Resolución de la felicidad

*Sarita Rodríguez B.1

Los seres humanos actuamos a través de los principios éticos, que nos permiten tomar decisiones en busca del bien personal y social, a través de la realización de diversas acciones que tienen como último bien la felicidad y realización propia, sin embargo, en la actualidad, la falta de estos principios éticos ha deshumanizado nuestra forma de pensar.

La historia de los seres humanos se puede resumir, en una forma simple, que va más allá de guerras, conquistas e incluso avances, y la cual está basada en un principio básico de las ciencias sociales, la búsqueda permanente de la felicidad, entendiendo la misma como el máximo bien al que todo ser humano aspira alcanzar y por el que trabaja constantemente.

Benjamín Franklin dijo: La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.

Así mismo, dentro de la comprensión de la felicidad como un objetivo al final de cada día, Aristóteles organiza su propuesta ética en torno al problema de la felicidad, su punto de partida es la convicción de que, para todos los hombres, en todos los oficios y ocupaciones, lo común es perseguir un fin; en el caso especial de la ética, ese fin que se pretende alcanzar es la felicidad.

De este modo, se plantea que el hombre feliz, es profundamente racional, prudente, reflexivo; alguien capaz de tomarse el tiempo necesario para medir las consecuencias de su acción. Antes de actuar debe aprender para decidir, para optar, para elegir lo bueno, lo correcto; sus armas son el logos (raciocinio) el ethos (conciencia moral) y el habitas (lo que se adquiere).

Por lo tanto, cabe preguntarnos a nosotros mismos si en verdad somos felices ¿lo somos, somos felices?

En primera instancia, debe comprenderse el concepto de la ética y su importancia en las acciones que realizamos en cada momento, lo cual nos lleva a entender también el concepto que se maneja de dignidad en la actualidad, teniendo en cuenta que este aspecto es importante para la realización y el logro de la felicidad, comprendido que la misma es el valor inconmensurable o el valor que tiene cada persona por el hecho de pertenecer a la especie humana.

El término ética proviene de la palabra griega ethos, que originariamente significaba “morada”, “lugar donde se vive” y que terminó por señalar el “carácter” o el “modo de ser” peculiar y adquirido de alguien; la costumbre. 

Se considera una rama de la filosofía relacionada con la naturaleza del juicio moral, que medita sobre lo que es correcto o incorrecto (lo bueno y lo malo) en nuestra sociedad y en nuestra conducta diaria.

La ética es la obligación efectiva del ser humano que lo debe llevar a su perfeccionamiento personal, el compromiso que se adquiere con uno mismo de ser siempre más persona; refiriéndose a una decisión interna y libre que no representa una simple aceptación de lo que otros piensan, dicen y hacen.

En este sentido MacIntyre, presenta el lugar de la ética como el puente entre el hombre ineducado o el hombre tal como es, es decir, lo que actualmente somos y el hombre que ha alcanzado su realización personal. Por tanto, la ética es el lugar donde el hombre toma conciencia de una perfección que no posee y a la que desea y anhela conquistar.

Por otro lado, El concepto de dignidad humana tiene su origen en la antigüedad griega; sin embargo, se ha enriquecido en su significado y alcance a lo largo del desarrollo de la historia humana. Como se mencionaba anteriormente esta debe ser comprendida como un valor inconmensurable o el valor que tiene cada persona por el hecho de pertenecer a la especie humana, pasando de ser un concepto vinculado a la posición social, a ser el valor que permite expresar la autonomía y capacidad moral de las personas, constituyéndose en el fundamento indiscutible de los derechos humanos.

Sin embargo, esta exposición pretende ser más que una explicación de conceptos, siendo así una oportunidad que me permite a través de mi experiencia personal dar a conocer como la ética y la felicidad han cambiado mi vida, y pueden a su vez cambiar la de cada persona si se comprende el valor que cada uno tenemos por el solo hecho de existir.

De modo que, desde mi perspectiva el concepto de felicidad sólo puede ser definido poniendo en relación al hombre con su existencia y, en consecuencia, con las circunstancias que vive con su mundo, es decir, la relación constante con sus acciones, su vida, sus pensamientos y emociones.

A pesar de que el término puede recibir muchos matices dependiendo de la época o de la corriente del pensamiento dentro de la que sea definido, se puede afirmar que, a grandes rasgos, consiste en la satisfacción de uno mismo, en la plenitud de la propia vida. Así entendida, la felicidad surge como un concepto completamente material y mundano, ligado a la vida ordinaria y a sus vicisitudes.

Por lo que surge de allí lo que he decidido denominar la resolución de la felicidad, de lo cual cabe entender el concepto de resolución como solución o respuesta que se da a un problema, una dificultad o una duda; en este caso en particular la respuesta al miedo que representaba la vida.

Para empezar, quisiera que cada una de las personas que están presentes, pensemos en todo aquello que se nos viene a la mente cuando una persona menciona la palabra “suicidio”. Después de ello, pensemos en la realidad que este tema representa en la vida de muchos jóvenes y partamos de que son cientos los jóvenes que en la actualidad han sido diagnosticados con problemas de depresión, bipolaridad y trastornos psiquiátricos de su personalidad, que en una u otra medida los han llevado a tomar decisiones como quitarse la vida.

Sabían ustedes que en un artículo del tiempo publicado para el año 2016 se revelaba que, durante el 2015, el suicidio fue la cuarta causa de muerte violenta en el país: 2.068 personas decidieron quitarse la vida, un 10 por ciento más que el año 2014.

Algo que no fue cambiando con el pasar de los años, puesto que para el año 2017 en el transcurso del mes de mayo, es decir hace un año, al Instituto Nacional de Salud se habían reportado ya 9.214 intentos de suicidio en el país. Es decir, 65 cada día y dos cada hora.

Según el INS, las mujeres son las que más intentan acudir al suicidio (62,1 %). La mayoría de los casos se presentan en adolescentes entre los 15 y los 19 años (29,1%), luego en jóvenes de 20 a 24 años (19%), después en los de 10 a 14 años (12, 9 %).

Todo esto, se dirige a un solo punto, que está relacionado con el tema que quiero exponer en el día de hoy, ¡Yo también tomé esa decisión el año pasado! Y ahora estoy aquí delante de ustedes, no para contar una triste historia, sino reflexionar acerca de una realidad que nos acompaña día tras día, que muchas veces se sienta, come o respira a nuestro lado y la ignoramos pensando que es algo que no podría pasarnos a nosotros, sin embargo, después de todo entendí que el llamado de nosotros como seres humanos es ser elemento de esperanza, para que otros vivan, y vivan con sentido.

Empecemos con entender que para muchos este acto de cobardía o valentía, está ligado a la pérdida del sentido de la vida, no obstante, desde mi punto de vista y después de mi vivencia personal, considero que está más relacionado con el miedo a vivir y la falta de redes de apoyo que permiten que encuentres alternativas o soluciones distintas para tu vida.

La mayoría de personas que tomamos la decisión hemos estado en constantes tratamientos e incluso hablado de ello antes de cometer este intento, pero al no encontrar una buena red de apoyo, el camino se hace más largo y complicado.

Si bien es cierto que las relaciones no deben ser dependientes, también se parte del punto de vista en el que nacemos, crecemos y nos desarrollamos en una sociedad, rodeados de seres humanos, por tanto en un grado somos totalmente dependientes los unos de otros.

Algo que no se ha analizado solo ahora, incluso desde Aristóteles, el hombre ha sido visto como un animal político, o sea creado para relacionarse con los demás, y el medio es la palabra. Los animales van en manada y no tienen medio consciente de relacionarse verbalmente.

Por otra parte, MacIntyre, expresa justamente en su libro “Animales racionales y dependientes”, que el hombre se emparenta con los animales no humanos, porque somos vulnerables y dependientes. Eso significa que no podemos desarrollar nuestra vida sin la ayuda de los demás, a la vez que tenemos que ser ayuda para los otros. Esto no significa que no trabajemos por nuestra autonomía, que es un elemento diferente y tiene que ver con el crecimiento en la madurez personal.

Pero como mencione anteriormente, más allá de explicar conceptos la pregunta que surge con esto realmente, es una pregunta de sensibilización, ya que considero que todos hemos estado en un punto donde no podemos más, donde realmente hemos querido como coloquialmente se dice botar la toalla, perdiendo el sentido y el valor por nosotros mismos. Entonces, preguntémonos si hemos sido un apoyo o una crítica para quienes nos rodean.

El seis de diciembre del año pasado, después de diversos intentos de cortar mis venas o autolesionarme, logré hacerme un daño profundo en mi brazo izquierdo, pues en un ataque de desesperación, donde no encontraba salida alguna, olvide todo lo que para mí era símbolo de esperanza.

En ese momento las personas que se encontraban a mi lado, no se permitieron ser una red de apoyo y la situación se complicó, después de minutos de estar perdiendo sangre y de haber cortado los tendones flexores y el nervio cubital, sentí que aquello que yo consideraba una pesadilla, por fin terminaría.

Cuando llegue a la clínica, fueron exactamente 7 días críticos, donde dependía de una operación y de la buena respuesta a los medicamentos; desde ese entonces han pasado 6 meses, de recuperación y terapia, pero sobre todo de entender, como necesitaba que alguien estuviera ahí conmigo, que me hubiera tan solo dicho que todo estaría bien, para devolverme aquello que es el sentido propio de nuestras acciones la esperanza. Ahora quiero preguntarte, ¿cuándo fue la última vez que le dijiste a alguien que querías o no, e incluso a ti mismo, que todo estaría bien?

Desde este punto de mi vida, surgió la resolución de la felicidad, un camino lleno de posibilidades a los que yo he decidido llamar mi armadura de guerra, un punto donde la verdad y el respeto por nosotros mismos y los demás, crea un puente entre lo que somos y lo que podemos llegar a ser, el mismo puente que MacIntyre nos muestra.

Y es que, a la hora de la verdad, estamos envueltos en una sociedad donde debemos entender que tenemos un valor como seres humanos, “la dignidad”, la cual nos pertenece por solo el hecho de nacer.

La misma que ha perdido su esencia e importancia en el país, dejando de lado su papel fundamental para el desarrollo exitoso del ser, y el alcance de su felicidad, es decir; la vivencia de una vida ética y plena.

Eduardo Galeano expresa este concepto a través de un poema donde manifiesta que vivimos en la sociedad del miedo:

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.

Y los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

Los automovilistas tienen miedo a caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.

La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.

Los civiles tienen miedo a los militares. Los militares tienen miedo a la falta de armas.

Las armas tienen miedo a la falta de guerra.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.

Miedo a los ladrones y miedo a la policía.

Miedo a la puerta sin cerradura.

Al tiempo sin relojes.

Al niño sin televisión.

Miedo a la noche sin pastillas para dormir y a la mañana sin pastillas para despertar.

Miedo a la soledad y miedo a la multitud.

Miedo a lo que fue.

Miedo a lo que será.

Miedo de morir.

Miedo de vivir.

Cuando tienes miedo de vivir, de ser, de realizarte, te da miedo encontrar también el sentido, pero cuando comprendes que sea cual sea la razón, religiosa, científica, ética estas en el mundo por algo, porque lo mereces y porque lo vales… te das la oportunidad a ti y al resto de vivir de encontrar la resolución de la felicidad y convertirte en una red de apoyo en el mundo.

Si hoy eres una de esas personas que está atravesando por la confusión el miedo el dolor, déjame decirte que la resolución de la felicidad está cerca, que, si se puede y más allá de conocimientos, el arte, la razón y lo propio de la ética está en el valor de saber quién eres, un ser capaz y lleno de virtud.

Y como diría Saramago “(...) la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza.”

Por ello y para finalizar, es interesante entender que estamos llamados al mundo como seres sociables que a través de la esperanza forman caminos que los llevan a su propia realización y de allí, ayudan a que otros formen sus caminos, todo en búsqueda de la felicidad, como fin de la ética.

Así que realmente no importa donde estas hoy sino en donde quieres estar mañana, y aquello que haces para poder lograrlo.

Conclusiones

Las implicaciones de la ética en la educación, hacen parte de la formación personal y profesionales de los seres humanos, fundamentales para el desarrollo íntegro y el alcance de las metas propuestas en la educación.

La esperanza como virtud propia de la ética, ayuda al alcance de la felicidad que como se vio previamente es el sumo fin de la ética.

Las experiencias de vida, ayudan a explicar y entender las realidades de la sociedad y los diversos contextos en los que se presentan, entendiendo el valor de la vida y el ser humano como la dignidad que posee desde que nace.

Bibliografía

Bullé, M., & M., G. V. (39-67). Reflections about the human dignity at the present time. Boletín Mexicano de Derecho Comparado, 46, 2013.

Caracol Radio. (28 de 05 de 2017). Caracol. Obtenido de http://caracol.com.co/radio/2017/05/28/nacional/1495983254_310822.html 

El Tiempo. (11 de 09 de 2016). Los rostros más duros del suicidio en Colombia. El tiempo. Recuperado el 05 de 2018, de http://www.eltiempo.com/justicia/cortes/suicidio-en-colombia-cifras-32520 

Olleros, A. U. (03 de 2007). La felicidad desde el punto de vista filosófico. Madrid, España.

Ramírez, O. C. (30 de 12 de 2015). La felicidad como historia de la lucha humana. Bogotá, Colombia.

Saramago, J. (1995). Ensayo sobre la ceguera. En J. Saramago, Ensayo sobre la ceguera (pág. 156). Lisboa: Editorial Caminho, S.A.

Nota

[1] Este texto se presentó como ponencia en el II Coloquio Interinstitucional de Estudiantes de Humanidades “investigación y humanidades en el siglo XXI” realizado en la ciudad de Bogotá-Colombia, los días 16, 17 y 18 de mayo de 2018.

 

Sarita Rodríguez B*

Estudiante de Psicología

Fundación Universitaria Los Libertadores

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás

ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades

ISSN 2619-421X (en línea) julio de 2018 No. 7

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