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Mi gato es un secreto
Daniel Rodríguez Gallego*
Mi gato era un secreto. Era un viciado por el escapismo y la prestidigitación. Objeto de su suplica brincaba por entre los arrabales de mi desorden. Otras veces, en ejercicio de su naturaleza me atacaba. Desmadejado y al tiempo raudo desentrañaba mi oscuridad y la ponía en disposición al juicio, sus mecanismos eran fútiles y al tiempo crueles. Yo inquiría con golpes y patadas, lo desplazaba del dintel y lo escupía de las cobijas. Él respondía quedamente restregando su hocico en mi boca y reposando su trasero en mí pecho ¡realmente quedaba estropeado! Atribulado por mi indiferencia, nuevamente me traicionaba, se ponía de pie hinchado de egoísmo y sin miramientos el eunuco se sentaba en mi cara.