“La verdad que se le quiere contar al país es siempre la de los vencedores, no la de los perdedores, población vulnerada en toda su dignidad humana. La verdad desde la que yo trato de acercarme es la de las víctimas, esas personas que han estado perdiendo constantemente y que están cansadas, pero que en muchos casos buscan regresar a su tierra para reconstruir sus vidas y vuelven a sembrar en lugares donde muchas veces recogieron sus muertos”. Jesús Abad Colorado.
Ana María Riveros Enciso*
Aquel era un lindo día, era pasado el mediodía del 17 de Agosto y aprovechando que tenía el día libre decidí ir a la exposición "El Testigo", un fotoreportaje de Jesús Abad sobre el conflicto armado en Colombia. Era domingo y un sol rodeado por algunas nubes cubrían el cielo, conduje cerca de 50 minutos mientras diversas preguntas venían a mi mente: ¿Cómo será la exposición?, ¿Quién es Jesús Abad? ¿Será muy larga?, ¿serán imágenes muy fuertes?. Estacioné en un parqueadero cercano al Claustro de San Agustín y caminé aproximadamente tres cuadras hasta llegar a mi destino, ubicado frente a la Presidencia en la calle 7ª con Carrera 8ª en el icónico barrio la Candelaria. El Claustro era una casa de estructura colonial de dos pisos color blanco adyacente a la imponente infraestructura de la casa del Presidente y frente al Ministerio de Hacienda.
Al entrar, bajé una rampa hasta un pequeño café francés donde compré un capuccino, me distraje un momento cuando una mujer discutió con el barista porque el café que le entregaron no estaba como lo había pedido, refutó cerca de 15 minutos por el percance y aunque le ofrecieron cambiarlo ella se negó. Terminé de comer y todo estaba listo, mi celular, mis audífonos y toda mi atención estaban dispuestos para iniciar el recorrido. Unos metros a la izquierda de la cafetería está ubicada la recepción, la joven encargada de la seguridad de forma respetuosa y sonriente me indicó el camino que debía tomar "subes la escalera y la exposición está distribuida en cuatro salas, en respectivo orden de izquierda a derecha, está permitido que grabes y tomes fotos, bienvenida".
Vi un jardín central rodeado de las diversas salas del museo y a la derecha una escalera de madera oscura; mientras ascendía una foto gigante de una mujer apareció frente a mí, ella de cabello negro, con la cara pintada del mismo color y una expresión de tristeza sostiene la foto de un hombre desaparecido, es la primera foto de Jesús Abad. En el segundo piso una pirámide de papel periódico simulando el tronco de un árbol es lo que primero llama la atención, la escultura llamada "Nómadas" creada en 2014 por Miler Lagos decora el centro de la primera sala. Admiré la obra unos minutos y continué por la habitación, el objetivo inicial del recorrido era poder grabar mi reacción al ver la exposición, pero poco a poco me fui quedando sin palabras… sentí que contemplar las imágenes en silencio era lo mejor que podía hacer, de ahí en adelante el único ruido existente era el de las pisadas de los visitantes sobre el piso laminado del salón.
Decenas de fotografías colgaban de los muros, las peores masacres vividas en 60 años de guerra estaban allí expuestas, Bojayá, Mapiripán, Urabá, Granada, entre otras. Jesús capta los instantes posteriores a los ataques, personas llorando, casas deshechas, familias desplazadas, muertos, bosques y riachuelos destruidos. Escenas de terror que seguramente ninguna de las personas presentes en aquella sala ha vivido en carne propia.
Luego de unos minutos llegué a esta imagen, tomada posterior a la matanza de 19 campesinos en Mapiripán, Meta en Mayo de 1998; una madre con su hija y una pollita. No es fácil describir lo que sentí, me conmovió de inmediato y se humedecieron mis ojos; esta fotografía era la mejor representación de las víctimas de la guerra: adultos, niños y animales. Por un lado la tristeza y desesperanza de una madre, por el otro, la inocencia de los niños combinada con la dependencia de otros seres vivos.
Las imágenes seguían contando la historia de miles de colombianos víctimas de violencia desenfrenada, décadas enteras de enfrentamientos entre diversos grupos al margen de la ley y el Ejército. Los Paramilitares, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) son algunos de los grupos armados más reconocidos y de mayor renombre en estas masacres.
Entre más avanzaba el recorrido mayor era mi enojo hacia el gobierno y sus fuerzas armadas, ¿cómo era posible que se permitiera tanta violencia contra personas inocentes? Como hija de un oficial del Ejército sentí repulsión por toda la institución, es entendible que los “malos” sean malos, pero no tiene ningún sentido que los “buenos” también actúen como villanos.
La última parte del recorrido cambió el dolor por algo de esperanza, fotos de centenares de colombianos marchando y promoviendo el perdón y la reconciliación. El blanco era ahora el color prevalente, una representación de lo que en el fondo todos deseamos, la paz para cada uno de los habitantes de este lindo país.
El recorrido terminó y me quedé en el pasillo del Claustro cerca de 15 minutos observando cómo los otros visitantes recorrían la exposición, era interesante analizar cómo las reacciones variaron dependiendo la edad de cada uno de ellos. Los más adultos veían las imágenes con respeto y algunos con dolor, los más jóvenes, principalmente estudiantes de colegio, recorrían las fotografías más por obligación que por voluntad propia.
Salí del Claustro y emprendí camino a mi casa. "El Testigo" generó un fuerte impacto en mí, los sentimientos experimentados durante las dos horas que estuve allí fueron tan diversos como las emociones representadas en aquellas imágenes. Tristeza, dolor, rabia, impotencia, asco, culpa, algunos momentos de alegría; en conclusión, un revuelto de todo a la vez.
Lamenté que la exposición no tuviese mayor difusión, ya que sería fantástico que toda persona residente o visitante de Bogotá asistiera a verla. Sin embargo, lamenté aún más que no sepamos valorar lo que tenemos, Jesús Abad captura el flagelo de miles de familias y nosotros preocupándonos por un café descafeinado.
**Imagen tomada del álbum El testigo. Memorias del conflicto armado colombiano en el lente y la voz de Jesús Abad Colorado de Patrimonio Cultural U.N. https://www.flickr.com/photos/dirculturaun/albums/72157677530182887/with/32582624207/
Ana María Riveros Enciso*
Estudiante de Ingeniería Industrial
Universidad Santo Tomás
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ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2019 No. 12