Diario de un prisionero

María Camila Sarmiento Bolívar*

Esto ocurre en Loretia, un país dominado por un gobierno totalitario con "El Observador" al mando, que mantiene en constante vigilancia a sus habitantes e incluso, insiste en espiar sus pensamientos para mantener el orden.

1 de agosto de 2164 Ahora mismo me encuentro arrodillado con miedo de que los guardias me vean, me agarraron en una estrecha callejuela cerca de una de las estaciones del ferrocarril abandonado, no tuve escapatoria y ahora heme aquí, escribiendo esto en un rollo de papel que pude agarrar en el lugar en el cual me ocultaba antes de que me encontraran y estoy usando como tinta mi propia sangre. No sé cómo lograron encontrarme si días antes pude deshacerme de ese chip localizador en el laboratorio de Winston, espero que él haya seguido mis indicaciones o, si no, se encontrará en una situación peor que la mía. Me aterroriza esta situación, no merecía esto, solo buscaba que todos se enteraran de la verdad, aquella que ellos tienen miedo que descubramos, por esa misma razón me encuentro aquí, con frío y sólo, y con un montón de ideas desbordando de mi mente que necesito que sean descubiertas, así que este rollo de papel es mi única esperanza de que se sepa todo lo que sé. 3 de agosto de 2164 Anoche me torturaron, me ataron y me interrogaron, entre golpes, ahogamientos, y electrochoques no les quise decir nada, ni con quién trabajaba ni por qué empecé a buscar todo esto, siempre supe de las cámaras en todas partes, de las drogas que nos daban, de la basura que nos “enseñaban” en las escuelas, si es que el control mental cuenta como una forma de enseñar, siempre respeten al Observador, él lo sabe todo y lo escucha todo, cada movimiento, cada palabra, cada susurro y cada pensamiento. Nunca quise cuestionar nada, hasta que empecé a cuestionarme todo. De pequeño, mis padres me contaban historias de las personas desaparecidas, me contaban que de la noche a la mañana se esfumaban y nunca más se volvía a saber de ellas, supongo que ahora sé porqué era así, pues ahora soy uno de aquellos que buscaron lo que siempre quisieron ocultarnos, pero les cuente o no todo lo que sé, voy a terminar siendo ejecutado o me van a lavar el cerebro a tal punto en el que me conviertan en uno de ellos. 4 de agosto de 2164 Durante las largas horas de agonía a causa de dolor físico por los golpes de la noche anterior, pude dormir profundamente. Soñé con mi madre, una mujer alta, reservada y de movimientos pausados, tenía un magnífico cabello rubio, a su lado, se encontraba mi padre, lo recuerdo más vagamente, como un hombre moreno y delgado, siempre llevando impecables trajes oscuros. Se encontraban junto a mí, disfrutábamos de un popular programa de televisión que pudo existir en la época en la que aún mis padres estaban con vida (o así fue como me la describió mi hermana Victoria). Desearía volver a charlar al menos un rato con ella, pero no la veo desde la vez que nos despojaron de nuestras pertenencias aquella noche de septiembre hace 2 años, nos inyectaron esa porquería que me hace perder el conocimiento y me juntaron con una nueva familia, pero el efecto de la droga sólo duró un par de semanas, ya que lastimosamente después pude recordar a mis verdaderos parientes. A veces me pregunto si hubiese sido mejor ignorar mis deseos de saber más acerca del El Observador y permitirle al tiempo (y a esas desagradables sustancias) borrar mis recuerdos sobre mi anterior vida, quizá así estaría evitándome este suplicio interminable. 6 de agosto de 2164 Desde que llegué aquí nunca me he detenido a pensar en el lugar donde estoy, es una celda pequeña de cuatro paredes, una de ellas tiene una puerta de aleación metálica descubierta en 2058 más fuerte que el tungsteno, en ella hay una pequeña rejilla la cual solo se puede abrir desde afuera y utilizan los guardias para darme un repugnante alimento parecido al pan acompañado con agua tres veces al día, aunque también aprovechan para observar que no esté haciendo nada. Del techo cuelga una pequeña luz y al lado de ella una rejilla de ventilación la cual para mi infortunio es muy pequeña como para que un hombre robusto como yo pueda pasar, sin embargo en ocasiones puedo escuchar gritos y murmullos viniendo ella, su voz me desgarra el alma, probablemente sean de alguien más como yo. Duermo en el suelo, pero estoy acostumbrado a ello, así que no tengo mucho problema, lo único que me inquieta son los rasguños y marcas que hay por todas las paredes y el suelo, hay manchas de sangre y excremento por todas partes, probablemente de prisioneros anteriores a mí, sumidos en la locura y la desesperación por escapar de este infierno. 8 de agosto de 2164 Cada día que pasa me hago más consciente de que el día de muerte se aproxima a pasos agigantados, yo sólo me resigno ante aquella desagradable profecía que yo mismo inventé, pero es evidente que con toda la información que almaceno en mi memoria los servidores de El Observador no se arriesgarán a dejarme con vida. Aunque de todos modos, no entiendo por qué sigo encerrado aquí si ellos se quieren deshacer de mí. De todos modos ahora mismo me estoy muriendo dentro de esta horripilante celda. A veces me siento mareado por la falta de sangre, pero tiene más valor impregnarla en este papel que seguir conservándola en mi cuerpo.

13 de agosto de 2164 Han pasado varios días desde que consigné algo en este papel, tuve varios desmayos y ya no me quedaban fuerzas para escribir algo más, lo único que me motivó fue encontrar una salida de este lugar después de ver algo que no esperaba. Cuando me estaban reclutando a la sala de interrogatorio vi a Winston o a alguien parecido a él cerca a las salas de laboratorio en este lugar, me pregunto por qué estará aquí; seguramente está buscando la manera para poder tener algún tipo de comunicación conmigo. Aún recuerdo cuando conocí a Winston O’Brien, un día de Febrero hace 4 años lo vi por primera vez, fue gracias a Victoria, mi hermana, ella siempre estuvo altamente interesada en saber más acerca del El Observador, siempre buscó la manera de recuperar su memoria y recordar finalmente por qué nuestros padres murieron. Al inicio creí que Winston era un servidor más del absurdo gobierno, pero después de varios meses de arduos experimentos intentando ayudar a mi hermana supe que genuinamente estaba en contra de los ideales de El Observador y empecé a confiar en él. Después de la desaparición de mi hermana él fue la única persona que me quedó cuando estuve completamente solo, lo considero casi como mi hermano, y espero que pueda ayudarme a salir de este lugar. Gracias a su inesperada visita volvió mi motivación para revelar la verdad, así me cueste la vida, lo hago por mí, por Victoria, por la memoria de mis padres, y por todos aquellos que han sido silenciados al igual que yo. 25 de Septiembre de 2164 Todos los días me despierta ese irritable sonido de las propagandas alusivas al gobierno de El Observador, suenan por todos los pasillos de este repugnante lugar y retumba en mi cabeza una y otra vez su famoso lema "La guerra es paz, la libertad es esclavitud, la ignorancia es fuerza". Winston me explicó el porqué de este emblema, eje de el sistema político totalitario en Loretia, con "La guerra es paz" se refiere a que si este país está permanente guerra con el exterior genera que sus ciudadanos estén preocupados por esa amenaza y no haya revueltas internas. Es decir, la búsqueda de un enemigo externo permite la paz y la cohesión interna; con "La libertad es esclavitud" se refiere a que El Estado, a cambio de la entrega de las libertades de los ciudadanos, salvaguarda la seguridad pública, con el paso del tiempo la sociedad esclava habrá perdido la noción de libertad, a lo que generara finalmente personas que no comprenden lo que significa la libertad y serán esclavos fieles de El Observador. Y finalmente, con "La ignorancia es fuerza" indica que una sociedad ignorante que no es consciente de lo que realmente acontece y no es capaz de rebelarse. Por estas y muchas cosas más le agradezco a O’Brien por haberme concedido la libertad mental, aunque ahora me cueste la libertad física.

Hoy me llevaron de nuevo a la sala de interrogatorio, con un intento fallido de que les confesara quién ha sido el cómplice que me ayudó a saber todo lo que sé, pero los golpes y choques eléctricos nunca serán lo suficientemente dolorosos si se tratan de delatar a mi compañero. 28 de Septiembre de 2164 Hoy después de estar rondando por el lugar me llevé una gran sorpresa, encontré un pequeño trozo de papel entre la división de las rejas metálicas de la celda, era un mensaje de Winston, me contaba lo difícil que fue rastrearme para que no lo descubrieran. En el papel había una cinta que sostenía un chip localizador con un pequeño micrófono, supongo que su propósito es poder escucharme. Intento decir cortas frases a través del micrófono cuando no me están vigilando, a veces no tienen sentido pero intento hablar en código para no ser descubierto, espero O’Brien lo entienda. 1 de Octubre de 2164 Nos descubrieron, en la noche los guardias rastrearon el chip de procedencia desconocida de la cárcel, y ya dictaron la sentencia para mi debida ejecución. 4 de Octubre 2164 Desearía nunca haber conocido la verdad sobre el gobierno de Loretia, hubiese preferido haber sido adoctrinado por los ideales de El Observador, y nunca jamás recordar a mis seres queridos. Hoy ejecutaron a Winston, mi hermano sin lazos de sangre, frente a mis ojos, y fue por mi culpa; si él no hubiese intentado ayudarme seguiría vivo, porque yo y sólo yo, merezco la muerte, más bien la necesito ahora, porque ya no tengo motivos para seguir viviendo. **La historia del texto anterior está inspirada en la novela política "1984", escrita por George Orwell.

María Camila Sarmiento Bolívar*
Estudiante de Diseño Gráfico
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y
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ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) abril de 2021 No. 18

 

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