Alambritos

Sharid Manrique López*

Un acto de paz muchas veces no es un acto heroico o de impacto masivo, a veces un acto de paz puede ser algo tan elemental como darle algo de comer o tan solo escuchar y reconocer a un habitante de calle como lo que es, como un ser humano, como esa persona que pasa frio, que tiene hambre, pero que también siente y sueña como cualquiera de nosotros lo haría.

Los sábados acostumbro a participar, junto a una fundación, en la actividad de obsequiar comida a los habitantes de calle, vendedores ambulantes y a todo aquel que quiera comer algo durante el recorrido. En uno de estos recorridos me encuentro con Alambritos, un habitante de calle, con el que nos encontramos regularmente; ese día fue diferente, él se nos acercó primero, nos empezó a hablar, nos contó de su día y sobre como era de que con el alambre que tenía en el cuello se ganaba la vida, mientras tanto nosotros le entregábamos la aguapanela con pan. Después de unos minutos platicando Alambritos se ofrece en hacer nuestros nombres en el alambre, Sofía, la de la foto, accede encantada, mientras tanto yo le pido a Alambritos si le puedo tomar una foto junto a mi compañera, él con gusto posa junto a Sofía y después de tomarse la foto decide irse, nos damos las gracias mutuamente y cada uno sigue con sus caminos.

Sharid Manrique López*
Estudiante de Sociología
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2019 No. 12

 

Buscador