(Anuncio de: Adictos a nuestros celulares. Fuente: The New York Times, 2017)
Ana Valentina Martínez Cubillan*
En esta oportunidad, reflejaré brevemente la importancia e implicaciones que el conocimiento científico ha venido generando en la población. Un desarrollo de tal dimensión que ha impactado incluso de forma negativa y radicalmente la sociedad, algo que al parecer no todo el mundo ha determinado.
Para comenzar, es importante aclarar que la Globalización es un concepto bastante amplio pero que, en esta ocasión, es suficiente con definirla como un proceso económico, tecnológico, social y cultural que, entre otras cosas, ha generado una revolución, con la cual se han logrado un sinfín de avances en cuanto al conocimiento científico y tecnológico, así como una interconexión debido a la reducción de barreras, tanto físicas o terrestre, como virtuales.
Vivimos en un mundo donde la digitalización y la estandarización han tomado ventaja, teniendo en cuenta los efectos positivos y negativos que esta última está teniendo en la vida social y cultural. Es decir, así como elimina fronteras, la globalización también crea homogeneización, una cultura universal, provocando una pérdida de nuestra identidad y referencia que nos define. Hoy en día es común escuchar a las personas comprando o haciendo cosas por el simple hecho de que alguien más lo hizo, prescindiendo de si es realmente necesario o si es en verdad lo que queremos. Hace un año, una institución publicó una encuesta realizada en Estados Unidos, en la cual se afirmaba que más de la mayoría de los jóvenes norteamericanos compraban un iPhone por moda y/o porque “todos” sus compañeros lo tenían (Horcajo, 2017).
Los avances -producto de la tecnología- son al mismo tiempo incluyentes y excluyentes. Grandes sectores de la sociedad quedan marginados de ese proceso de globalización, mientras que otros se benefician extraordinariamente. No hay que mirar muy lejos para saber que los progresos de la tecnología, por ejemplo, en el área sanitaria, no llegan de igual forma que en los países ricos, o incluso, dentro de los mismos es evidente una brecha desde la que se muestra que no todos están percibiendo los beneficios de esta. Asimismo, estos avances han sido manipulados para obedecer intereses particulares que en ocasiones han ido acompañado de nuevas formas de riesgo capaces de generar daños incontrolables y efectos nocivos como por ejemplo, la investigación para desarrollar armas de fuego.
No obstante, hay que tener en cuenta que con el paso de tiempo estos conocimientos científicos han dejado a un lado esa tendencia positivista y han intentado acercarse al ámbito social. Una muestra de esto es lo estudiado acerca de CTS, enfocado en comprender la actividad tecnocientífica sin olvidar los factores sociales, es decir, los intereses, opiniones y valores, los cuales usualmente los han tomado como elementos externos llevando así, a un sinnúmero de abusos en la sociedad y el medioambiente.
Actualmente el ser humano ha sido capaz de desarrollar una cantidad incontable de inventos que nos han facilitado la vida diaria, gracias al hombre y el uso de la tecnología muchas enfermedades tienen cura, se han reducido las fronteras geográficas, ha simplificado el trabajo humano, ha permitido que se creen diferentes formas para cooperar con los problemas climáticos, ha permitido comunicarnos en cualquier momento, no has proporcionado una variedad de productos y nos ha brindado comodidad; sin embargo, como mencionaba anteriormente, no todo es positivo. La tecnología y las telecomunicaciones están creando una juventud absorbida por lo material, por esos productos fruto de la ciencia y está volviendo en cierta forma egoístas a las personas, nos estamos convirtiendo en una sociedad sin sentimientos, sin valores. Parada (2017) afirma: el hombre es cada vez más narcisista e individualista.
En mi opinión, estamos tan inmersos en este mundo digital que nos olvidamos sobre qué está pasando a nuestro alrededor. En el mundo real alguien puede estar sufriendo un accidente y el 90% de personas a su alrededor solo están preocupados por grabarlo y ser el primero en subirlo. Nos estamos olvidando de pensar críticamente, la tecnología, a pesar de los avances y conocimientos que nos proporciona, está volviendo a las personas perezosas y hasta en un punto negligentes “para qué necesito pensar si puedo buscarlo en internet y copiarlo”. Algo que sinceramente me parece bastante grave, ya que ahora lo vemos como un simple hecho, pero realmente nos afecta a todos, nos quejamos de la corrupción y de que el país no avanza, pero qué podemos esperar de un profesional que se graduó de esta forma. Esta es una de las tantas razones por las que hay miles de doctores, abogados, políticos que a pesar de tener un título no han hecho más que ejercer de forma ineficiente y negligente.
Para concluir, lo que se busca tampoco es dejar la tecnología a un lado y hacer como que no nos afecta, porque de hecho es nuestro futuro y lo ideal sería formar ciudadanos críticos, que no sean conformista, capaces de participar en las decisiones y efectos sociales que genera la ciencia. “Solo la existencia de una población culta en relación con estos temas puede garantizar un control efectivo del desarrollo tecnocientífico”. A su vez, evitando que esta nos consuma y nos convierta en personas solitarias. Debemos aplicar la alteridad, preocuparnos por el otro, dejar la indiferencia y el egoísmo a un lado. Dejar de ignorar lo que está pasando a nuestro alrededor, no ser una sociedad excluyente y comenzar a preocuparnos por cómo afecta e influye la tecnología en la realidad social.
Referencias
Horcajo, J. (2017). ¿Por qué prefieren los jóvenes un iPhone? Esta es la verdad. Applésencia. Recuperado de: https://applesencia.com/2017/04/por-que-los-jovenes-prefieren-un-iphone
Marraud, E. (2017) Globalización y avances tecnológicos: Internacionalización. HOW2GO. Recuperado de: https://h2gconsulting.com/how2go-curiosidades/globalizacion-y-avances-tenologicos-internacionalizacion/
Osorio, C. (2011). Ciencia, Tecnología y Sociedad. España, Asturia: Grupo Editorial Norte. Recuperado de: http://depa.fquim.unam.mx/amyd/archivero/CienciaTecnologiaySociedad_22867.pdf
Parada, J (2017). Antropología del cuidado. Bogotá, Colombia: Ediciones USTA
Ana Valentina Martínez Cubillan*
Estudiante de Negocios Internacionales
Universidad Santo Tomás
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ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2019 No. 11