Un barrio con sucesos

Johan Sebastián Vargas Alfonso*

El protagonista de esta crónica es el barrio Casablanca-Suba y los más relevantes sucesos que se han desde su conformación hasta el día de hoy, cambios que de no ser por la determinación de cada uno de su pobladores no hubieran sido posible; partiendo de la premisa de que es un barrio casi desconocido para la mayoría de personas pero que sin embargo tiene una trayectoria marcada por distintos eventos significativos para quienes han crecido allí, tomando en cuenta este sentido de pertenencia por cada uno de sus habitantes también se incluyen testimonios de algunos de ellos, que le dan un sentido más humano a lo que muchos consideran solo casas y calles distribuidas al azar.

El barrio Casablanca norte ubicado en la localidad de Suba, quizá uno de los menos conocidos de la ciudad de Bogotá, hogar de docenas de familias, ha visto crecer y pasar por sus calles varias generaciones de habitantes que recuerdan como ha sido su proceso para convertirse en lo que conocemos hoy en día.

En sus orígenes era tan solo un conjunto de haciendas y terrenos los cuales abarcaban grandes cantidades de tierra, que con el paso del tiempo debido a la elevada demanda de vivienda por familias provenientes del altiplano cundiboyacense desaparecieron; siendo entonces la hacienda Casablanca la primera en ser objeto de loteo alrededor del año 1950 (de allí el nombre del barrio) tiempo después lo mismo sucedió con otras haciendas que poco a poco fueron dando paso a la urbanización. Ya entrados los años sesenta se comenzaron a construir las primeras viviendas y linderos de vías, que por sus materiales básicos como lo eran la madera, el adobe y el zinc podían evidenciar el nivel económico de los primeros pobladores, debido a la falta de fuentes de abastecimiento de agua y servicios públicos surge la llamada junta de mejoras, que de una forma u otra permitía la participación, y en ese entonces era dirigida por el primer y más memorable líder: José Ignacio García, estableciendo como una de sus primeras premisas impulsar el desarrollo a través de los servicios públicos domiciliarios, de esta forma y gracias a los conocimientos de la mayoría de los habitantes sobre la construcción, la plomería y el trabajo pesado se pudieron construir las primeras casas con estructuras estables, gracias a ello y al sentido de pertenencia y propiedad por parte de estas personas se logró implementar los servicios públicos fundamentales y para 1961 ya se contaba con una red de acueducto.

Ya con la estructura principal del barrio, el desarrollo tenía que avanzar de forma creciente y continua asumiendo esta labor el señor Jorge García y su esposa Stella García que gestionaron la realización de obras de carácter público como lo son: el salón comunal, la iglesia santa cruz y el colegio concentración de Casablanca (conocido hoy en día como Colegio 21 ángeles); además la implementación de los primeros trabajos sociales, recreativos y culturales; la población del barrio fue creciendo más y más hasta el punto que se hizo necesario el cambio del servicio de energía, que constaba de conexiones a postes de madera utilizando cable dulce, dando paso a una red eléctrica legal y segura.

En el año 1970 se hizo realidad el mejoramiento de las vías pero no se contaba con una pavimentación optima, un año después la junta de mejoras cambio su nombre a junta de acción comunal al obtener la personería jurídica, de esta forma se logró gestionar la pavimentación de vías de acceso principal como lo eran la carrera 66 y la carrera 71 (hoy con las nuevas nomenclaturas carrera 76 y 81), dice Luis Enrique Vargas, uno de los tantos habitantes que creció en este barrio

“Los primeros trabajos de pavimentación del barrio los hicimos nosotros, claro con recursos del gobierno pero la mano de obra fue nuestra”.

En 1989, 19 años después se vio la necesidad de comunicar el barrio y la localidad con el resto de la ciudad dando lugar a la construcción de la Avenida Suba, que incluía el conocido puente de la virgen que pertenece al barrio, alrededor de esta construcción según la señora Mery Ramos habitante del barrio hace más de 50 años

“cuando se empezaron todas estas construcciones se hizo muy popular un mito sobre un tunjo que protegía un tesoro antiguo de los indígenas, por eso muchos no estábamos de acuerdo con estas renovaciones pero al fin y al cabo fue muy bueno para la movilidad de nuestro barrio”.

En este mismo año fue donado un terreno de 16.000 metros cuadrados por el señor Emilio Urrea para la construcción de un parque público, que en sus inicios era muy básico pero cubría las necesidades de un espacio para la recreación, por ello se nombró el parque en honor a él.
Alrededor de 1998 en el puente de la virgen se desarrolló un mural titulado “encuentro entre dos mundos” en conmemoración a los 500 años del descubrimiento de América, mostrando distintos escenarios desde el conflicto entre los indígenas y conquistadores, los cambios sociales y el reconocimiento de la multiculturalidad; este mural contribuyo a la herencia cultural del barrio Casablanca ya que al reunir varias técnicas como la metalurgia, la escultura y el muralismo eran llamativos para todas las personas del común.

El último gran cambio de Casablanca incluye la remodelación del parque Emilio Urrea por parte de la alcaldía de Bogotá que fue catalogada como un súper parque y que luego de casi 20 años de gestiones por diferentes equipos de juntas de acción comunal se ha hecho una realidad, el objetivo de su construcción era cubrir casi todas las necesidades recreativas de la comunidad contando con una cancha sintética, canchas mixtas, un gimnasio, vestiers, una cancha de tenis y zona verde, estos últimos recuperados de un conjunto aledaño que se había apropiado de gran parte del terreno.

Casablanca un barrio no muy conocido para la mayoría de personas pero que contiene grandes cambios e historias que merecen ser contadas y recordadas por la unión, perseverancia, iniciativa, ganas y fuerza de cada uno de sus habitantes que han aportado en su desarrollo.

Johan Sebastián Vargas Alfonso*
Estudiante de Contaduría
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2019 No. 11

 

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