
Camilo Andrés Rivera Briceño*
Promocionados como la gran solución ecológica del siglo XXI, los carros eléctricos se han convertido en el símbolo del “futuro sostenible”. Sin embargo, detrás de su imagen pulida y silenciosa se oculta una cadena de producción marcada por contaminación, explotación y riesgos ambientales que rara vez aparecen en la publicidad. Esta reflexión invita a mirar más allá del brillo tecnológico para preguntarnos si estos vehículos son realmente tan limpios como parecen o si, por el contrario, representan un espejismo ambiental que aún no estamos dispuestos a reconocer.
El automóvil ha sido uno de los inventos más influyentes en la historia de la humanidad y, hasta hoy, continúa siendo objeto de innovaciones en diseño, desempeño y tecnología.
Durante los últimos cinco años, grandes fabricantes como BYD, Renault o Tesla han impulsado la idea de que los carros eléctricos representan el futuro del automovilismo por su supuesta ausencia de emisiones contaminantes. Renault, por ejemplo, afirma que un vehículo eléctrico “no genera emisiones de CO₂ durante su uso” y que ofrece una experiencia de conducción silenciosa, eficiente y libre de vibraciones. Sin embargo, esta narrativa plantea interrogantes importantes: ¿es cierto que los carros eléctricos contaminan menos?, ¿o pueden, en determinadas condiciones, resultar más perjudiciales para el ambiente que los vehículos a combustión?
Este texto analiza cómo la producción y el ciclo de vida de los componentes —especialmente las baterías— muestran un panorama menos amigable de lo que la publicidad sugiere.
Los automóviles eléctricos representan un avance tecnológico significativo al depender de energía eléctrica en lugar de combustibles fósiles. Aun así, existe un trasfondo poco visible para el consumidor que determina su impacto real. La fabricación de sus componentes, en particular las baterías de ion-litio, conlleva riesgos ambientales y sociales relevantes. La extracción de litio, cobalto y níquel demanda grandes cantidades de energía y recursos naturales, y genera impactos severos en suelos, ríos y ecosistemas frágiles, como señalan diversos análisis del sector energético y minero.
En regiones como la República Democrática del Congo, esta minería está asociada a abusos sistemáticos de derechos humanos: desalojos forzosos, explotación laboral y, en especial, trabajo infantil. Amnistía Internacional ha documentado que la extracción de cobalto opera, en muchos casos, bajo condiciones extremas de riesgo y precariedad. La revista Parabrisas también subraya que estos materiales, indispensables para la industria automotriz “limpia”, dependen de cadenas de producción que reproducen desigualdad y degradación ambiental.
Por otra parte, la fabricación industrial de las baterías genera altas emisiones de CO₂. Distintos estudios estiman que producir una batería de ion-litio puede emitir entre 60 y 90 kilogramos de dióxido de carbono, dependiendo de la fuente energética utilizada por la fábrica. Un análisis de El País señala que los vehículos eléctricos contaminan más en su proceso de fabricación que un automóvil convencional, pero compensan esta huella después de uno o dos años de uso, debido a la ausencia de emisiones durante su funcionamiento. Es decir, se trata de una inversión inicial de contaminación que solo se recupera con un uso prolongado y con sistemas de energía relativamente limpios.
A ello se suman riesgos para la salud de los trabajadores. El CCEEA advierte que las pilas y baterías contienen elementos tóxicos como mercurio, cadmio, níquel, litio, manganeso, plomo y zinc, capaces de provocar daños graves: pérdida de memoria, afectaciones neurológicas, deterioro renal, pulmonar e incluso cáncer. Además, en talleres automotrices, la manipulación de vehículos eléctricos implica riesgos adicionales por descargas eléctricas de alta potencia, como señala FMG Brakes.
El reciclaje constituye otro gran desafío. La infraestructura mundial para el procesamiento de baterías agotadas es insuficiente y muchas terminan en vertederos sin el manejo adecuado, incrementando la contaminación del suelo y del agua. La Gaceta UNAM advierte que la falta de sistemas de reciclaje eficientes aumenta significativamente el impacto ambiental de estos vehículos y que, conforme crezca su adopción, la cantidad de baterías en desuso podría convertirse en un problema crítico. Actualmente, solo un pequeño porcentaje de baterías se recicla adecuadamente.
Otro factor que determina el beneficio real de un carro eléctrico es la matriz energética del país donde se produce y utiliza. En lugares donde la electricidad proviene mayoritariamente de combustibles fósiles, la reducción de emisiones se ve limitada. La Universidad Iberoamericana señala que, en países con una generación eléctrica basada en un 80 % en fuentes fósiles —como México—, las emisiones totales de un vehículo eléctrico pueden superar hasta en un 20 % las de un automóvil a gasolina debido al impacto de la minería y la producción. Por el contrario, en países con alta proporción de energías renovables, los vehículos eléctricos sí pueden representar reducciones globales significativas.
En conclusión, aunque los carros eléctricos tienen el potencial de reducir emisiones durante su uso y contribuir a la mitigación del cambio climático, su cadena de producción plantea retos profundos: impactos sociales negativos en zonas de minería, altas emisiones iniciales de CO₂, riesgos para la salud de los trabajadores y limitaciones serias en el reciclaje de baterías. Por ello, la transición hacia la movilidad eléctrica debe ir acompañada de tecnologías más sostenibles, mejores condiciones laborales, una matriz energética limpia y sistemas de reciclaje verdaderamente eficientes, de modo que esta alternativa sea ambientalmente justa, duradera y realmente beneficiosa para el planeta.
Referencias
Gaceta UNAM. (s.f.). El lado oscuro de los vehículos eléctricos. Gaceta UNAM. Recuperado el 3 de diciembre de 2025 de https://www.gaceta.unam.mx/el-lado-oscuro-de-los-vehiculos-electricos/
CCEEA. (s.f.). El impacto de las baterías en el medio ambiente. CCEEA Blog. Recuperado el 3 de diciembre de 2025 de https://cceea.mx/blog/sustentabilidad/el-impacto-de-las-baterias-en-el-medio-ambiente
Renault Colombia. (s.f.). Universo E-Tech. Renault. Recuperado el 3 de diciembre de 2025 de https://www.renault.com.co/universo-e-tech.html
Knauf Automotive. (s.f.). ¿Cuál es el mejor material para fabricar una carcasa de batería para un coche eléctrico? Knauf Automotive. Recuperado el 3 de diciembre de 2025 de https://knaufautomotive.com/es/cual-es-el-mejor-material-para-fabricar-una-carcasa-de-bateria-para-un-coche-electrico/
Amnistía Internacional. (2017, septiembre). The dark side of electric cars: Exploitative labor practices. Amnesty International. https://www.amnesty.org/es/latest/news/2017/09/the-dark-side-of-electric-cars-exploitative-labor-practices/
Parabrisas. (s.f.). Los peligros de fabricar autos eléctricos. Parabrisas. Recuperado el 3 de diciembre de 2025 de https://parabrisas.perfil.com/noticias/noticias/los-peligros-de-fabricar-autos-electricos.phtml
El País. (2025, 8 de julio). La fabricación de coches eléctricos contamina más, pero se compensa en menos de dos años de uso. El País. https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2025-07-08/la-fabricacion-de-coches-electricos-contamina-mas-pero-se-compensa-en-menos-de-dos-anos-de-uso.html
FMG Brakes. (s.f.). Riesgos y prevención en la manipulación de vehículos eléctricos en el taller. FMG Brakes Roadhouse. Recuperado el 3 de diciembre de 2025 de https://www.fmgbrakes.com/roadhouse/riesgos-y-prevencion-en-la-manipulacion-de-vehiculos-electricos-en-el-taller/
Camilo Andrés Rivera Briceño*
Estudiante de Contaduría
Universidad Santo Tomás
Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades ISSN 2619-421X (en línea), Núm.30 (2024) | julio-diciembre

