Santiago Salazar Cocha*
Es increíble pensar que en nuestros tiempos sagas como Hush Hush o Crepúsculo vendan millones de copias en menos de tres meses, mientras que autores de la talla de Ramón del Valle Inclán mueran sin ser recordados.
Durante siglos hemos visto cómo en este arte podíamos expresar nuestros pensamientos, lo que en 1900 se conocía como la “Torre de Marfil” del escritor; tomemos como referente a García Lorca, en “Romance Sonámbulo”, uno de sus poemas más reconocidos, donde dice: “Bajo la luna gitana, las cosas le están mirando, pero ella no puede mirarlas”.
En este verso podemos ver una clara diferencia con la literatura actual, la cual se enfoca en las masas y comienza a haber una falta de complejidad, optando por una escritura más simple; es, sin duda, el nuevo espectro que el consumo plantea.
Al respecto, es preciso mostrar ciertos ejemplos de la tradición literaria para que se vea cómo se fue perfeccionando este arte.
La literatura no siempre fue igual. Durante la Edad Media se basaba netamente en historias que los trovadores relataban a su paso por los distintos pueblos. Fue esta necesidad por evitar que la historia del trovador se perdiera la que hizo que se comenzaran a escribir. En esta época tenemos lo que se conoce como epopeyas, entre las que se destaca El Cantar del Mio Cid, La Ilíada y la Odisea. Veamos un ejemplo de estos textos épicos que pertenece a El Cantar del Mio Cid: “El Cid con su compañía tornó; moros y cristianos le llamaron el Cid campeador. El rey de Sevilla buenos dones e las parias le dio; tornose mio Cid para Alfonso su señor.”(Anónimo, 1600). Uno de los primeros aspectos a resaltar es la escritura, pues recordemos que en la Edad Media no se tenía el cuidado que hoy en día tenemos con la ortografía. Pero más allá de esto, podemos notar un claro juego con la sonoridad entre versos, además del contenido como tal del cantar completo. En este tipo de literatura se relataba esencialmente las hazañas de héroes nacionales.
Posteriormente, se comenzó a incluir elementos mágicos como conectores entre las diferentes partes de la historia, esto ya que se necesitaba tapar ‘huecos’ que el trovador no decía, o como un acelerador para el relato de la historia. El siguiente fragmento pertenece a Tristán e Isolda:
...su madre recogió yerbas, flores y raíces, las mezcló con vino y preparó un brebaje potente. Cuando con ciencia y magia lo tuvo listo, lo vació en un jarro y le dijo a Brangania en secreto: -[...] Toma pues esta jarra de vino y grábate bien lo que te voy a decir: escóndelo de manera que nadie lo vea que ningún labio se acerque. [...] Asegúrate, muchacha, de que sólo ellos lo beban, porque este filtro tiene la virtud de hacer que los que lo prueban se amen para siempre, en la vida y en la muerte. (Joseph Bedier, 2015, p. 37).
En esta parte del texto podemos ver la presencia del elemento mágico, en este caso, el brebaje que prepara la madre de Isolda. Con el aparecimiento de estos elementos mágicos se comenzó a desarrollar nuevas corrientes como lo fue el Romanticismos o el Realismo.
Posteriormente, a mediados del siglo XIX, la literatura comienza a tomar nuevos rumbos, pues las corrientes que surgieron en la época (Romanticismo, Naturalismo y Realismo) comenzaron a despertar la emotividad en el pueblo, y se comienza a cuestionar la burguesía. Según Eric Hobsbawn (1848) las artes (principalmente el Romanticismo), cambiaron de rumbo, y pasaron de ser arte por humanidad, a ser arte por el arte.
Este cambio hizo que muchos autores comenzaran a cuestionarse existencialmente, ahora los románticos buscan responder el quién soy yo, y el realista busca retratar la cotidianidad haciendo crítica social.
Para 1898 tenemos un hecho generacional que enlazará a varios escritores, este hecho fue la pérdida de las últimas colonias españolas, y los hará interrogarse por el camino que España está tomando, su arte se enfocaría en responder el a dónde vamos. Esa pérdida de sentido en sus vidas los hará mirar al pasado, buscar sus raíces, y es cuando comienzan a progresar, y para ellos, España o se moderniza, o vuelve a sus raíces. Este afán por recobrar un sentido hace que se vuelvan más fieles a la ciencia y al progreso (positivismo), constantemente estén criticando al burgués. Además, los escritores del 98 entran en un proceso de secularización, muestra de ello son los fragmentos de Niebla, un texto de Miguel de Unamuno (1914):
Siento que mi espíritu se purifica al contacto de esa muerte, de esta purificación de mi amo, y que aspira hacia la niebla en que él al fin se deshizo, a la niebla de que brotó y a que revertió. Orfeo siente venir la niebla tenebrosa… Y va hacia su amo saltando y agitando el rabo ¡Amo mío! ¡Pobre amo mío! (p. 139).
Acá vemos lo que es la inmanencia, esta se puede definir como la propiedad en la que una realidad permanece en sí misma, desarrollando toda su esencia en su interior. En este primer fragmento, tenemos la escena en la que Orfeo, el perro del protagonista, mira el cuerpo sin vida de su amo y la pena lo está matando. El hecho de que él vea la niebla llevándoselo a la muerte se convierte en su única realidad, y más allá convierte a la niebla en la realidad en la que se desarrolla toda la acción (vida y muerte). Veamos ahora el proceso de trascendencia que completa la secularización:
-¿Conque no, eh? -me dijo-. ¿Conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada que salió…! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera: se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Oslo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima…” (p. 128)
En esta escena de la obra, el protagonista -Augusto Pérez-, trasciende en esa niebla y se dirige a su creador Miguel de Unamuno. Vemos entonces dos factores que son la trascendencia (también propuesta en la cita al poner al lector como otro ente de ficción) y esa profanación de Dios, ya que ahora este personaje religioso pierde sus facultades para ahora convertirse en "la nada de que salió...", y en otro ente ficticio citado por el autor. E incluso, en esta cita, lo que el autor trata de mostrar al lector es que nosotros somos solamente un ente de ficción, prácticamente cuestiona nuestra existencia y lo deja a una manera muy sublime. De esta forma se expone un ejemplo de cómo era el estilo de la generación del 98.
Ahora bien, miremos cómo la literatura contemporánea se ha venido encargando de ridiculizar este existencialismo, el siguiente fragmento es del libro Hush Hush, de Becca Fitzpatrick (2009):
Chauncey caminaba con facilidad sobre las tumbas hundidas y el humus del cementerio; incluso en la niebla más espesa podía encontrar su camino de vuelta a casa desde aquí sin perderse. Esa noche no había niebla, pero la oscuridad, y la arremetida de la lluvia engañaban lo suficiente. (p. 2).
Este fragmento es la antesala a los acontecimientos de la historia, definiendo un poco de la temática que vamos a encontrar en este texto. Podemos catalogarlo como existencial por la atmósfera que describe. Bien se puede resaltar el influjo que el cine le ha dado a la literatura; y en este fragmento se puede apreciar una descripción de un espacio sombrío aparte del cliché del cementerio; del cine, estos espacios acompañan a personajes con delirios de existencia.
Ahora bien, como este fragmento podemos hallar similares en otros textos, por ejemplo: Crepúsculo, A Shade of a Vampire, o Reasons to Breathe. Y todos tienen un fin común que es el de introducir al lector a las típicas historias de amor con vampiros u otros seres del mismo tipo. Es quizá este tipo de redacciones las que atraen a la gente por lo fácil de digerir, es decir, para un lector joven es mucho más sencillo leer redacciones que crean imágenes instantáneas en la mente, al otro tipo de redacción compleja en la que tu mente se fuerza por saber la realidad de lo que pasa.
Sin embargo, vemos que durante los últimos años los jóvenes se sienten atraídos por esta literatura "existencial" contemporánea, y es sin duda por el mal de siglo que aqueja a la generación de los millennials: la depresión. Aún no hay estudios que hayan dado con la raíz del porqué la presencia de este problema, sin embargo la Organización Mundial de la Salud calcula que esta enfermedad aqueja a 300 millones de personas en el mundo, y también calcula que 800.000 personas se suicidan por este trastorno, para mayor hincapié, más del 60% de estas personas están entre las edades de los 15 a 29 años.
Más allá del problema como tal, vemos que no hay autores que muestren a su público el verdadero sentido del existencialismo y lo que conlleva, por el contrario, se aprovechan de la situación para hacer 3 o 4 partes de una historia bajo la misma temática. Han roto con los dos supuestos que nos dejaron la revolución industrial y la revolución francesa, y que Hobsbawm hace notar como arte por humanidad, y arte por el arte; y se han convertido en una especia de arte como mercancía.
Incluso vemos como este supuesto de arte como mercancía atraviesa barreras con la llegada de los medios audiovisuales modernos, principalmente YouTube; cobran importancia porque durante los últimos años hemos visto el boom de los "Youtubers", los cuales tienen la atención de las generaciones más jóvenes. Resulta que estos aprovechan su gran influencia esta generación que, de entrada, se preocupa por llamar la atención y seguir las tendencias, para diversificar su mercado creando libros que no tienen ningún sentido, ejemplos de esto tenemos textos como: Chupa el perro, Lunas de Plutón o La Guía del Ligue. Basta con leer sus reseñas (algunos incluso su título) para saber de su contenido. Tomemos de ejemplo el libro de Chupa el perro del chileno Germán Garmendia, en la reseña del libro destaca lo siguiente: "¿Qué para qué lo escribí? Puede que estés pasando por un momento difícil, que hayas cometido un error del que te arrepientas, o simplemente te preocupe el futuro. Mi intención es echarte una mano con algún que otro Germansejo."(Garmendia, 2016). A manera de crítica destaco el abuso del lenguaje en “...con algún que otro consejo” ya que debería ser “con alguno que otro consejo”; más allá de esto resalto el hecho que la nueva literatura (si aún se puede llamar así), se centre en la típica autoayuda. Ahora sí se asesinó al arte de escribir.
Sin duda, la literatura cambió de rumbo y ahora se convirtió en una mercancía más; y para mayor dolor, con los “Youtubers” se crea el supuesto de que cualquiera puede escribir un libro. Estas son las consecuencias que ha dejado el consumo sobre la literatura; aunque si somos sagaces, aún podría salvarse; este problema se puede erradicar desde la educación temprana, ya que al incentivar la lectura en los jóvenes podríamos estar llevando a estas mentes a ser más críticas, obviamente, si la lectura incentivada es de la literatura que represente algún grado de complejidad para nuestras mentes. Aparte de esto, se pueden crear otros beneficios derivados como el correcto uso del lenguaje; al ser empiristas innatos, el hecho de leer constantemente libros que hagan juegos con el lenguaje (como los propuestos en las vanguardias) nos hará ver cómo hacer un correcto uso de nuestro diccionario. Y por qué no, podríamos inferir que se erradicaría el mal de siglo al exponer de manera correcta algunos de los dilemas existenciales del joven moderno.
Referencias
Anónimo. (1600). El Cantar del Mio Cid. En Anónimo, El Cantar del Mio Cid (págs. 5-6). Sevilla.
Bédier, J. (2015). Tristán e Isolda. En J. Bédier, Tristán e Isolda (págs. 37-40). Bogotá: Norma Cara y Cruz.
Unamuno, M. d. (2002). Niebla. Obtenido de Universidad de Chile: http://web.uchile.cl/archivos/uchile/revistas/autor/unamuno/Niebla.pdf
Fitzpatrick, B. (2009). Hush Hush. En B. Fitzpatrick, Hush Hush (págs. 5-7). Londres: Simon and Schuster.
Garmendia, G. (9 de Julio de 2016). Chupa el perro. Obtenido de Rincón Literatura: http://www.rinconlectura.net/2016/10/chupa-el-perro-de-german-garmendia.html
Santiago Salazar Cocha*
Estudiante de Ingeniería mecánica
Universidad Santo Tomás
Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) octubre 2017 No. 4