María, llena eres de gracia



María Fernanda Páez Villalba*

La mañana del 31 de marzo del 2020, entre la carrera 17 y la 24 de la avenidas Caracas, en el barrio los Mártires, amaneció muerta María del Rosario Ortiz Ortiz, el frío asfalto de las autopistas bogotanas cerró los ojos para no ver el rostro de esta mujer, “Rosarito” como la llamaban sus amigas, celebraría su cumpleaños número 34 el mismo día que sus ojos se cerraron para siempre y se convirtió en un número insignificante dentro de las listas estadísticas del instituto de medicina legal, pero ella no es una mujer ordinaria.

- ¡Rosarito era una santa! Ella no era una vieja cualquiera de esas que andan por ahí sacándose fotos dándole al pobre para que le den un like en el Facebook, ¿Si me explico? Nunca en este sector se atrevió a asomarse por aquí ninguna o interesarse por nosotras, pero a ella sí le importábamos, vea señorita, le digo que a ella la tienen es que canonizar-Termina con nostalgia María del Pilar- quien hace seis años conoció a María del Rosario, eran amigas, a menudo asistían a reuniones, fiestas y talleres de arte de la alcaldía, sus caminos se cruzaron en una integración social agendada por el personal a cargo de realizar obras de inclusión a comunidades en riesgo, impulsado en la alcaldía de Gustavo Petro, las trabajadoras sociales, enfermeras, psicólogas y médicas ofrecen sus servicios a mujeres que se encuentran en condiciones precarias, motivo por el cual no pueden acceder al sistema de salud. “Pili”, como la llamaba cariñosamente Rosario, se acercó por primera vez a quien sería su gran amiga por seis largos años, en un evento especial celebrado precisamente el día 31 de marzo del año 2014, Pilar nos cuenta que esta mujer tenía una voz poderosa, un poco delgada y gangosa, pero cuando ella hablaba el auditorio guardaba silencio, como si su sola presencia inspiraba respeto.

-Me acuerdo de que, todo comenzó porque yo quería la fresa de una torta que estaban repartiendo las enfermeras, Rosario se conocía con una de ellas y se las arregló para conseguir la mitad de esa fresa, la otra mitad la cogió para ella -Recuerda Pilar entre risas y el inevitable nudo en la garganta de quien conoce el destino de su mejor amiga- “¡Qué tal está atrevida!”, pensé, comiéndome la media fresa que me dio, pero por dentro estaba que lloraba porque hacía años yo no me comía una cosa de esas, concluye mientras se seca las lágrimas con el borde de su chaqueta de jean.

María del Pilar García Lara tiene actualmente 35 años, no terminó el bachillerato porque en su colegio sufría constantes burlas por parte de sus compañeros y, atravesando su adolescencia, con toda la rebeldía e inseguridad juvenil dejó sus estudios para dedicarse a tejer manillas, había aprendido cuando tenía 13 años en una clase de la escuela. Su forma de hablar es propia de las personas más humildes de esta ciudad, a menudo utiliza jergas, dichos y malas palabras para expresarse mejor, tiene el dichoso “acento gamín” y lo luce con orgullo, dice que lleva al barrio en las venas, que ha aprendido a vivir con cosas peores que las miradas despectivas de la gente.

A eso de las 11a.m llega un carro de medicina legal a levantar los restos de Rosarito, los transeúntes pasaban al lado de su cuerpo como si de una mancha en el piso se tratase, los agentes de medicina legal llegaron acompañados de un solo policía cuya función era retratar vagamente los hechos en un formato de la fiscalía, el oficial Escobar no luce nada sorprendido o conmocionado con el estado del cadáver que alberga unas 15 balas en su interior, “Esto es lo usual, el pan de cada día por aquí” Dice el uniformado sin una gota de sorpresa en su rostro, contó que en los cinco años que llevaba rondando la zona, las muertes violentas de mujeres como ella suceden todo el tiempo, cuando dice “mujeres” deja entrever una sonrisa burlesca, pues el oficial Escobar “no simpatiza con estos mariquitas con falda”, como él mismo se refiere a las mujeres transexuales, afirma además, sin duda alguna, que el trágico final de Rosario se debió a algún cliente molesto o a una pelea por un novio con alguna de sus colegas, todo el tiempo es evidente su intención de mofarse de la identidad de género de Rosario.

MARIA DEL PILAR: Vea señorita, ella no debió morir como una de nosotras, ella no pertenecía a este mundillo ¿Si me entiende? ¡Ella no era una puta! Nunca lo fue, Rosarito era una santa, debía morirse de vieja en un hospital bonito, no en una calle de estas llenas de basura y mierda. Pilar rompe en llanto y entra en profunda conmoción al saber de las palabras del oficial Escobar, dice que a todas ellas no las bajan de prepagos o sucias.

Efectivamente María del Rosario no era una trabajadora sexual, era una lideresa social que luchaba por los derechos de las mujeres trans de Bogotá, obtuvo un beneficio de inclusión en la universidad distrital donde finalizó sus estudios en licenciatura en biología, su heroína era Brigitte Baptiste, pero su laboratorio no eran los páramos ni las reservas naturales, pues dedicó su corta vida a sacar de las calles y el trabajo sexual a mujeres trans que, a diferencia de ella, no contaron con oportunidades. Se integró a la agenda LGBTIQ+ con la intención de llegar a estas mujeres vulneradas para poder ofrecerles una alternativa de vida distinta a la prostitución, Pilar afirma que Rosarito rescató a 19 mujeres trans, y hasta más, de esa vida, entre esas se encuentra ella misma. La fiesta en la que se conocieron se hizo para celebrar el cumpleaños de Rosario y el día de la visibilidad trans, que curiosamente coinciden el mismo día, ese día la fresa del ponqué era para la cumpleañera pero ella la compartió con sus familiares, porque su familia eran ellas, las mujeres trans a las que dedicaría su trabajo y por las que, posteriormente, perdería la vida.

MARÍA DEL PILAR: Yo nunca me imaginé que celebraría el cumpleaños de Rosarito en un velorio, siempre pensé que cuando ella decía que “para estas cosas uno tenía que dejar la vida por la causa” era un dicho nada más, yo le decía “niña no diga esas cosas” pero ella lo decía de verdad, ¡Ella merece que el Papa la vuelva una Santa!, mientras los curas nos echan agua caliente para sacarnos de sus iglesias, ella nos devolvió la esperanza y nos sacó de las calles, siempre me decía que yo hacía manillas muy bonitas y yo nunca le creía, obviamente no puedo vivir solo de esto, dependo de otras cosas, como vender dulces y sopas de letras, pero jamás regresaría a las calles porque le prometí a Rosarito que no lo haría, aunque sin ella la cosa va ser difícil, nadie da un peso partido por la mitad por nosotras, somos un estorbo para todos pero aquí vienen a consumirnos.

Según las cifras, desde el 2015 han sido asesinadas más de 560 personas transgénero en Colombia (Revista Semana, 2019), el 90% de los casos son por motivos de discriminación e intolerancia, las personas trans tienen una expectativa de vida menor o igual a 35 años, tienen índices de suicidio tres veces más altos que las personas cisgénero y casi el doble de las personas homosexuales, son el sector poblacional con más números de casos de VIH. Las empresas se niegan a contratar personas transgénero, por lo cual, se ven forzadas a adentrarse al mundo de la prostitución para sobrevivir, sufren más violencia que las otras trabajadoras sexuales, sus principales agresores son los policías que a menudo las linchan y las abusan sexualmente, adicionalmente, muchas de ellas han muerto a las puertas de un hospital que se negó a prestarles servicio, únicamente por su identidad de género, el 31 de marzo se celebra el día de la visibilidad trans, los DDHH también son derechos trans.

 Referencias

Revista Semana. (2019). Colombia, segundo país de América Latina donde son asesinadas más personas LGBTI. Septiembre 08 del 2019. Recuperado de: https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/colombia-segundo-pais-de-america-latina-donde-mas-son-asesinadas-personas-lgbti/627007

María Fernanda Páez Villalba*
Estudiante de licenciatura en Filosofía y Letras
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y
no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2020 No. 15

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