La lucha de percepciones en el deporte

Miguel Adolfo Ladino González*

Asociar la actividad física como significado al deporte es de carácter casi que instintivo, puesto que vemos este evento como el ejercicio físico que desarrollan uno o más individuos; ahora bien, es escasa la vez que entendemos el comportamiento de la lucha simbólica y de poder que están inmersas en el campo de estos ejercicios físicos. Una lucha que en apariencia pareciese inexistente pero que en verdad, constituye la realidad subjetiva en la que cada jugador está observando el evento de su juego; perspectivas individuales que asigna cada individuo sobre los elementos y jugadores que están dentro de su juego.

La vista casi sistémica de la concepción del deporte es interiorizada como la repetición en la ejecución de un juego, puesto que la lectura del deporte tiene claridad en la existencia de reglas y la comprensión sobre la unicidad de cada acontecimiento.

Cuando inicia un juego se creería que empieza “uno” pero en realidad no lo es. Lo que en verdad sucede es la iniciación de una pluralidad de percepciones, ideas y pensamientos que se conjugan sobre cada jugador para actuar frente a los otros, tanto de su mismo equipo como de su contrario.

Un universo de mundos y realidades convergen conjuntamente para el desarrollo del deporte en sí, corresponden a la aglomeración de miradas que entienden la realidad de formas diferentes y conciben su existencia de forma subjetiva. Allí en ese campo, en ese espacio terrenal geográfico, no existe un encuentro en función de un juego; existe un encuentro individual que se enfrenta a otros pensamientos para determinar su posición dentro de un grupo y su nivel de poder dentro del mismo.

Se trata en realidad de un conjunto de acciones que buscan superar el símbolo del otro, cuando el jugador está en el campo y observa a su alrededor, inicia una asignación de posiciones jerárquicas dentro del juego, además, su comportamiento está totalmente regulado por sí mismo, ya que comprende y asigna a su actuar, formas de hacerlo conforme a como está reglamentado que debe ser. Esto lo lleva a comprender y a leer en cada jugador e incluso en sí mismo, la composición que hace a cada individuo ser mejor que el otro y tener mayor mando sobre un mismo campo.

Cada jugador no ve en el otro a un humano “común y corriente”, en realidad construye en  los otros y en sí mismo, un prototipo de características y símbolos que le definen su probabilidad en la forma de juego. Cuando empieza el deporte, el individuo inicia un juego por si solo con la representación creada de su realidad. Lo mismo pasa con cada uno de los integrantes que hacen parte del juego, lo que demostraría que en realidad se enfrentan más jugadores de lo que reglamenta ley; visto desde un deporte como lo es el fútbol por ejemplo, en campo habrían 22 jugadores físicos, pero ciertamente estarían 484 jugadores representados en la unión de la pluralidad de realidades creadas por los jugadores físicos (son 22 deportistas que crean individualmente 22 jugadores, como cada uno tiene concepción distinta de una misma persona, por ello serían más jugadores con respecto a los que están en físico), eso sin contar que la cantidad es mayor, si allí involucramos los jugadores de la realidad que ven los suplementes, hinchas, técnicos y demás personas que tengan contacto con el juego. 

Cuando veamos el próximo encuentro de cualquier deporte, no veremos únicamente hombres y mujeres de carne y hueso que se enfrentan con una sed de triunfo; allí estarán corriendo una tras otra, miles de ideas y pensamientos que buscan un reconocimiento y una posición con respecto alrededor de quienes pertenecen a su campo de acción. Una nueva forma de ver el deporte y de entender la realidad que se vive cuando se practica o se observa, dado que existen factores intangibles que se asumen u omiten pero que realmente están contemplados e interiorizados en nosotros.

Miguel Adolfo Ladino González*

Estudiante de Sociología

Universidad Santo Tomás 

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

 ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades

 ISSN 2619-421X julio de 2018 No. 7

 

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