Laura Valeria Contreras Triana*
En Irán la mujer cada vez es más vulnerada; tanto en su integridad social, moral cultural, como en su integridad política. La participación política de la sociedad femenina en Irán es casi nula, incluso podría llegar a considerarse que el sistema legal iraní está en contra de las mujeres, pues las leyes apoyan casi que directamente al “machismo” haciendo énfasis en el hombre como dueño y señor de la mujer.
La mujer se considera como “la sirvienta” de su esposo y su familia, no posee libertad alguna para tomar decisiones propias y mucho menos en decisiones ajenas, ni siquiera en las que competen a su propia familia. Sus decisiones se encuentran regidas por el Estado machista que las dirige; y en cuanto a ámbitos más personales, por las órdenes y deseos que su padre o esposo poseen sobre ellas.
La vulnerabilidad de la libertad de una mujer en Irán surge desde su vestimenta, que se encuentra regida por una serie de códigos absurdos presentes hace décadas; y que a pesar de un sinfín de luchas femeninas no logran ser derrocados aún. Una mujer en Irán no puede ser vista en público sin su “Hiyab”, un velo o pañuelo utilizado por mujeres iraníes para cubrir su cabeza, cuello y pecho, de no tenerlo la mujer puede ser sometida a diferentes castigos: arresto, tortura o maltrato e incluso la muerte. Como es el caso de Mahsa Nasrin, una mujer detenida por no portar de forma adecuada el “Hiyab”, y quien murió a manos de la policía debido al maltrato al que fue sometida.; o como la abogada Nasrin Sotoudeh, condenada a cinco años de prisión por aparecer en público sin el velo islámico. Aun como si no fuera suficiente a las constantes represiones por parte del Estado, se suma el control ejercido por “Policía moral”, quien se encarga de vigilar a la población femenina examinando su vestimenta y el maquillaje que utilizan. Según John Locke “El hombre es un individuo libre y racional en un estado de naturaleza, en donde la igualdad y la democracia deben ser el pilar fundamental en una sociedad.”, sin embargo, parece ser que esta definición de libertad no existe para las mujeres en Irán.
Como se ha mencionado, la sociedad patriarcal iraní es la responsable de la opresión de la mujer, y lo más absurdo de esta situación es que dichas acciones machistas se cobijan bajo leyes. La mujer no puede tener una vida si no cuenta con la compañía de un hombre, quien le ordene qué hacer, a dónde ir, cómo vestir e incluso cómo pensar. Salir del país para una mujer casada tampoco es una opción, pues para poder viajar ella debe contar con el permiso de su “dueño”; es decir su padre o esposo. Un claro ejemplo es el de la capitana del equipo de futsal de Irán, Niloufar Ardalan, a quien su esposo le prohibió renovar su pasaporte y asistir a un evento deportivo que se llevaría a cabo en Malasia. Es necesario hacer énfasis en que dicha conducta es completamente legal en Irán, pues se rige bajo la ley Sharia o ley islámica presente en el talibán, y en donde se establecen una serie de conductas de obligatorio cumplimiento por parte de la sociedad islámica.
En cuanto a lo que compete a la educación en una universidad para una mujer en Irán, podría considerarse como un lujo, al cual muchas de ellas no pueden acceder. Cada día surgen más y más barreras que impiden el acceso a la comunidad femenina. Una de ellas es la prohibición de mujeres en diferentes carreras: negocios, ingenierías e incluso física nuclear, esta es una decisión a la que varias universidades iraníes se han acogido. La imposición de leyes realmente ilógicas y absurdas como la no presencia de mujeres en salas de conferencias en las que se encuentren hombres, es solo una muestra del machismo ignorante y retrograda en el que viven miles de mujeres en Irán. Esto solo confirma que un requisito para poder acceder a la educación superior en dicho país es nacer siendo hombre.
En conclusión, ser una mujer en Irán resulta ser todo un desafío, la abstinencia en el cumplimiento de las órdenes impuestas por la sociedad patriarcal en la que se encuentran, solo puede terminar en muerte o tortura. El Estado es uno de sus mayores enemigos, atacándolas con leyes que vulneran su integridad y generar opresión en su libertad, dejándolas completamente indefensas.
Referencias
Cortés, J. I. (02 de 01 de 2020). Amnistía internacional. Obtenido de Amnistía internacional: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/iran-no-es-un- pais-para-las-mujeres/
Locke, J. (s.f.). El contrato social liberal .
Nueva sociedad. (Septiembre-Octubre de 2016). Obtenido de Nueva sociedad: https://nuso.org/articulo/la-revolucion-silenciosa-de-las-mujeres-iranies/
Laura Valeria Contreras Triana*
Universidad Santo Tomás
Estudiante Facultad de Contaduría Pública