Santiago Arango Ospina*
Luis G. Jaramillo Carmona**
Cuando se trata de abordar una conversación sobre la educación, se traen a colación una cantidad de exponentes, experiencias, problemáticas y situaciones que enmarcan un panorama de grandes proporciones sobre la actividad educativa y sus repercusiones en las comunidades a nivel mundial. En el fondo estas reflexiones confluyen en que pensar en la educación es un poner en marcha el proyecto común de la construcción orientada de un país más justo, estable y, sobre todo, libre.
Para nadie es un secreto que la educación es una de las herramientas más importantes para la emancipación del ser humano y permite, desde un punto de vista utópico, alcanzar una calidad de vida óptima para todos los seres humanos. Sin embargo, la realidad hace nublar esta meta poniendo muchos factores que prolongan el cumplimiento de dicho objetivo. Esto genera que varias personas se cuestionen sobre cuáles pueden ser dichos factores y su porcentaje de influencia.
Uno de esos personajes es Paulo Freire, pedagogo brasileño del siglo XX, que realizó grandes aportes a la educación, detectando sus puntos frágiles por medio de fenómenos sociales existentes y, gracias a sus análisis y comparaciones, logró dejar al descubierto una reflexión sobre el sistema educativo en el marco de una serie de desigualdades sociales en América Latina.
Una de sus obras más conocidas es la “Pedagogía del Oprimido” en la que expone cómo se mantiene un sistema de dominio y poder de unas personas sobre otras. Estas, en términos de Freire serían:
Los opresores: se refiere a aquellas personas que tienen una convicción fuerte sobre su superioridad frente a los demás y esto hace que ellos se consideren los sujetos más sabios e idóneos para dar órdenes y estar al frente de las comunidades, haciendo que los que estén debajo de ellos se mantengan ahí “en su lugar” por medio del temor y adiestramiento forzado.
Los oprimidos: son el punto fuerte de Freire; hacia ellos va dirigida su obra. Los considera las víctimas de la opresión y su deber es mantenerse siempre sumisos y con poco conocimiento para no revelarse ante sus “superiores” para no desestabilizar el sistema. Aunque sean mayoría, su baja autoestima y falta de conciencia, los hace convencer de que ellos son merecedores de ser “menos” e imposibilita su capacidad de actuar, afectada por los mitos sobre la libertad y el emprendimiento que algunos opresores utilizan para mantenerlos dominados.
Todo lo anterior se podría denominar como deshumanización. Desde Freire, este concepto contempla una forma de vivir impuesta por los opresores para hacer incapaces a los llamados oprimidos, es decir, personas que dependen integralmente de los que están encima de la pirámide acostumbrándose a ese tipo de vida. El adoctrinamiento y la conducción ciega de los estudiantes a la asimilación de conocimientos que son impuestos, crean en el hombre un coartar de pensamiento y sobre todo de libertad absoluta a ser.
Mediante este planteamiento de una problemática social, Freire hace un fuerte contraste con respecto al sistema educativo, a lo que denomina “Educación Bancaria”. En esta, Freire describe a los educadores como las personas que tienen el conocimiento total mientras que los estudiantes o educandos son como recipientes vacíos a los que se les deposita el saber irrefutable que tienen los maestros. De la misma manera en que una persona que tiene dinero hace un depósito en el banco, a los estudiantes se les “deposita” el conocimiento de tal forma que no se les permita pensar distinto, ni opinar, ni analizar sino seguir en la misma línea de ignorantes y por ende no generar ningún cambio a nivel social.
La frase célebre del autor “La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” es una forma de mirar a los oprimidos despertando su conciencia sobre el poder que tienen en sus manos y mente para hacer un cambio positivo.
A medida que esta obra se fue difundiendo, surge una corriente pedagógica significativa denominada “La Pedagogía Crítica” la cual resulta como fruto de los planteamientos de Freire al proponer la educación liberadora como contraposición a una educación tradicional, jerárquica y memorística. Esta pretende que, tanto docentes como estudiantes estén en la misma línea, es decir, los maestros permitan mediante el diálogo y la motivación puedan impartir los saberes a los estudiantes con el fin de que estos puedan participar, dudar, analizar y exponer sus ideas de manera libre aceptando la diversidad de pensamientos que surgen a raíz de sus propios juicios.
Por esta razón, las prácticas pedagógicas con los estudiantes deben estar dirigidas a la inclusión de intereses para el aprendizaje, refiriéndose específicamente a que el estudiante se cuestione sobre “¿Qué es lo que debo aprender? y ¿Por qué?”. Todo esto va a generar una transformación en el pensamiento y conciencia de los estudiantes apuntando a un futuro cambio social. Tal idea no solo nace de la pedagogía que propone Friere, en esta misma dirección, Simón Rodríguez, pedagogo venezolano de principios del siglo XIX, propone en los estudiantes una educación activa y práctica, que transforme y cambie la perspectiva de mundo. Simón Rodríguez no aplicó las complicaciones intelectuales de las asignaturas de los que lo antecedieron, sin resultado alguno por su erudición, que no articulaba con la personalidad del niño.
De ahí, y siguiendo la misma línea, ¿Cómo pensar una educación liberadora desde el pensamiento pedagógico de Paulo Freire? ¿De qué manera la lectura se convierte en una de las prácticas de libertad en la apuesta pedagógica de Freire? ¿Qué es una lectura encaminada a la búsqueda de la libertad? En efecto para el pedagogo brasileño una de las estrategias didácticas que permiten el pensamiento crítico es la lectura.
Leer es un medio efectivo para lograr el desarrollo intelectual, social, espiritual y moral del hombre, por lo tanto, en una sociedad como la nuestra, que se encuentra en proceso de transformaciones, la lectura reviste una alta significación y constituye un elemento esencial en la formación integral de las nuevas generaciones. Domínguez et al. (2015)
Esta afirmación fortalece el argumento de que la lectura promueve la transformación social y la libertad. La lectura se constituye en una estrategia pedagógica por medio de la cual los estudiantes puedan adentrarse a explorar su imaginación y pensamiento crítico que genere la lectura de un texto.
La familiarización temprana de los niños a la lectura los llevará a comprender con más claridad y realismo el contexto en el que ellos se encuentran y, adicionalmente, los provee de un excelente vocabulario y fluidez al momento de compartir lo que piensan, sienten y viven con un poder de convencimiento y persuasión elemental. Esta se puede realizar por medio de lo que se denomina como lectura compartida que, según Iraola et al. (2015) es considerada, por tanto, una de las actividades más importantes que los adultos pueden realizar con niños en edad preescolar por los beneficios que tiene en el desarrollo del lenguaje. (p. 307)
Sánchez et al. (2018) afirman que a medida que el individuo va creciendo en conocimiento, en ideas y en capacidad de análisis, la lectura también genera en el estudiante el deseo de investigar como persona independiente, es decir, capaz de dar respuesta a las inquietudes que ha tenido y tratar de extraer los pensamientos de otros autores; analizar antecedentes desde un punto de vista crítico y deducir conclusiones propias, las cuales pueden servir como fundamento para otras personas con los mismos intereses investigativos.
Para concluir, es de gran importancia reconocer la eficacia de los procesos lectores para el fortalecimiento de competencias académicas y personales en los estudiantes para que ellos adquieran la capacidad exploratoria de reconocer su entorno y, a su vez, manifestar diplomáticamente sus opiniones, valiéndose como ciudadanos culturizados, libres y empoderados de su conocimiento.
La educación, y sobre todo la lectura, debe presentarse a los estudiantes como la posibilidad misma de explorar cada uno de los conceptos que nutre y enriquecen su propia vida y la de los demás. Se ha de considerar al estudiante, no como una vasija vacía, sino como un ser pensante capaz de emitir su propio juicio crítico frente a las realidades que lo circundan. El estudiante, en su capacidad de pensar y reflexionar genera cambios significativos a la sociedad desde su aporte como ser activo en el acto de pensar. En palabras de Martí, Simón Rodríguez y el mismo Friere; el educar propone vivir de manera autentica, diversa y, sobre todo, dialogada con los otros.
En cuanto a los docentes, dentro de sus prácticas pedagógicas cotidianas, procurar hacer que el estudiante sea consciente de todo lo que aprende para que lo sepa aplicar en el momento que lo requiera, siguiendo las enseñanzas que Freire aporta. Es necesario hacer de los educandos inventores, soñadores y buscadores incesantes de la verdad. La educación a partir de una libertad en la lectura y la búsqueda de factores académicos contextualizados a la realidad son un llamamiento a una vida estéticamente original, es apostar por temas importantes en el desarrollo de la persona como la autonomía, la creatividad y el reconocimiento.
Se ha de entregar al estudiante la dirección de su propio carrusel que es conducido a los conocimientos que considera importantes en su vida. Y como todo buen carrusel que pretende funcionar adecuadamente, el estudiante será acompañado por el docente que hará de director y guía para cumplir con tal objetivo, no imponiendo conocimientos o viendo al estudiante como un cajero electrónico del cual solo se vale la transacción vacía, sino como ser pensante activo dentro del proceso académico.
Referencias
[Alonso, M. [Leer para Crear]. (2019, abril 14). Introducción a la Pedagogía de Paulo Freire. Principales ideas explicadas. Pedagogía del Oprimido. [Video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=UUfaPqynO6UDomínguez Domínguez, I., Rodríguez Delgado, L., Torres Ávila, Y. y Ruiz Ávila, M. M. (2015). Importancia de la lectura y la formación del hábito de leer en la formación inicial. Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina, 3(1), 94-102.
Iraola, E. G., & Pereña, N. M. (2015). Los beneficios de la lectura compartida de libros: breve revisión. Educación XX1, 18(1), 303-324.
Osorio Sánchez, A., Mendoza Vargas, E., & Ballesteros Ballesteros, E. (2018). Importancia de la Lectura en el Desarrollo de las Habilidades Investigativas del Estudiante Universitario. Ciencias Sociales Y Económicas, 2(1), 71–91. https://doi.org/10.18779/csye.v2i1.267
Santiago Arango Ospina*
Luis G. Jaramillo Carmona**
Estudiantes de Licenciatura en Filosofía y Letras
Universidad Santo Tomás