Gustavo Andrés Morales Yagüe*
¡Al carajo Colombia!, ¿Cuál carajo?, si es en el carajo donde estamos, perdón, más allá, un poquito.
El 25 de septiembre de 1828 el ilustre colombiano, abogado y letrado Francisco de Paula Santander junto con su recua de secuaces penetran en el Palacio de San Carlos gritando a los cuatro vientos “viva la libertad, muerte al tirano”, pero… si Santander no estuvo en la nefanda noche septembrina, ¿Cómo así?, perdón, perdón, Santander ordenó, cuerpo ausente, alma presente y como el paráclito divino: omnisciente, observó, escuchó, y sintió en sus manos la sangre de los guardias muertos en el complot…bolívar que de santo no tenía nada, y que según Marx era el “Napoleón de las retiradas” se salvó aquella noche, pero no le ampararía la providencia más de dos años, muriendo en santa marta el 17 de diciembre de 1830… ¿Qué paso con el asesino?, fue electo presidente. “Colombianos, las armas os han dado la independencia, pero solo las leyes os darán la libertad”; premisa que tanta injusticia y esclavitud provee y proveerá, sarta de abogados colombianos, paridores de leyes, se convirtió en costumbre el elegir a los asesinos, pero con nombres distintos, la muerte es el género, el denominativo es la especie: senadores, paramilitares, presidentes, guerrilleros, populistas, católicos… uribes, Ordoñez, santofimios.
La corrupción es una espina en el rosal de la democracia, y como el rosal, esta última, solo sirve de ornato, no ha servido de nada y de nada servirá, sirve si, en pro de unos cuantos, la bagatela inculta del congreso y el fantoche del presidente, la primera de estas instituciones sacras ha producido más de cinco millones de leyes desde su creación, la mayoría de las cuales aún hoy se encuentran vigentes, la segunda, ha hecho lo que bien ha querido dejándose financiar las elecciones por grandes industriales…¿o constructoras?. La corrupción es hoy en Colombia el mayor de sus flagelos, que, aunado a la ignorancia y las ansias vesánicas de paz y guerra, ha dejado el rezago de un porvenir dudoso con reformas inoficiosas y el mantenimiento del órgano estatal criticado, negado, odiado, aunque incólume; las guerrillas han sido reemplazadas por el twitter, y la crítica se resume a un pequeño párrafo que entre más polémico, obtuso, mejor.
¿En qué consiste el fenómeno de la corrupción?, es simple, comienza con una moralidad defectuosa, pero para los presentes efectos se dirá de una moral económica dudosa, y es el menoscabo, aprovechamiento y destinación a unos pocos de lo que en principio pertenece a todos, pero este no es más que una de las formas de corrupción, están por otro lado, las coimas, las concesiones…las reformas tributarias, y en fin todo cuanto implique una ganancia pecuniaria inmerecida e ilícita, ¿Qué más puede esperarse del país de los falsos positivos, el de los senadores paramilitares, el de los presidentes títeres, el de la izquierda burguesa?, nada, la muerte.
Dos inclinaciones políticas se han presentado desde siempre en el país, independientemente del partido político al cual se adhieran se encuentran los de derecha, y los de izquierda, los segundos se han autodenominado abanderados de los pobres, ellos son los populistas, los de la reforma social, los marxistas, los socialistas del siglo XXI, que en cuestiones prácticas no se diferencian en nada en el aprovechamiento de los recursos públicos, aunque se digan a cada momento, cual si rezaran un rosario interminable que son víctimas, y queriendo las victimas mayores, participar en este gran festín donde se rifa a Colombia y se la entrega al mejor postor, ingresan al escenario político las FARC – EP, se desmovilizan, y la razón es que no les basto con el narcotráfico, ahora quieren vías más licitas para enriquecerse.
¿Quiénes son los actores en la trama de la corrupción?; el presidente, el vicepresidente, los senadores, la procuraduría, la contraloría, las gobernaciones, las alcaldías…y, en fin, cualquiera que tenga un mínimo control político de determinada región, puesto que llegar en si a ser investido reviste de todo un engranaje perverso, ¿Quiénes son los afectados? En principio todos, concienzudamente los más vulnerables, a quienes les quitan el pan de la boca y el agua de sus cantaros, ¿pero si no tienen agua, ahora van a tener cantaros?, cántaro en Colombia, como los políticos son cualquier cosa.
La corrupción es una ola que va en aumento, costando al país más de nueve billones de pesos anuales, según un estudio realizado por la universidad externado, los departamentos con más corrupción son: Córdoba, Guaviare, Bolívar, Vaupés y Quindío, cerca del 91% de los empresarios reconoce que subrepticiamente dan dadivas para obtener contratos, y el 58% de los empresarios afirma “si no se pagan sobornos, se pierden negocios” . Pero por ahora hay que centrar el discurso e inclinarse a la izquierda, apoderarnos de la causa proletaria y relatar las historias del nietecito del único dictador de Colombia: Samuel moreno rojas, historias con un toque surrealista, diríase escritas por Breton y pintadas por Dalí, dantescas en su forma, aunque vulgares en su esencia…en resumen, una Popeyada a lo sicario de Antioquia.
Los carruseles suenan en las ferias, su tono alegre dulcifica el alma, sonrisas anegan el espacio, un aura de color rosa invade el ambiente… paz…felicidad… ¡Despierte que ya vamos a llegar!, se aleja el sueño etéreo, de nuevo en la triste realidad, carruseles por aquí, carruseles por allá, no de feria, no con caballitos de mil colores, carruseles de la contratación, y como protagonistas principales otros cuadrúpedos de colores no pasteles, burritos arreadores y aprovechadores, y por sobre todos el burrito que tira y hace girar la rueda, el de las orejas y cola más larga: Samuelito. Corría el año 2008, y el abanderado de los pobres y de la clase menos privilegiada, fiel representante del polo democrático, con pelo grisáceo casi blanco, y con sonrisa de papagayo expectante asumía el control de la capital como su jefe máximo, fantasía que duraría tres años, hasta 2011 cuando se conoce la desviación de recursos de las arcas del distrito a los bolsillos del alcalde, el caso de la 26…los Nule; pero por encima de los que creían y creen que la “corrupción es algo innato en el hombre”, se encuentra la negociación y adjudicación de un contrato firmado entre la secretaria de salud del distrito y la unión temporal de transporte ambulatorio de Bogotá, por la que se le exigió a los contratistas un pago del 10% del valor del contrato que ascendía poco más, poco menos a $67.000 millones de pesos, se acusaba al alcalde de haber negociado tal tasa directa o indirectamente… ¿Por qué lo juzgan, porqué lo acusan?, fue buen negocio, como buen político tomo lo de todos y lo hizo suyo a una tasa no baja, ¡gran negociante!...condenado a 24 años de prisión, interpuestos todos los recursos salvo el de pataleta y apelación a dios padre le resta cumplir la condena y salir dentro del tiempo establecido, tal vez una década menos y disfrutar legalmente el fruto de sus esfuerzos en tanto se congestionan las vías y se embotellan las ambulancias en el recuerdo de una calle 26 ruinosa, y un distrito más pobre. la corrupción se encuentra arraigada a la esencia del pueblo colombiano y no es posible implementar leyes que contraviene tales disposiciones innatas – puesto que el hombre es un lobo para el hombre (Hobbes, T. Leviathan) – y dado que quienes se encargarían de crearlas, son engranes esenciales en aquella maquinaria oscura, pérfida y falaz, que se está devorando a Colombia poco a poco, y que lo ha hecho desde su constitución misma, aunque la tesis de Hobbes aplicada al caso presente sería una salida razonable, no por eso dejaría de ser execrable, fundamentar la corrupción con respuestas filosóficas no es más que una tautología, se necesitan por el contrario acciones intrépidas encaminadas a acabar con aquel monstruo, acciones fuertes que provengan del pueblo, que generen respeto, temor y agradecimiento a la figura estatal, que cambie el precepto del beneficio personal, que se busque el bien común, que se llegue a la sociedad utópica…abandonando la elocuencia de un discurso absurdo, se vaticina por el contrario lo que ha de suceder, como un ave agorera, la corrupción ha de seguir subiendo, los políticos han de seguirse eligiendo y reeligiendo año tras año, lustro tras lustro, década tras década, por los siglos de los siglo, y Colombia una vez más ¡al carajo y más allá!.
Bibliografía
• Tiempo, C. (2018). El 58 % de empresarios creen que sin sobornos se pierden negocios. Retrieved from https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/informe-de-la-universidad-externado-sobre-la-corrupcion-en-colombia-257572
• Tiempo, C. (2018). La 'corrupción creativa' se devora al país. Retrieved from https://www.eltiempo.com/datos/cuanto-dinero-se-pierde-en-colombia-por-corrupcion-169180
• Hobbes, T. Leviathan.
Gustavo Andrés Morales Yagüe*
Estudiante de Derecho
Universidad Santo Tomás
Fotografía "Héroes embalados". Jenny Marcela Rodríguez
Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) enero de 2019 No. 9