyos, M. (2009). Manuel Murillo Toro: importante representante de la vida política colombiana en el siglo XIX. [Blog digital]. Mayo 19. Recuperado de: http://hdhc.blogspot.com.co/2009/05/manuel-murillo-toro-importante.html 
Lleno, R. (2009). Historia resumida del partido liberal Colombiano. Partido Liberal Colombiano. Bogotá D.C.
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Moreno, M (2008). Manuel Murillo Toro: ¡Educación y libertad en Vida y obra de Manuel Murillo Toro. Cátedra Darío Echandía N°2. Universidad de Ibagué. Ibagué, Colombia. P. 79
Presidencia de la República. ((s.f)). Presidentes de los Estados Unidos de Colombia. Historia [Compilación digital]. Recuperado de: http://wsp.presidencia.gov.co/asiescolombia/euc_20.html 
Torres, Carlos A. Centenario de Murillo Toro. Ob. Cit. Vida y obra de Manuel Murillo Toro. Cátedra Darío Echandía N°2. Universidad de Ibagué. Ibagué, Colombia P. 42

María Victoria Giraldo*
Estudiante de Sociología
Universidad Santo Tomás

 

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ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2017 No. 3

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