*Laura Valentina Chivata Quintero

En anmhárico –idioma original de la película – la grafía de Efraín resulta ser equivalente a lamb que en inglés significa cordero. Así, un creativo juego de palabras en el título de esta película dirigida por Yared Zeleke y realizada por la productora francesa Gloria Films vislumbraría la relación estrecha entre Efraín, un niño etíope apasionado empírico por la cocina y Chuni una oveja herencia de su madre fallecida.

Esta película nos traslada a la vida diaria de cualquier etíope en su cultura. En el sentido del cultivo del hombre y de la mujer, estas personas se ven enraizadas a un entorno regido por una normatividad rígida; la asignación de roles tradicional: los varones realizan las labores "fuertes" y las mujeres se dedican a los quehaceres del hogar, una vida arraigada a la religiosidad y una cultura que nos permite viajar tras la pantalla a conocer una pequeña zona africana. Un periplo que nos presenta una conmovedora historia a través de las dificultades de la vida diaria, en este caso, las del infante Efraín.

Desde pequeño Efraín se enfrentará a la resolución de problemas en su vida, la migración, su condición de huérfano por parte de su madre y el abandono de su padre, la presión de ser hombre y ejercer el rol correspondiente en una cultura machista, la adaptación a un lugar distinto, la aceptación de su nueva familia, el enfrentamiento a las agresiones recibidas y el desarrollo de su ingenio para asumir el mayor de sus problemas: salvar a Chuin del sacrificio al acercase la calenda etíope. Es así que se verá en un constante esfuerzo por cuidar de su oveja y para ello hará uso de sus dotes culinarios, sin importarle que "los chicos no cocinen". ¿Será que Efraín salvará a Chuin?

No solo se trata de una narración audiovisual que trasmite el valor de la amistad entre Efraín y Chuin, sino que las cámaras se dirigen hacia la periferia ya no para enfocar a héroes, princesas, príncipes y guerreros, sino a la condición de vida de un niño cualquiera en un lugar más desconocido que el Macondo que Gabo nos pintó: Etiopía. Los efectos de la migración, el valor del trabajo, la irreverencia plasmada en actos tan normalizados para occidente como un chico frente a una estufa, o, una chica —Tsion— quien lee el periódico, desea el progreso intelectual y no quiere ser asignada como esposa con el objetivo de procrear —a propósito del aporte al cine feminista de Agnés Varda—, la celebración de los ritos en países tan ajenos a la vista como el mismo desconocimiento de las raíces africanas, del legado de Mackandal que nos trae Carpentier, reivindicada en los versos de Candelario Obeso en la literatura negra colombiana, ignorados también en nuestra propia cultura hacen parte de la riqueza reflexiva que ofrece Lamb a través de una lectura sensibilizadora y crítica de la cotidianidad desde la perspectiva de lo aún más lejano: la infancia en un mundo desconocido.

Con este filme que narra el vínculo entre Efraín y Chuni se inaugura el marco del Festival de Cine Francés. Un festival que tendrá como objeto central honrar los aportes de la cineasta francesa Agnés Varda. La fecha para disfrutar del evento es entre 18 de septiembre al 16 de octubre del 2019 en diferentes salas de cine nacionales. Contará con la participación especial de invitados como Tom Volf y Félix Maritaud. Compartimos el trailer con ustedes.

Laura Valentina Chivata Quintero*
Estudiante de Licenciatura en Filosofía y Letras
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades.
ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2019 No. 12