Fabian Eduardo Cajamarca Reyes*
Todo empezó como una noche común entre cervezas, amigos y curiosidad adolescente. Un brownie galáctico comprado en una calle empedrada de La Candelaria prometía un viaje psicoactivo inmediato, pero lo que vino después fue otra cosa: la espera, la frustración, la carcajada inesperada, el delirio compartido y una caminata solitaria por Bogotá convertida en escena surrealista. Esta es la historia de cómo un viaje llegó... pero no cuando lo esperaban.