Una rata en cuarentena

Juan Sebastián Aldana Preciado*

Así fue como pasé toda una mañana, cansado y con hambre, cazando una rata en cuarentena.

Viernes 22 de mayo de 2020 / 3:00 am.

Estaba sentado en el escritorio, terminando alguno de la cantidad de trabajos finales que debía entregar, ya que se acercaba el final del semestre, tarde toda la noche avanzando con las entregas que debía realizar, era consciente de que tenía clase de comunicación oral y escrita a las 6 AM, me sentía tan cansado que decidí dormir un poco antes de ingresar a clase. 5:30 AM me despierto, tiendo la cama y voy a bañarme, ya cuando estuve listo, encendí el computador e ingrese a la clase y la curse con normalidad, al finalizar a las 8:00 AM me levanté del escritorio, me di una vuelta por la casa y regrese porque tenía clase de fundamentos del diseño, en esta clase nos asesoran sobre cómo estábamos llevando a cabo nuestro proyecto modular y que debíamos mejorar antes de la entrega final, por este motivo se termino la clase para mi un poco antes.

A partir de allí comienza lo realmente emocionante. al terminar sentí mucha hambre, ya que no había desayunado, me dirigí a la cocina, preparé un café con leche, unos huevos revueltos con un poco de pan, cuando me siento en el comedor dispuesto a saciar las inmensas ganas de comer, suena el timbre de mi casa, en ese momento me estrese, pensé, ¿Dios, será que nadie me va a dejar comer?, sin embargo debía saber que necesitaban, así que me dirijo a la ventana y era la vecina de la casa que está justo junto a la mía, una señora de tal vez más de 70 años, que me dice,-mijo se metió una rata por debajo del portón- en ese instante fui a ponerme zapatos además de avisarle a mis dos tíos, cuando ellos se enteraron fuimos por las armas para la batalla (un par de escobas y un palo que encontramos en la terraza).

Ya armados y listos para la batalla nos dirigimos a uno de los garajes que hay en mi casa, sin embargo no sabíamos donde buscar, porque pudo haber entrado por cualquiera de los dos portones, así que abrí la puerta para preguntarle a la vecina qué por cuál de ellos la había visto entrar, ¡y si! como lo habíamos pensado , justo por el que salí, en esas circunstancias no existe hombre que sea tan ¨macho¨ como para no sentir nervios, le conté a mis tíos que la rata estaba exactamente donde estábamos, me sentía como en un capítulo de CSI, alumbrando con la linterna debajo del carro, buscando huellas digitales (exageración), en fin, hasta que la encontramos justo sobre los discos de freno del carro, mis tíos y yo ideamos una estrategia , ya que no queríamos que la rata lograra llegar aún más adentro de la casa, así que nos organizamos tácticamente, uno cuidando que no fuera a entrar, otro pendiente a la salida de la casa para darle un escobazo, y el más ¨macho¨ haciéndola salir, y pues yo no soy el mas macho, pero a mi me toco hacerla salir, así que tomé la escoba y realice golpes suaves contra la parte inferior del carro, para generar ruido y que ella saliera, ¡y funcionó!, la rata salió, el garaje se convirtió en escenario de grabación de alguna película asiática, mis tíos y yo lanzando escobazos cual samuráis, logramos hacerla salir de la casa y en cuestión de segundos, volvió a entrar la condenada, ya armados de valor decidimos continuar con la cacería, pero antes fuimos a avisarle a un vecino que tiene una bodega de alimentos en su casa y estaba cargando un camión, le dijimos que estuviera pendiente porque si la rata salía, esta podría entrar a la bodega y seria mucho mas difícil sacarla de allí, así que el vecino junto con sus trabajadores , cerraron la bodega sacaron sus armas legendarias (más escobas) y se dispusieron a ayudarnos con esta imprevista tarea.

Ya armados de valor y con todo un ejército apoyándonos, la idea era hacerla salir de la casa, ya estando afuera veíamos que sucedía, ¡ahh! pero una cosa es decirlo y otra hacerlo, verrionda rata, no supimos que se hizo, no la encontramos por ningún lado, y por descarte decidimos buscarla en el habitáculo del motor, pero para esto tuvimos que llamar a otro vecino , el cual es el dueño del carro, y le tenemos arrendado el parqueadero… Mientras el vecino llegaba, tuvimos que estar pendientes de si salía o se movía la rata en algún lugar, cuando el vecino llegó sabíamos que la batalla , era inminente, el vecino abrió el capot, y ahí estaba , tan tierno y tan problemático animalito, posicionada sobre el motor, y al vernos salió corriendo a esconderse, no supimos que se hizo, éramos 6 personas buscándola y afuera había más personas esperando a que saliera.

No pudimos encontrarla, esta vez se había escondido muy bien encendimos el carro con la esperanza de que saliera y así fue, salió corriendo y por todos lados le llovían escobazos, logró salir de la casa nuevamente y apenas cruzó la puerta un ataque propiciado por uno de los trabajadores del vecino estuvo apunto de culminar la cacería, pero este ágil animal logró escapar y volvió a entrar a nuestra casa, sinceramente no se porque , pero siempre volvía a entrar, volvió a meterse al carro pero esta vez no salía más, entonces decidimos sacar el carro y hacerla salir con la hidrolavadora, al momento de sacar el carro y ver a un montón de señores haciendo bulla alrededor de un carro fue inevitable que todos los vecinos se enterasen, y sin darnos cuenta toda la cuadra terminó involucrada en la cacería de la pobre ratita, los vecinos se asomaban desde las ventanas, hasta los señores de claro que le estaban arreglando el internet a otras personas resultaron ayudándonos a buscar donde se había metido.

Cuando la encontramos estaba justo atrás de una de las farolas del carro, la pobre había quedado lastimada por la maniobra shaolin ejecutada por un soldado de nuestro pequeño ejército, pero sabíamos que de allí no iba a salir, así que volvimos a nuestro plan de la hidrolavadora, lanzamos agua a presión a donde la vimos y esta salió en cuestión de milisegundos, uno de los trabajadores de claro se encargó de finalizar con nuestra ardua labor, lo hizo de una patada, sus botas punta de acero de dotación, y su precisión, fueron aquellos factores que terminaron con la odisea de cazar una rata en tiempos de covid 19 ,  aunque no se pudiese salir, y aunque la rata no es un tema exorbitante en la ciudad en la que vivimos, la gente del barrio me demostró que, así sea pequeño nuestro enemigo, tanto como una rata, o tanto como un virus, si todos trabajamos unidos, podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos; cuando subí a desayunar, el café y los huevos ya estaban fríos, pero tenía tanta hambre que ni siquiera lo calenté, me lo comí así, y vaya que fue quizá el mejor desayuno en mucho tiempo, aunque estaba frío, aunque fue pasado el mediodía, me supo a victoria.

Así fue como pasé toda la mañana, cansado y con hambre, cazando una rata en cuarentena.

Juan Sebastián Aldana Preciado*
Estudiante de Diseño Gráfico
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y
no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2020 No. 16

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