David Santiago Rincón Rey*
El conflicto armado en Colombia ha roto cualquier tipo de imaginario, ha permeado a toda la población en todos los rincones de su territorio y, por desgracia, aún estamos lejos de encontrar una verdad reconciliadora y una paz duradera. Empero, hay muestras artísticas que siguen trabajando duro en la ardua labor de visibilizar la importancia de la verdad y el perdón, un ejemplo claro de ello es el documental Del Otro Lado del director y protagonista Iván Guarnizo.
Este documental destapa la intimidad de dos hermanos que, luego del fallecimiento de su madre, quien estuvo secuestrada 603 días por las FARC-EP, decidieron ir en búsqueda de la “verdad” por las selvas del Guaviare y Guainía.
Esa zozobra a lo desconocido y más en escenarios de violencia, hizo que los hermanos Iván y Alberto se cuestionaran sí recorrer los pasos de Beatriz, su madre, era una buena decisión. Sin embargo, había muchos vacíos que llenar, muchas preguntas a las que debían darle respuesta y con valor en el pecho, fueron en busca de la verdad.
Guiados por un diario donde su madre narraba las historias, los momentos, las personas y todo aquello que vivía en la selva, empezaron a buscar nombres, transitar caminos poco accesibles por la composición de la naturaleza y hacer llamadas que pocas veces aportaron a la búsqueda. Sin embargo, el punto de inflexión más importante en la pesquisa fue una llamada. Iván, luego de mucho tiempo, pudo comunicarse con un personaje clave, su nombre es Güérima, quien era la persona encargada de cuidar a Beatriz y a otras personas en cautiverio. Él tiene muestras de la violencia tatuadas en el alma y cicatrizadas en la piel, sin embargo, el cariño fraternal que le despertó Beatriz en sí mismo, hizo que incluso desobedeciera órdenes y arriesgara su vida para proteger la de ella. Este contacto tuvo el impacto y las respuestas necesarias para que Iván y Alberto entendieran a Beatriz y porqué partió llevando perdón en su corazón.
Este documental tiene el poder de sensibilizar a quién lo ve, dado que muestra la intimidad de actores de todos los lados del conflicto, quienes dieron apertura a sus pensamientos y emociones para poder transmitir la importancia de la verdad reparadora, el perdón y la reconciliación. Da la oportunidad a quienes no vivieron la violencia del país de forma directa, de ponerse en los zapatos de quienes por desgracia sí hicieron parte del conflicto y entender que siempre la paz viene de adentro hacia fuera. Se aprecia, también, la sensibilidad de los hombres, demostrando que el conflicto no segmenta a nadie y así mismo debería ser la paz.
Desde partes más técnicas, por escribirlo de alguna manera, en su composición hay que valorar distintas cosas, los videos de archivo fueron muy precisos y dicientes, ver a Beatriz dando testimonio a la Fiscalía sobre lo vivido en cautiverio y al mismo tiempo soltando carcajadas crean sensaciones que cada una de las personas que vea el documental debe experimentar de manera interna, en mi caso, me mostró la fortaleza y la resiliencia que tanto hace falta comprender en Colombia. Por otra parte, las tomas donde se evidencia las dificultades que pasaron para llegar a lo profundo de la selva, las embarcaciones encalladas, las largas jornadas de caminatas con equipos en el hombro, los insectos y los climas son algo que hay que rescatar. Así mismo, quiero destacar dos imágenes, la primera, donde se puede ver el paso de la violencia en el cuerpo de Güérima y la segunda cuando aparece Iván y el Excombatiente sentados ambos dando la espalda a la cámara hablando de reconciliación.
Del otro lado hace un contraste de las formas de vivir la violencia, desde la urbanidad y desde la ruralidad y puede ser la una oportunidad de hacer una introspección sobre cómo usted, que está leyendo esto, ve el conflicto, entiende la verdad y la paz.
David Santiago Rincón Rey*
Comunicador Social
Universidad Santo Tomás
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ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2021 No. 20