El nacionalismo como respuesta a la globalización

Jessica Tatiana Roncancio González*

En la actualidad, la opinión del nacionalismo está dividida con respecto a las distintas consideraciones que se tienen al momento de definirla en las diferentes culturas, sociedades y políticas del mundo; además, se juzga que el nacionalismo está diseñado para dividir al mundo, para el no cumplimiento de los derechos humanos, como un impedimento de los valores y una gran amenaza a la paz.

A partir de esto, se puede determinar si esta ideología solo causa resentimientos entre las naciones, o por el contrario si ayuda a las personas que habitan un territorio a tener más identidad. Para dar respuesta a estas incógnitas, empezaremos con la definición de nacionalismo.

El nacionalismo, que significa etimológicamente “apego a la patria”, es la doctrina o ideología que atribuye identidad, diferenciando a un territorio y sus ciudadanos; en otras palabras, son las creencias en común que forman la pertenencia de los habitantes de una nación. Propugna como valores el bienestar, la preservación de los rasgos identitarios, la independencia, la cultura, la libertad, la gloria y lealtad a la considerada como nación propia. Busca producir una situación óptima donde país (unidad geográfica o territorio delimitado por fronteras), nación (cultura y costumbres de personas que habitan el mismo territorio) y estado (forma de organización de una nación para desenvolverse económica, social y políticamente) coincidan. En últimas, el nacionalismo se refiere a la posibilidad de mantener la diversidad y pluralidad de las formas de vida en un país determinado.

Ahora, para dar respuesta a los interrogantes planteados anteriormente, se puede observar que el nacionalismo no crea resentimientos, xenofobia, racismo o intolerancia con otras naciones, pero sí, en cambio, el término es utilizado como una excusa para la exclusión y discriminación de personas que no comparten la misma identidad o cultura, se le estaría cambiando el sentido a lo que en realidad significa el nacionalismo y estaría concordando con las muchas críticas que ha tenido la ideología por ser “la peor de todas las pestes” y el “sarampión de la humanidad” como lo dijeron Stefan Zweig y Albert Einstein respectivamente, además de muchos otros pensadores que lo examinaban como la causante de abundantes guerras, siempre como la principal semilla de violencia del mundo.

De esta manera, el nacionalismo es muy importante para un país porque de ahí nacen la identidad y pertenencia por este; para que en el mundo globalizado en el que vivimos donde las fronteras se borran por el mercantilismo, los valores y la cultura que significa la esencia de una nación no desaparezca. Sin olvidar además, que todo extremo es malo; es decir, que el propósito del nacionalismo no es por ningún motivo crear discordia y guerra entre los países del mundo.

Con respecto a lo anterior, la globalización es uno de los principales elementos que tiene influencia en el crecimiento y desarrollo de los países a nivel mundial, consiste en la unión de procesos económicos, sociales y culturales de diferentes países; en otras palabras, se da la liberalización de mercados a nivel mundial, esto con el objetivo de reducir costes de transporte de mercancías, comunicación, y la movilidad sin barreras de bienes, servicios, capitales, conocimientos y en menor medida, personas. La globalización surgió ante la idea de que no toda sociedad tiene la misma necesidad de consumir lo que otras necesitan, por lo contrario, cada una de ellas se abastecen de cosas diferentes y generan costes distintos en el proceso de producción.

El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio son instituciones internacionales creadas con el fin de prevenir depresiones económicas, asegurar la estabilidad económica mundial y gobernar las relaciones financieras y comerciales internacionales; estas toman importantes decisiones sobre las políticas y proyectos de los países, los cuales acceden por medio de las condiciones impuestas en los préstamos de ajuste estructural para afrontar crisis. El primero de estos fue fundado bajo el pensamiento de provocar el crecimiento mundial por medio de políticas expansivas mediante el manejo fiscal y monetario, pero esta orientación se perdió en la década de los 80, lo cual significó un enfoque diferente para el desarrollo económico y la estabilización mundial, aportando dinero a los países que lo necesitan con la condición de hacer políticas contractivas a través del aumento de los impuestos y tasas de interés, y la reducción del gasto público, lo que además de no generar crecimiento en países en vías de desarrollo, no representa un incremento en los estándares de vida ni un aumento del desarrollo.

Análogamente, a partir del funcionamiento de las políticas económicas propiciadas por esas instituciones que regulan la globalización, cabe preguntarse si esta tiene un efecto positivo en el bienestar social, la calidad de vida y el desarrollo de los países, en especial los no desarrollados; o si por el contrario, se está perdiendo la identidad, cultura, patriotismo, pertenencia y beneficios económicos de estas naciones.

Como es sabido, existen consecuencias directas de la apertura del mercado de países en desarrollo, por ejemplo, la no capacidad para competir contra las mercancías económicas de los países industrializados, lo que genera efectos sociales y económicos negativos, como la destrucción de empleos y el menor crecimiento de productividad, provocando pobreza y miseria. Cabe resaltar que estas instituciones internacionales han sido dominadas por países industrializados pertenecientes al G-7, por sus intereses comerciales y financieros, esto sin tener en cuenta el desarrollo y sus esfuerzos por reducir la pobreza.

De esta manera, la globalización no genera mejoras en las vidas de los más necesitados ya que las nuevas empresas extranjeras dañan las nacionales, amenazando también las condiciones laborales, lo que provoca crisis sociales, paros masivos y violencia urbana. Se evidencia además una reducción en los precios cobrados por los países pobres en relación a los pagados en las exportaciones, lo que deteriora el crecimiento. Ahora bien, ¿cómo se relaciona el llamado nacionalismo  económico con estas problemáticas dadas a los países en vías al desarrollo y su apertura económica y comercial? Esto radica en que el nacionalismo puede ser una buena opción contra los saqueos de la globalización, a razón de que protege una economía a nivel local, dejando de lado el colonialismo en el que incurren los países desarrollados y la dependencia con estos.

Concluyendo, la globalización no ha tenido un impacto positivo en países en vía al desarrollo, ya que las brechas entre pobres y ricos se hacen cada vez mayores, manteniendo la alta informalidad y la poca movilidad social, sin producir estabilidad económica global, es decir que sus políticas económicas, comerciales y aportes al mercado laboral no han tenido un buen funcionamiento debido a la poca adaptación cultural de los países, además por el manejo de las instituciones por parte de países industrializados y sus beneficios individuales sobre el desarrollo. Admítase que, a pesar de todo, existen formas de preservar la cultura de una nación dadas por el nacionalismo económico, así por ejemplo, el proteccionismo de consumo, trabajo y capital de la economía interna por medio de aranceles, que aunque promueve la cohesión social, se contrapone al axioma principal de la globalización, es decir, el libre comercio sin restricciones.

Con todo y lo anterior, el nacionalismo es comúnmente asociado con egoísmo y una amenaza a la sociedad debido a su malinterpretación, debido a que se vuelve malo cuando se torna violento con el fin de imponer creencias sobre otra nación, lo cual provoca problemas y es la gran amenaza a la paz debido a que no tiene en cuenta las demás culturas y el nacionalismo que practican para preservar su identidad.

Referencias

Etimologias.dechile.net. (2018). Nacionalismo. Recuperado de: http://etimologias.dechile.net/?nacionalismo

Stiglitz, J. (2002). El malestar en la globalización.

Jessica Tatiana Roncancio González*

Estudiante de Economía

Universidad Santo Tomás

 

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades

ISSN 2619-421X (en línea)  abril 2018 No. 6

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