A la carta

Mis estimados colegas,

Escribo esta carta mientras le preparo el desayuno a mi familia y leo lo que han escrito en este ejercicio que han denominado red epistolar. Debo confesar que algunas de sus palabras me han parecido conmovedoras y elocuentes, pero, muchas de ellas incomibles.

 

Comprendo que el ejercicio académico ha llevado a la esclavitud de las referencias, filosóficas o literarias, o aquellas que nos parezcan útiles para hacer una gran paella intelectual; para deleitar el paladar o para engañar al estómago. Sin embargo, todavía no se sabe bien si esto de la academia es un huevo duro, un huevo tibio o un huevo poché. Y no es necesario saberlo.

A veces, nos encontramos con angustias que no nos dejan dormir, y aunque digamos que no queremos caer en el “estoy de acuerdo contigo, si tú también lo estás conmigo”, terminamos usando los mismos condimentos para generar otro saber. Somos incapaces de soltar la receta, incluso cuando queremos improvisar para crear un gran plato. Los afanes del tiempo, del trabajo, del formato que hay que llenar o inventar, nos obligan a aferrarnos a lo que ya conocemos, en especial cuando creemos que estamos cocinando algo nuevo.

Otras veces, nos atrevemos a soltar la pluma, como hizo Egó, y asumimos la potencialidad de ser entre las losas de cemento mientras recordamos, narramos o simplemente, nos despojamos del monólogo para caer en un verdadero biólogo: ¡Valientes aquellos que se detienen para expresar sus preocupaciones y pedir consejo a sus amigos; valiente aquel que dio el primer golpe para fracturar el cemento!

Ahora bien, si se me permite continuar con este pluri-logo epistolar, yo diría que la educación, y nosotros como docentes, debemos apostar por lo vital, por sentir, pero, sobre todo, por vivir siendo honestos con nosotros mismos mientras sentimos la lluvia como una forma de resistencia a la sol-ei-dad de la burocracia académica.

Con la barriga llena y el corazón contento,

Dre. Ra.

   

Este proyecto se llama "Cartas para..." El mecanismo es muy sencillo: alguien, cualquiera de nosotros, escribe una carta dirigida a otra persona, invitándola a que le escriba una carta como respuesta, y al mismo tiempo, invitando a otros a que se sumen. Además, si otro quiere responderla también lo puede hacer. ¡Vamos a tejer una gran red epistolar!

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Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2019 No. 12

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