Culturalmente estandarizados

Jessica Tatiana Roncancio González*

Todos conocemos la influencia que puede tener algo llamado globalización en nuestro entorno y podemos decir que de alguna manera nos ha afectado, a nuestra sociedad, nuestra economía, política, entre otras. Sin embargo, los impactos que más han recibido atención a nivel internacional con respecto a la globalización han sido los que afectan las interacciones de poder entre países, es decir, cuando el sistema internacional y sus actores se ven influenciados en alguna manera con la globalización, ésta abarca la atención.

Por el contrario, cuando esta liberalización de mercados afecta la cultura de las naciones, teniendo en cuenta su identidad y tradiciones histórico-sociales, no cuenta con la preponderancia que debería tener. Por tal motivo, es importante tratar este tema en cuanto a qué impactos reciben las naciones y cómo se han adoptado los cambios en procesos pluriculturales e interculturales que la globalización ha generado.

Dicho lo anterior, debemos tener claro qué es la globalización, tratándose esta de la evolución del sistema capitalista en cuanto a la liberalización de bienes, servicios y capitales entre países, provocando un nivel de interdependencia mundial, lo cual no quiere decir que necesariamente un país dependa del otro, sino que la situación de uno afecta el otro. Dado lo anterior, ésta tiene implicaciones de todo tipo y ha recibido tanto apoyo como críticas. En cuanto a las influencias positivas, constan de las económicas principalmente, donde se plantea la reducción de costos debido a la rapidez que brindan las telecomunicaciones y los avances en tecnología, además del consecuente aumento de rentabilidades empresariales y la cooperación entre países para participar competentemente en un mercado internacional. Por otra parte, una crítica con bastante preponderancia es la brecha existente entre países desarrollados y en vías de desarrollo, lo cual desencadena en los efectos colaterales de la globalización en términos sociales y culturales especialmente; donde uno de estos abarca la convergencia de identidades culturales a nivel internacional, ¿esto significa que tanto la cultura como la identidad están siendo amenazadas, o es una representación de la evolución por medio del arraigo a la tecnología y el intercambio de culturas por medio de la globalización?

Antes de ahondar en el tema, cabe recordar algunas generalidades sobre los conceptos de cultura e identidad, donde la primera consiste en un “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc” y la segunda es un “conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás” lo que en palabras más simples sería el hecho de adjudicarnos un lugar específico en el mundo (RAE, 2014). Por otro lado, es importante conocer algo en relación a la identidad y la globalización, donde la expansión económica ha propugnado la homogeneización de la cultura y las costumbres tradicionales por medio de las pautas de consumo, generando así una nueva sociedad de consumidores con cada vez más necesidades; lo cual también ha hecho modificaciones en las pautas de comercio, que con su consecuente producción y consumo en masa han ido degradando la diversidad ecológica, cultural, económica y social por la búsqueda insaciable de beneficios que dirige el sistema capitalista y su evolución tecnológica.

Sin embargo, estos grandes cambios que se generan en la cultura a partir de lo comentado anteriormente, no son vistos de la misma forma por todas las personas, ya que algunas consideran que las costumbres van cambiando de acuerdo a la globalización, donde podríamos decir que son principalmente los jóvenes millenials, quienes se identifican con la tecnología y el sentido de independencia y libertad para vivir su vida; pero que en últimas son los más pendientes de las redes sociales, las tendencias internacionales en moda, viajes, productos, entre otros, con lo que sin darnos cuenta, cambiamos nuestros hábitos de consumo, perdemos las costumbres tradicionales que nos identifican como colombianos y el valor de nuestra cultura; en otras palabras, la estandarización de productos a nivel internacional nos ha cambiado la ruana, el sombrero vueltiao, el acordeón, los tejidos, el ajiaco, el agua de panela y la bandeja paisa; por American Eagle, Adidas, H&M, Coca-cola, McDonald’s, Subway, entre muchas otras marcas que han abarcado el mercado a nivel global. Cabe señalar que esto nos asemeja a lo que comentaba Fals Borda en algún momento, al decir que estamos viviendo la cultura de la imitación, donde partimos de la tecnología como eje principal para la difusión de la información de forma inmediata.

Concluyendo, se puede decir que la nueva forma de vivir la cultura es producto de la evolución del capitalismo y que ha sido algo innato de la globalización, sin embargo, hablando en términos de la convergencia de las costumbres e identidades, con respecto a lo dicho anteriormente, estos cambios sí han sido una amenaza a las costumbres, que si bien no se erradican de nuestro territorio, si hemos tendido a olvidarlas. Ahora bien, debemos hacer algo para que no perdamos lo que nos identifica con nosotros mismos, esto significa apropiarnos de nuestra cultura, nuestros valores y todo lo que nos define como colombianos, tener apego a nuestra patria, lo cual podría ser también, aprender del nacionalismo.

Jessica Tatiana Roncancio González*
Estudiante de Economía
Universidad Santo Tomás
Redactora de la sección Univer-Citario

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) enero de 2019 No. 9.

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