¿Qué señales necesitan los bogotanos?

David Huertas Calderón*

Bogotá es una ciudad incomprendida por las personas que no viven en ella, pero lo es aún más por los que si lo hacen pues es una cosmopolis de una complejidad alta donde el caos reina por acción de las mismas personas que lo habitan, personas que por diferentes motivos violan leyes gubernamentales o de simple sentido común con resultados que nadie desearía, así que: ¿Qué señal necesitan los Bogotanos para dejar de hacer esto?

Desde el punto de vista humano sabemos que tenemos que cuidar de nosotros mismos y del prójimo y la forma que hemos hallado en la historia para establecer los límites de la libertad son las reglas y leyes, estas están representadas en las vías como señales de tránsito o símbolos en el suelo, semáforos y algunas estructuras como los puentes peatonales. Esto se puede saber pero ¿Lo aplicamos en nuestra vida?, ¿seguimos las leyes mientras transitamos por la ciudad? En lo que he visto, son pocas las personas que cumplen todas las reglas por diferentes razones; afán, esta tarde, pereza, inconsciencia, etc. Y en esta misma ciudad ocurren accidentes todos los días por estas mismas personas, y no es culpa del estado, es culpa de cada uno de nosotros ¿Qué tiene que pasar para que tomemos conciencia? ¿Qué nos tiene que suceder para que dejemos esas costumbres dañinas? ¿Tiene que haber una señal divina o tenemos que estar al borde de la muerte para cumplir las reglas?, en las noticias vemos cada día muertos por estas razones y seguimos haciéndolo, así que ¿Qué señales necesitamos?

Desde pequeño en mi familia y en mi colegio me enseñaron qué, independientemente del origen de las personas, todas las personas que viven en Bogotá deben considerarse bogotanos y por su identidad deben cuidar la ciudad y así mismo al próximo. También me mostraron que por medio de los valores puedo ayudar al progreso positivo en mi comunidad evitando problemas y ejecutando soluciones reales que si pueden ayudar en lo que yo necesito o nosotros necesitamos. Lo que estoy narrando ocurrió aproximadamente hasta que tenía 12 años, edad donde salí de la burbuja de mi casa y comencé a salir con mis amigos.

Antes ya lo había visto; accidentes en noticias, personas imprudentes por las calles y cosas por el estilo, sin embargo, nunca captó mi atención y nunca me afectó y por lo tanto no significaba nada para mí. A mitad del año escolar, hace 5 años, pedí el primer permiso para ir a casa de un amigo después de clase y así fue, al salir del colegio caminamos hasta su casa donde almorzamos e hicimos tareas, pero mientras caminábamos vimos a una señora que, ignorando el semáforo peatonal y viendo que carros a toda velocidad iban hacia ella, decidió pasar la calle y por poco pasa algo fatal, los conductores se detuvieron a tiempo pero no dejaron de escucharse los pitos y las alusiones a la inconsciencia de aquella señora que, como muchos, no valoran lo suficiente su vida ni la de los demás para ignorar la señal más simple que le da paso a un camino seguro. Me llamó demasiado la atención esta acción que es una de miles que he llegado a ver desde ese día al día de hoy porque surgen diversas preguntas que tienen diferentes respuestas pero que aún no logro solucionar como: ¿Por qué una persona actúa así?, ¿Cuál es el valor que tienen de su vida?, ¿Qué tiene que pasar para que no sigan haciendo eso?

Al tener 14 años y aprender a montar en bus solo, presencié un accidente que a pocos les gustaría ver; a pocos metros de mí, una mujer de avanzada edad, más o menos 65 años, se apresuró a pasar la avenida Boyacá, cerca de mundo aventura, (cabe decir que a pocos metros hay un puente peatonal) y no llegó a medir la velocidad del camión que se aproximaba. Para no entrar en detalles, puedo decir que el ruido de los frenos del camión fue estridente, el claxon sonaba fuertemente y el conductor intentó evitar lo que terminó en milisegundos. Después se encontraba en el suelo la señora que aún lograba quejarse de forma entrecortada, el conductor se bajó del camión generando un gran atasco en la vía y fui junto a él a ver el estado de la mujer que, evidentemente, era grave. Sin pensarlo, el chófer cargó a la mujer en el camión y no supe que paso después y me surgió otra incógnita que no sería difícil resolver: ¿Fue culpa del conductor del camión por ir a una velocidad tan alta, o fue culpa misma de la señora que arriesgó su vida sabiendo la gran posibilidad de un final trágico? Pero aparte me surge otra duda que no puedo ni podré responder: ¿Por qué no pasó por el puente peatonal teniéndolo tan cerca?

El día que escribo esto, 26 de febrero de 2018, analizo sucesos que me han pasado en este último mes, cosas que son dignas de resaltar. Cada semana me desplazo por lo menos dos días en bicicleta de mi casa a la universidad y de vuelta, por lo general son los lunes y los miércoles pues salgo a las 5 pm, los demás días me movilizo en Transmilenio y en ambos casos, cada día, me hago la misma pregunta ¿Qué señales necesitan los bogotanos?
El 17 de febrero de este año caminaba por el puente peatonal de la estación de Mandalay, había salido a las 6 de la tarde de clase. A mitad del puente, tres biciusuarios pasaron por mi lado a alta velocidad y de bajada, justamente para el mismo lado al que yo iba, por suerte no hubo ningún contacto físico conmigo y en mi mente pensé: “el puente es resbaladizo, a esa velocidad se van a caer. Por eso debemos ir caminando, para evitar ese tipo de accidentes y accidentes con los peatones. Además que por algo se llama puente peatonal” Y al llegar a la curva para seguir bajando, el primer ciclista freno de forma brusca y el que le seguía lo estrelló y el tercero siguió ese destino inevitable, los tres estaban en el suelo y yo pasé a su lado sin tocarlos y sin mirarlos mientras me decía a mí mismo: ¿Esa es la señal que necesitan para seguir las reglas? Mi respuesta llegó de inmediato pues de nuevo los tres ciclistas pasaron velozmente a mi lado montando sus bicicletas.

El 20 de febrero había salido de la universidad e iba en mi bicicleta a mi casa, transitaba por la ciclo ruta de la calle 53 en dirección a la carrera 5, apenas iba a pasar el semáforo de la carrera 19 que acaba de cambiar a verde para los peatones y bicicletas, y a pocos metros de mí, en la subida al otro andén, habían dos mujeres que caminaban por la ciclo ruta. Intenté pasar pero las mujeres no se quitaron y realmente me miraron mal diciendo: “¿Nos va a echar la bicicleta encima?” Pregunta que respondí deteniéndome frente a ellas: “Ustedes van caminando por la vía que me corresponde a mí, sí miran el suelo, está pintada una bicicleta que significa que es exclusiva para el tránsito de bicicletas, así que ¿Les estoy echando la bicicleta encima, o van por el camino que no es suyo?” Terminados mis palabras seguí mi camino sin mirar atrás, no sé qué pasaría con esas dos señoras, solo espero que hayan aprendido por dónde deben transitar para estar seguras.
Cada día que pasa y sigo saliendo y conociendo a Bogotá como realmente es y no como la pintan diferentes autores como Mario Mendoza, y así mismo conozco su gente, su cultura, su diversidad y demás, sin embargo, sigo con esta duda que, aunque me la haga todos los días al caminar por las calles, no puedo responder y posiblemente no podré responder nunca porque cada persona es y piensa diferente, eso forma nuestra ciudad y la hace como la vivimos, cada una tendrá su razón y eso es personal, pero de todas formas te pregunto a ti, lector, ¿Qué señales necesitas?

David Huertas Calderón*
Estudiante de Diseño Gráfico
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2019 No. 11

 

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