Juan Sebastián Granados Rodríguez y Nicolás Suárez Riveros*
Setenta y cinco millones de euros, esta cifra lejos de relacionarse con la deuda externa de algún país, un préstamo del FMI o la inversión para alguna mega obra de ingeniería corresponde al valor del pase de James Rodríguez, jugador de la Selección Colombia de Fútbol pagado por el Real Madrid, la suma no ha sido la más grande en el mercado del fútbol profesional europeo, pero si permite preguntarse por este deporte desde perspectivas adicionales al talento de los jugadores.
El pasado año de 2017, ocurrió un hecho histórico dentro del mundo del fútbol, Neymar Jr. fue fichado por el equipo francés Paris Saint Germain por la modesta suma de doscientos veintidós millones de euros, haciéndolo el fichaje más caro de la historia, lo cual es curioso, dentro del ranking de los jugadores deseados, es uno de ellos, pero el primero o el segundo (cosa que se deja para jugadores como Cristiano Ronaldo y Leonel Messi) tienen más aprecio por el público; aun así, las disputas y discusiones parecen no cesar dentro de los fanáticos, discusiones que parecen nunca cesar y con el paso del tiempo, la aparición de nuevos técnicos y jugadores, lo único que hace es prolongarse. Parece mentira a decir verdad, sorprendente cuánto se preocupan los jóvenes por dichas cosas que nunca les competen, que no les afectan propiamente sino es solo una cuestión de gustos. Mientras tanto, al otro lado del mundo, en un lugar mucho más cercano y familiar, los costes del plebiscito para aceptación de los acuerdos de paz supuesto para el 2016 fueron de doscientos ochenta mil millones, cosa que no muchos saben o no les importa saber, y ¿que paso con ese dinero?, tampoco se sabe, lo que sí se sabe es que a pesar de haber invertido aquella cantidad de dinero para saber la posición ciudadana, no ha servido de mucho, añadiendo puntos a un documento que casi nadie a leído o interesa leer, lo cual es aún peor. Se paga para hacer algo y al final no se hace nada, pero no importa, lo que importa es que Neymar o Messi reciben pagos extraordinariamente ridículos por sus “habilidades” en el deporte más campañas publicitarias y demás que sirvan para continuar con el mundo del entretenimiento, mientras que el país en el que vivimos se va a lo que llaman coloquialmente el “garete”, el abismo, y nadie hace nada para evitarlo u remediarlo, o eso parece.
Este texto tiene por tema la indiferencia política que sufre la sociedad juvenil colombiana y que se ve reflejada en la preocupación por el mundo del entretenimiento, más específicamente del fútbol, sus figuras y los resultados de los equipos, lo cual a la final termina quedando en los anaqueles de los medios y el deporte y nada cambia en la realidad; la problemática reflejada es que dicha indiferencia hace que el actuar político y la ética social para con el futuro del país se vea reducida a la próxima película de Hollywood, o, en nuestro caso, el próximo partido de la Champions League; por lo cual, la hipótesis del siguiente texto es porque el actuar político ha dejado de tener importancia frente a otros asuntos tan triviales como el entretenimiento y deporte, la pregunta ¿por qué se le presta más importancia a un deporte y no a la delicada coyuntura política que atraviesa el país?, para dar respuesta a dicha pregunta, estableceremos la ruta de desarrollo a partir de la argumentación sobre los medios, el entretenimiento y el deber social ético conllevan a cada uno de estos factores y su impacto en la sociedad juvenil colombiana.
En un principio, la ética está dirigida a cada persona de manera diferente, pues cada individuo busca diferentes metas a corto y largo plazo, por lo cual, cada persona se enfrenta, conjunto a toda la sociedad, a tomar decisiones para sí mismo que pueden afectar a los demás y aquello puede conllevar a situaciones únicas donde las decisiones prevalecen entre las justas para la sociedad y justas para el cumplimiento de las metas personales. “Prudencia y justicia no siempre son virtudes que entren en conflicto (...) pero tampoco puede decirse que caminen de la mano” (Cortina, 1994, p.26). De esta manera Cortina diferencia los actos de las personas, si bien los prudenciales están estrechamente conectados a lo personal, aquellos justos se refieren a lo social. Pero más importante, según Cortina, existe un Ethos dialógico que de ser usado en sociedad significa una herramienta para resolver problemas que la atañe.
En este sentido, resulta coherente decir que la sociedad se forma a partir de la participación ciudadana y que se vuelve incluso un deber; sin embargo, en un país como el nuestro, con un bagaje lleno de años de corrupción que se oculta a gritos dentro de la nación colombiana, resulta incluso inverosímil el observar a diario que muchos de los ciudadanos a penas se preocupan por la formación del país; esto se debe, claro, a diversos factores latentes en la sociedad, corrupción, falta de confianza y miedo son algunas; aun así uno de ellos, uno de los más fuertes se encuentra en el deporte que alimenta la insaciable bestia del mundo del entretenimiento.
Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares. (Constitución Política de Colombia, 1991)
Ya que la participación ciudadana se ve reducida a lo no haber cambios reales frente a las situaciones cotidianas, por lo cual, satisfacen dicha necesidad de otras maneras.
Al formar parte en la asistencia al estadio, participando activamente de una u otra manera, cantando barras, haciendo “olas” o incluso, entre sus miembros más conscientes, intentar aminorar o refrenar la violencia dentro del marco del deporte; ciertamente, en el mundo del entretenimiento los deportes se hallan estrechamente ligados a la economía, una entrada de ingresos que llevaría a las corporaciones a una nueva frontera usándolos de manera oportunista y por supuesto, de ello también se abastecen los medios que pueden llegar a límites tales como usar las noticias referentes a los deportes para ocultar por un tiempo noticias relacionadas con la corrupción. Un suceso que marcó uno de los acontecimientos más trágicos de la vida pública colombiana fue la toma del palacio de justicia llevada a cabo por el M-19, esto sin duda afectó la forma en cómo la gente de la época concibió la seguridad no solo en Bogotá en donde fue el epicentro de dicho suceso sino a nivel nacional. Hay un acontecimiento que casi nadie conoce y es que mientras ocurría la toma al palacio, por orden del gobierno se decidió pasar un partido que daba inicio al octogonal de la liga colombiana, el partido era entre Millonarios (gran favorito para ganar el campeonato) y el Unión Magdalena mientras el palacio ardía, este partido se transmitió como una orden de la ministra de telecomunicaciones Noemí Sanín silenciando por completo a las radiodifusoras de la época, el fútbol, ese nefasto 6 de noviembre de 1985 fue usado como un instrumento de manipulación que cínicamente el gobierno usó para no mostrar la masacre colectiva del palacio.
Empero, este problema posee dos lados de una misma moneda, por un lado la política, y por otro lado el deporte, y la ciudadanía en medio de ambas; el escritor y crítico George Bernard Shaw dijo una vez:
“La libertad significa responsabilidad, es por eso que la mayoría de los hombres la ignoran”
“El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia: esa es la esencia de la inhumanidad”
Pero la cuestión es ¿Colombia es así?, la respuesta es sí. El país en cuestión tiene una historia llena de corrupción ideas y promesas incumplidas y todo ello junto a una desproporcionada cantidad de violencia. Aun así, durante algún tiempo, la sociedad colombiana se empeñó por trabajar en contra de dichas injusticias, pero después esos esfuerzos se perdieron y aún más con el inicio del nuevo milenio, donde la participación política era casi un equivalente a guillotina. Desde este punto de vista, muchos se dividen al preferir no actuar por miedo o indiferencia, por dicha historia que permanece en la mente y en la memoria y ello desemboca en la pérdida de lo que se busca porque ya no es alcanzable.
La indiferencia es un fenómeno que cada vez se hace más evidente, en la realidad social de nuestro país, la pasividad con que se mira el transcurrir político, religioso, ético y económico de nuestro estado nos hace ver como como una sociedad conformista, indiferente, cínica, donde mientras no toquen mi humanidad nada me interesa, el país se puede ir al limbo “si no se meten con migo, no me interesa. (Maryory Jiménez, 2017)
Aun así, el fenómeno resultante de todo lo anterior es la normalización que la sociedad le da, ¿se acabaron las luchas por los ideales?
Dentro de la necesidad del ser humano está el de pertenecer a algo más grande que él, en poder pertenecer a una entidad que pueda superar sus condiciones, o por qué no, adaptarse para superarse a sí mismo sin salir de esta entidad que lo atrapa, en este caso esta entidad es el fútbol, lo bastante grande y poderoso para hacer que cualquiera entre en sus fauces, de hecho es bastante extraño escuchar a alguien decir que no le gusta el fútbol y que no es hincha de ninguno de los monopolios llamados equipos tales como Real Madrid o Barcelona entre otros, pero por qué se da esto, es gracias a que el fútbol opera como un negocio y los equipos y entidades que la componen son estas entidades superiores a las cuales las personas desean unirse, si esto no es verdad por que el sueño de cada niño es llegar a jugar en el Real Madrid para ser el “próximo Cristiano” o en Barcelona y hacer olvidar a Lionel Messi, pero adentrándose en este ya de por sí irreal sueño es clara la necesidad del ser humano de pertenecer a algo más que lo dañe tanto en su moral como en su ética.
El Real Madrid es el actual campeón de Europa y del mundo en el ámbito de clubes, mientras el Barcelona ha sido el equipo que marcó una época desde el debut del argentino Lionel Messi en 2004. El ranking está basado en el Índice Financiero de Fútbol o Football Finance Index (FFI, por sus siglas en inglés), que se calcula tomando en cuenta cinco variables: activos de juego y fijos, dinero en el banco, una potencial inversión de compra y deuda neta. (BBC, 2018)
Sin embargo, ¿resulta culpable cada persona por la forma en la que entiende el mundo?, resulta extraño dar respuesta a esta pregunta, pues su ambigüedad se presta para muchas respuestas, “depende de la educación”, claro pero dicha educación se imparte desde muchas perspectivas, familiares, educativas, institucionales, formativas y sociales; pero es la aglomeración de las mismas unidas al poder de decisión de la persona en cuanto a su entorno que comienzan a formar al ciudadano en carácter, ahí, implícito está el deber ético y moral del gobierno para con sus ciudadanos. ¿Es malo el entretenimiento?, no, en lo absoluto, el entretenimiento está orientado a distraernos, a quitarnos las preocupaciones de la vida cotidiana, pero solo por un momento, de ser así, viviríamos sin la toma de responsabilidades, tanto personales como sociales solo por el gusto de ver algo que nos gusta ver, y es quizá allí, casi con absoluta certeza, donde la población flaquea. Si bien la mayoría de los países que constatan el primer mundo nos ven como seres incivilizados, no se hallan muy lejos de la realidad; Colombia es un país hecho a medias, por aprovechados por encima de una población inocente, hecho que comprueba la colonización y que no ha cambiado desde hace ya quinientos años, que han aprendido a no prestarle atención a su alrededor porque “hay otra cosas mejores que hacer”, ya sea por miedo, o por lo que llevará a las próximas generaciones sino se cambia el rumbo, por la indiferencia.
En conclusión, la indiferencia que surge en la población colombiana no es algo que haya surgido en los últimos tiempos, pero aun así continúa vigente, y al igual que su recorrido histórico, los factores aledaños, aumentados en los últimos años por los medios de comunicación masivos, siguen usando formas de entretención para mantener a su población alejada de realidad política, permitiendo que el país siga en una espiral ya muy difícil de detener, lo que queda es la educación, no para la economía (que ya de por sí es una pésima idea), no para cumplir con los estándares creados por la sociedad, no, educación para un reto aún más importante y a la que la población a permanecido indiferente por demasiado tiempo, educación para cambiar la realidad.
Referencias
Cortina, Adela. 1994, “Ética de la empresa”, (Ed) Trotta.
Maryory Jiménez, Deycy. 2017, “Colombia respira Indiferencia” Recuperado de: https://www.las2orillas.co/colombia-respira-indiferencia/
Equipo de Redacción BBC. 2018 “El inesperado ranking de los clubes del fútbol mundial que tienen más poder financiero” Recuperado de: http://www.bbc.com/mundo/deportes-42566663
Juan Sebastián Granados Rodríguez*
Nicolás Suárez Riveros
Estudiantes de Comunicación Social
Universidad Santo Tomás
Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X julio de 2018 No. 7