El campo

Sebastián Sons Salamanca*

Llega enero, preparo mis maletas para viajar a la Plata, Huila en compañía de mi padre donde fue criado durante toda su infancia hasta los 18 años. Salimos a las 2 am de Bogotá para estar llegando a las 10 am, al entrar nos saludan los perros batiendo la cola de una forma muy alegre; por el sonido del carro, mis tíos salen a saludarnos y a darnos la bienvenida, nos hacen el desayuno, después hablamos con ellos para saber en qué trabajo les podemos ayudar en la finca. Allí hay cultivos de yuca, plátano, café, maíz y guanábana. Después de hacer nuestro trabajo en los diferentes cultivos, nos dirigimos a almorzar; descansamos media hora para seguir trabajando, luego nos espera un baño con agua caliente para finalizar nuestro día con la cena. Al día siguiente me despiertan a las 6 am para ordeñar las vacas, con la leche hacemos cuajada y pan, luego mi tío me pide que lo acompañe para coger café, agarramos dos bultos, lo descerezamos en una máquina, luego lo ponemos a secar al sol y por último lo colocamos otra vez en el bulto para ir a venderlo al comité de cafeteros de Colombia que queda en el pueblo; por la tarde hago el almuerzo en compañía de mi tía, pasado el tiempo decido ayudar a mi otro tío a podar las hojas de la mata de plátano para que no se seque por completo.

A mitad de año regreso a la finca, en junio, para celebrar la fiesta de San Pedro con la familia de mi papá. Una de las bebidas tradicionales del pueblo es el guarapo, está preparada con caña, en los siguientes días nos dirigimos al pueblo para observar el desfile de las reinas, el de las bandas de los borrachos y por último el de los caballos. Para mí el campo es la mejor forma de cambiar de ambiente en caso de que estés en una etapa en la que no puedas pensar, analizar o asimilar las cosas; la naturaleza nos brinda un aire libre que nos ayuda a liberar nuestra mente de los problemas personales o del trabajo.

En el mes de diciembre usualmente acostumbramos ir a la finca para acompañar a mis tíos y ayudarles en las actividades de campo que les corresponde hacer en el terreno que les heredó mi abuelo paterno; en el transcurso del tiempo han sacado adelante las dos fincas, una queda ubicada cerca al pueblo de San Andrés y la otra unos kilómetros más allá. Después de que falleció mi abuelo paterno ellos le dedicaron todo el tiempo a trabajar para producir los diferentes alimentos como el plátano, la yuca, la guanábana, el café, etc. El hecho de vivir en el campo es muy satisfactorio porque aprendes a realizar las diferentes labores como fumigar, sembrar, podar y abonar; esto ayuda a comprender todo el trabajo que realizan los campesinos para que haya una buena cosecha y producción de los diferentes cultivos. Para mis tíos siempre fue importante mi abuelo porque gracias a todo lo que él les enseñó, ellos son ahora unas personas que dan ejemplo a los más jóvenes para que se den cuenta que el campo es vital en el aspecto social y económico.

Vuelvo a viajar para la finca en enero de 2019 para acompañar a mis tíos, llego a las 6 am al pueblo, mi tío Jorge me va recoger para llevarme a la finca y empezar a recoger agua de la quebrada para poder llenar la bomba para fumigar el cultivo de café. A las 12 m almorzamos para recargar energías después de trabajar 2 horas; en la noche voy a echar veneno a las hormigas. En los otros días mi tío me pone a podar las ramas de la guanábana a lo ancho para que no intervenga el crecimiento del plátano que está sembrado a un metro; luego voy a darle suero de leche a los cerdos y, por último, voy a pescar al lago con mi otro tío. Al día siguiente mi tío decide enseñarme a manejar la guadaña para aprender a podar el pasto.

El fin de semana me dirijo al pueblo para comprar más abono que necesita el cultivo de guanábana para que produzca una excelente cosecha para final de mes; después de un tiempo en compañía de mi tío nos dedicamos a coger una buena cantidad de maíz para vender en la plaza de mercado. Después de volver del pueblo voy a cortarle las hojas secas del plátano para que le crezcan más; a la siguiente semana me voy a San Andrés para recoger naranjas en la huerta de mi tía para hacer el jugo del almuerzo; aparte de eso le ayudo a colocar la cerca que divide el terreno de ella y el vecino. En el transcurso de la tarde voy a coger café especial geisha, que es reconocido por su gran altura y tamaño de la pepa, en algunas ocasiones era difícil atraparlas porque en la parte en que estaba sembrada estaba demasiado inclinada. En la noche acompaño a mi tío para ir a pescar unos cuantos peces que suelen salir a comer al borde del lago.

Yo decido sembrar mi propio cultivo de café especial bourbon rosado en una parte del terreno de mi padre. Con la ayuda de mis dos tíos nos dirigimos al pueblo para comprar las matas necesarias y más abono del que ya teníamos para que nos alcanzara; fuimos buscando más trabajadores para que nos ayudaran con el tema de la siembra, ya que éramos nada más tres personas y eran 3000 matas que debíamos sembrar, es decir, sin ayuda no alcanzábamos a terminar a tiempo; cuando recién empezamos a trabajar en ello nos costaba acostumbrarnos al sol tan picante que había en ese momento. En los otros días ya no nos costaba trabajar, así que nos rindió, además con los tres trabajadores que había contratado mi tío terminamos en una una semana y media. Unos días después empezamos con otro proyecto que era sembrar injertos de guanábana, para que después de seis meses ya tuviéramos el cultivo produciendo esa fruta tan exquisita y compuesta de vitaminas importantes para las personas de tercera edad. Después de hacerlo, compramos unos 20 injertos de limón Taití para que los demás cultivos tuvieran la suficiente sombra.

En junio teníamos otro proyecto planeado con mi tío para empezar a sembrar más mango para venderlos en las plazas de mercado del pueblo; adicional a ello, también le propuse la grandiosa idea de sembrar naranja en un lote que faltaba por sembrar. Más adelante me dediqué a sembrar unas matas de aguacate común en una parte que quedaba cerca de la finca, en caso de que algún día hiciéramos alguna comida típica huilense, en julio mi tío me comenta que quiere comprar una máquina para cortar más fácil el pasto para darle de comer a las vacas en vez de seguir guadañando el pasto desgastándose la espalda y las manos al estar cargando la máquina dos horas, en fin, a mí me correspondía madrugar a las 6am para llevar del potrero al corral, para ordeñarlas y finalmente darles de comer por la tarde.

En diciembre de 2019 decidimos empezar a sembrar yuca en la finca de San Andrés para tener variedad de cultivos sembrados; a la mitad de mes tomo la decisión de devolverme para la otra finca para ayudarle a mi tía a colocar el corral de los cerdos para que no estén rondando alrededor de la finca, ya que por esa zona suelen robarse los animales. En todo este tiempo la finca ha sido auto sostenible debido a la gran cantidad de terreno y cultivos que hay; aparte de eso es muy importante recalcar que los animales también contribuyen con el sostenimiento económico, para tener una segunda opción para generar ingresos, en caso de que los cultivos no estén dando lo suficiente. En este tiempo le planteé la idea a mi papá de mandar a construir una casa en la finca de San Andrés para que cuando viajemos en enero, junio y diciembre, tengamos nuestras propias cosas, aparte de esto me di cuenta que el tema de tener una finca no significa nada más tener cultivos y animales para poder subsistir sino que en realidad debes conocer primero cómo es la vida del campo antes de estar criticando a los campesinos porque gracias a ellos las personas de la ciudad tienen el suficiente alimento.

Desde la primera vez que me llevó mi padre al campo me ha gustado el hecho de convivir con diferentes personas que desde pequeños han sido berracos, dedicados y responsables respecto al excelente trabajo que hacen para que todo esté en orden y no solo por esto me llama la atención, si no por todo lo que piensan las personas de la ciudad respecto a que los campesinos no merecen el precio que ellos ofrecen, porque en realidad no saben qué significa trabajar bajo el sol picante y realizar las actividades agrícolas para tener una buena producción de los cultivos para sacar adelante a su familia vendiéndolas en las plazas o supermercados. En un futuro me gustaría irme a vivir al campo, claro después de que termine mi carrera y tener un trabajo estable; esto lo haría por decisión propia porque de por sí prefiero vivir más en el campo que en la ciudad, así me doy cuenta de la realidad que viven los campesinos día a día; aparte de eso, me gustaría vivir el resto de mi vida como lo vivió mi abuelo paterno, gracias a todas las anécdotas y momentos que vivió con mis tíos me hace pensar que el campo es mi lugar así no hubiera nacido allí. Aparte de todo esto, siempre he soñado con vivir en un lugar en el que me sienta tranquilo, libre y en paz.

En conclusión, al escribir esta crónica me gustaría sobresaltar todo lo que el campesino hace para poder subsistir con los cultivos sembrados en Colombia, vale la pena recalcar porque es importante todo el trabajo que hacen los campesinos al implementar y repartir diferentes terrenos para sembrar frutas y verduras variadas dependiendo de cómo esté el suelo, el clima, etc. Aparte de hablar sobre el tema del campo es importante dejarle claro a toda la sociedad que el campo, aparte de brindarnos los alimentos que hoy en día tenemos en la ciudad, han sido cultivados por personas que en verdad han hecho todo lo posible para que éstos estén en buen estado y tengan una buena climatización, de tal manera que cuando las vendan en el supermercado, plazas y en el exterior estén en buen estado. Todo lo que he vivido hasta ahora en el campo hay sido satisfactorio porque nunca me arrepentiría de ayudarles a mis tíos ya que ellos tienen algo muy especial, son humildes, honestos, responsables, cumplidos y algunas veces graciosos cuando me contaban acerca de cómo era de trabajador mi abuelo y cómo fue vivir con esa persona tan especial, sobresaliente e inteligente. La motivación de mis tíos y tías era mi abuelo porque en todo momento en el que ellos estaban trabajando él mantenía ayudándolos, aconsejándolos, etc., para que hicieran las labores que se les asignaba. Él es una de las personas que nunca olvidaré y siempre lo recordaré como el mejor abuelo del mundo.

Sebastián Sons Salamanca*
Estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y
no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2021 No. 19

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