Santiago Corrales Piñeros*
Era el 28 de enero del año 2017,en horas de la tarde cuando en la ciudad de Bogotá en el hospital de la policía exactamente a la Sra. Celia Matilde Moreno a sus 54 años se le diagnostica cáncer en la matriz, se encuentra un tumor cancerígeno bastante grande, pues ella ya había sentido malestares varios anteriormente pero por la negligencia de los doctores quienes la atendían decían: “no es nada grave, puede ir a su casa tranquila”, hasta que un día el dolor era tal que tuvo que ir a el hospital de la policía desde su hogar en la localidad de Bosa, un recorrido bastante largo y turbio debido a los insoportables dolores que sentía la Sra. Matilde.
En cuanto llegan al hospital le hacen un rápido diagnóstico en el cual se enteran de aquel tumor que tenía, pero como era de esperarse, esta enfermedad un poco silenciosa en un comienzo, pero mortal una vez que progresa, estaba bastante avanzada, era necesario retirar el tumor de inmediato o lo más pronto posible, pues era bastante grande y lo que menos se quería era que avanzara más de lo que ya había avanzado, era una zona bastante difícil de tratar y su operación tenía un alto porcentaje de riesgo debido a su edad y a la zona donde se iba a tratar; gracias a la gran habilidad y profesionalismo de los cirujanos retiran el tumor con éxito y dan paso a el siguiente proceso para tratar su enfermedad.
Pocas semanas después empieza el proceso de quimioterapias, aunque luego de su primer tratamiento y por la reacción que tuvo el cuerpo de la Sra. Matilde y lo avanzado que estaba el cáncer el doctor cita a los familiares de la Sra. Matilde, y el día 05 de marzo en una tarde fría y obscura los hijos y el esposo de la Sra. Matilde se encuentran en el hospital de la policía para recibir un diagnóstico que va a dar el doctor quien estuvo siguiendo este caso, con unas palabras muy textuales dice lo siguiente: “La Sra. Celia Matilde está muy grave y es posible que le queden alrededor de 2 meses”, luego de estas palabras contadas por su propio hijo siento escalofríos por todo el cuerpo, y su hijo Alexander Corrales Moreno describe que al escuchar esas palabras fue como recibir un impacto directo al corazón, pues ni él ni el resto de su familia se había encontrado en tal situación tan devastadora nunca antes; en ese momento el doctor dio 2 opciones: seguir con las costosas quimioterapias o dejarlas debido a que la probabilidad de que ella superara esta situación con vida era tan baja que era casi nula, pero sus hijos y su esposo no perdieron la esperanza y decidieron seguir con el proceso y deciden ocultar esta información a la Sra. Matilde, pues creían que si le contaban ella se resignaría a su supuesto destino.
Luego de la noticia tan difícil de digerir cada día era como una bomba del tiempo, ellos tenían en su mente que cualquiera de esos días ella podía fallecer, la aprovechaban cada día y cada hora como si fuera el último porque no sabían cuál sería el día en que ella cerraría sus ojos y no los volvería a abrir, y mientras ellos tenían un duelo sentimental, la Sra. Matilde tenía un duelo mucho más grande, pues ella tenía que luchar con la enfermedad y aparte de eso con su mentalidad de muerte y sufrimiento, cada noche orándole a su dios pidiéndole a gritos mucha fortaleza para poder pasar aquella difícil situación, algunas noches cuando se sentía bien oraba y le agradecía a dios diciendo: “gracias Dios porque hoy me siento mucho mejor que ayer”, y las otras noches de insomnio en las que el dolor no la dejaba dormir le oraba a el mismo dios y le preguntaba: “dios, ¿por qué a mí?”, era una pregunta que no la dejaba dormir y la hacía sentir insegura, sentía que no tenía el apoyo de ese dios al que tanto le reza, unos días sentía su presencia y otros días se sentía totalmente abandonada, era un duelo bastante difícil, todos los días era algo diferente, algunos días se levantaba corriendo al baño a vomitar y otros días se encontraba con grandes ojeras porque no pudo pegar el ojo en toda la noche por el terrible dolor.
“Milagrosamente” la Sra. Matilde logró pasar los meses que estimó el doctor anteriormente ya habían pasado 3 meses y su proceso iba evolucionando de una manera inesperada tanto para los doctores como para sus familiares, era una felicidad muy grande que sentía la familia y a pesar de que el proceso estaba hasta ahora empezando y faltaban otros 7 meses en el proceso de quimioterapias era un avance que les dio mucha fuerza a sus familiares para seguir con el proceso con muchas ganas, pues según ellos ya habían pasado el pronóstico antes dado así que iban a seguir en contra de cualquier pronóstico sin importar cuál fuera, pero la felicidad duró muy poco, luego de sentirse muy fuerte en su tercer mes de quimioterapia, en su quinto o sexto tratamiento ella tuvo una recaída bastante fuerte, pidió que corten todo su cabello porque no aguantaba el dolor en su cuero cabelludo, el dolor era tal que ella volvía a rezarle a su dios pidiéndole mucha fuerza, pero una vez más ella se sintió sola, a pesar de que su familia estaba ahí disponible para ella las 24 horas del día y los 7 días de la semana, ella no sentía el apoyo más importante para ella que era de su dios al que le rezaba cada noche sin falta, ella todas las noches le hablaba pero a la vez sentía que nada ni nadie la escuchaba, fue una recaída tan fuerte que ella hablaba como si estuviera muerta en vida, no tenía ganas de comer, no se levantaba de la cama y hablaba a sus hijos como si fuese a morir en las próximas horas, cada palabra que decía la decía como si de sus labios ya no fuera a salir ninguna palabra nunca más.
Esto nos hace pensar una cosa bastante clave en este punto de la historia, ¿el “abandono” de su dios tuvo algo que ver con esta recaída?, ¿o acaso fue una reacción fisiológica normal del proceso?, ¿o simplemente fue la debilidad mental del momento?, a partir de un estudio llamado “espiritualidad, religiosidad y enfermedad: una mirada desde mujeres con cáncer de mama” realizado por la Universidad del Rosario, publicado en la revista “U rosario”, en una sección llamada avances en psicología latinoamericana, hay una frase que nos interesa y dice lo siguiente: “La enfermedad, por su lado, no es ajena a este tipo de estructuración "religiosa" de la realidad, principalmente para quienes se adscriben a ella (aunque tal vez cumpla un papel referencial y eventualmente ejerza alguna influencia, ya sea en términos negativos, para quienes por el contrario se apartan de sus sendas)”, en este estudio concluyen que hay algunas personas que se apartan de sus deidades por lo mismo que sintió Celia Matilde en ese momento, pero no pasa con todas las personas y este es el caso de la Sra. Matilde y muchas más personas que pasan por esta enfermedad, ellas excusa a su dios diciendo que "Dios no castiga, Dios no es un Dios de castigos. Dios es un Dios real y vivo, la vida la tenemos todos, nos la dio a todos. Él es un Dios de todos"; con este estudio podemos decir que la recaída que tuvo la Sra. Celia Matilde es algo común y ella como muchas otras con una fe bastante fuerte siguieron aferrándose al mismo dios al que en algún momento estaban cuestionando.
Esta recaída de la Sra. Celia fue bastante fuerte pero relativamente corta, pues en el siguiente mes ya se sentía más fuerte como si su dios esta vez sí la hubiera escuchado y la hubiera levantado con todas sus fuerzas, y esto le dio un impulso a seguir ya que faltaban alrededor de 3 tratamientos más y acababa su proceso de quimioterapias, y para ella si había aguantado más de la mitad de los tratamientos era porque dios tenía más propósitos para ella en este mundo de mortales; durante los siguientes 3 tratamientos fueron bastante duros igual que todo su proceso, y cuando se encontraba en su último tratamiento su familia organizó una gran fiesta porque sabíamos que su proceso había terminado, la Sra. Celia Matilde había vencido el cáncer ya era imposible que este hiciera metástasis en algún otro de sus órganos, todo era felicidad para su familia, se reunieron sus hijos, nietos y su esposo para celebrar que esta mujer que une la familia podría seguir con su familia por muchos más años. Si ella había podido con eso, podría con lo que sea que venga en esta vida donde no tienes la vida comprada; durante los siguientes 2 años ella estaba más alentada que nunca, creció su cabello nuevamente hermoso y reluciente, y tenía sus controles regularmente para confirmar que en su cuerpo no tenía células cancerígenas, hasta que el 06 de marzo del año 2020 en uno de sus controles habituales encuentran unas células cancerígenas en su sangre y era necesario alrededor de 3 o 4 tratamientos de quimioterapia para eliminar estas, de nuevo se encuentra en una situación inesperada pero no tiene miedo porque ya había pasado por eso, inicia de nuevo el tratamiento de quimioterapias y en su primer tratamiento sufre más de lo que sufrió anteriormente, o así lo describe ella, pues habían sido 2 años en los que no había sentido tal dolor y desde su primer tratamiento pide que corten todo su hermoso cabello porque no aguantaba el dolor de su cuero cabelludo igual que hace 3 años y perder su cabello fue igual de difícil que en aquel tiempo, de nuevo recurre a su dios preguntándole: “¿Dios por qué a mí?, ya pasé tu prueba, qué tengo que demostrarte ahora”, pero esta vez no recayó, y es muy curioso porque en esta vez ella describe no haberse sentido sola en ningún momento de sus quimioterapias, así que teóricamente podemos decir que la religión tuvo un efecto placebo en ella, porque cuando sentía que su dios no la escuchaba ella empeoraba de maneras indescriptibles, pero cuando sentía su presencia ella mejoraba milagrosamente, pero esto tiene una razón psicológica según Zenteno que dice así: “Pero el dolor que sentimos no sólo depende de la información que los nociceptores envían a nuestro cerebro. Se sabe que en él influyen los recuerdos, las emociones y factores patológicos, genéticos y cognitivos”, 2009.
Actualmente es una mujer muy alentada, que vive para servir al prójimo, adora a sus nietos tanto como ellos la adoran a ella, sigue siendo la razón por la que su familia sigue unida, pues todos quieren que los años que “Dios” le regaló de más ella sea una mujer muy feliz, en este momento ella agradece a su dios todos los días por haberla ayudado a superar esta difícil prueba, ella no recuerda el nombre del cirujano que retiró de su cuerpo el tumor cancerígeno encontrado inicialmente, porque para ella dios era quien estaba haciendo la cirugía, ella describe como un “milagro” que ella esté viva en este momento, aunque esté agradecida con los doctores que la trataron ella no agradece a la ciencia ni a los avances tecnológicos del momento, ella agradece a su dios por estar viva, ella dice que si no se hubiese aferrado a dios ella no estaría aquí. ¿Quiere decir que una persona que no crea en dios no se habría salvado?, la ciencia daba muy pocas esperanzas de vida en un comienzo, pero también fue la ciencia y el tratamiento quienes la salvaron, ¿entonces?, ¿qué la salvó a ella: su fe o la ciencia?
Santiago Corrales Piñeros*
Estudiante de Estadística
Universidad Santo Tomás