Ricardo Silva Romero: breve acercamiento a su obra

Luis Antonio Merchán Parra*

Ricardo Silva Romero nació en Bogotá, el 14 de agosto de 1975. Estudiante del Gimnasio Moderno, donde comenzó a escribir sus primeros cuentos, los cuales eran unas pequeñas narraciones en las que los personajes no tenían nombre. Culminó sus estudios de Literatura en la Universidad Javeriana, en 1998, y su tesis de grado fue un documental sobre Paul Auster, titulado Todos los hombres del rey. En aquellos años escribió Sobre la tela de una araña, pequeña colección de cuentos que conforman una novela humorística; también escribió tres poemarios, todos inéditos y perdidos, titulados Paréntesis, Puntos cardinales y El blues de la luz de la luna; además de la novela El libro del sol y una obra de teatro llamada Podéis ir en paz.

A finales del 2000 culminó su Maestría en Cine y Televisión en la Universidad Autónoma de Barcelona. Participó en las revistas Semana, como comentarista de cine; SoHo, como columnista; y Gatopardo, como cronista que logra rescatar personajes olvidados. Igualmente, ha trabajado en publicaciones como El Malpensante, Número, A+, Artifex, Cambio, Babelia, El Tiempo, Arcadia, Boletín Bibliográfico y Plan B.

Con Sobre la tela de una araña, publicada en 1999, fue como Ricardo Silva Romero se dio a conocer en el ámbito literario. Posteriormente, con sus poemas de Réquiem, en el 2000, ganó el premio de poesía juvenil del Instituto de Cultura y Turismo. En el 2001 Alfaguara publicó Relato de Navidad en La Gran Vía, considerada una novela con parodia autobiográfica. En el 2002 da origen a una página de Internet que lleva su nombre y que intenta recoger diferentes aspectos de su vida y de sus relatos. En el 2003 publica Tic, que para muchos es considerada su primera novela. En el 2004 recoge una colección de poemas en Serranía, la cual se compone de tres poemarios: Una oración por Dios, escritas desde su característico insomnio, El libro del sol, que es una reflexión ante el mundo, y Réquiem, al que ya hemos mencionado. En octubre de ese mismo año logra la publicación de una obra biográfica en torno a un famoso director cinematográfico, Woody Allen: incómodo en el mundo. En julio de 2004, aparece publicada Walkman, la cual refleja nueve días de su vida y su manera de asumir la realidad. Su obra, hasta el momento, culmina con dos novelas: El hombre de los mil nombres (2006), biografía autorizada de Lester Brown, y En orden de estatura, su trabajo más reciente, después de agosto de 2007. Además de esto, escribió el prólogo a la Obra poética de Angel Marcel, en 1997.

Otros cuentos que ha escrito y que se han publicado en antologías, son: Semejante a la vida (en la antología Cuentos caníbales), Doctor Tomás Aguirre, El cucho (en la antología de Planeta titulada 27 relatos colombianos y en una del Fondo de Cultura Económica), Nueve y media de la noche, El único que vive en Bogotá, Diagonal (en la antología Bogotá 39), El marido de María Klossner (en la antología Calibre 39), Querida señora, Jim Block y 603.

Breve reseña de sus obras

Sobre la tela de una araña inicia en 1995 con la intención de reunir los cuentos escritos durante dos años (de los veinte a los veintidós). Esto, unido a su deseo por escribir una novela que hiciera referencia al proceso causa-efecto y donde los personajes tuviesen algún punto de contacto entre sí, pero alternándose el eje de la historia, dio origen a un primer intento del que no quedó plenamente satisfecho, pero que le permitió captar de qué manera ir puliendo este estilo que se convertiría en una constante búsqueda.

Relato de Navidad en La Gran Vía, nace de la necesidad de realizar algo que ocupara sus horas luego de terminar su carrera universitaria. Parte del juego especulativo por imaginar lo que sucedería al entrar alguien en su apartamento cuando él está de vacaciones, pero intentando realizar la narración no desde su punto de vista, sino haciendo el intento de plantear otra perspectiva. Aunque no lo escribió con la pretensión de divulgarlo, pero en noviembre del 2001 Alfaguara lo publica. Basado en el estilo de Paul Auster, la obra utiliza el equívoco para narrar la historia de un hombre que, en medio de la tristeza de la navidad, escribe sus propias memorias en el apartamento y en el computador de otra persona.

Tic, la inicia en el 2000 y surge más por la idea de escribir algo que llevara ese título que por el deseo de la historia misma. Por esto, la narración se centra en cómo se dan las cosas cuando no se puede ejercer control sobre ellas. En tres meses arduos de labor, logró concluir la historia de un hombre que amanece convertido en otro. Es la historia de dos personajes totalmente opuestos que intercambian por razones del azar sus vidas.

Terranía, poemario con la idea de poseer tres espíritus distintos que manifiestan el exilio del hombre en la tierra y despierta en él ansiedad, ahogo y amor. Contiene 14 sonetos, 7 declaraciones de amor, 3 breves historias del mundo, 4 cartas sin remite, 2 álbumes de fotos y un par misas fúnebres.

Woody Allen: incómodo en el mundo, surge de la propuesta de la editora de Panamericana frente a una colección de personajes del mundo del espectáculo norteamericano. Concebido en el 2003, da una mirada a la gran autodisciplina que marca la vida de este importante director de cine y su recurrencia al mundo ficcional como una especie de evasión de la realidad.

Walkman: novela de superación personal, obra iniciada en julio de 1999, es la pretensión de ficcionar acerca de su propia vida llevada a extremos desde la brujería. Guarda una cierta semejanza con Relato de Navidad en La Gran Vía.

Parece que va a llover, escrito iniciado en 1998, trata de la historia de Juana Villegas, quien, deprimida por el hecho de sentirse una mujer joven embarazada, con la decisión de abortar y a la espera de alguien que la escuche y la oriente, siente que lo peor que lo único que le falta es que llueva… pero el acontecimiento no se da.

El hombre de los mil nombres, basado en la historia del productor cinematográfico Lester Brown y sus constantes cambios de identidad para sobrevivir en medio del macarthismo. Este proceso de investigación en torno a esta figura le demoró cerca de seis años, logrando mezclar la ficción con la historia del cine.

En orden de estatura, nace de la ilusión de este joven escritor por escribir relatos para niños. Cuenta la historia de un niño “viejo” que pierde a su abuela, pero que se aferra firmemente a las huellas dejadas por ella en su mundo personal. Y así es como narra el propósito de alguien por recuperar aquellas cosas que le descubren esa huella indeleble del recuerdo.

Sobre la tela de una araña [1]

El libro desarrolla once cuentos, unidos de alguna manera por el anuncio del suicidio del profesor Odrick Ravi y por una presencia en algunos de sus personajes de un cierto cansancio ante la vida o de acontecimientos que afectarán negativamente sus vidas. Consta de dos partes, a las cuales les llama “lado A” y “lado B”. La primera contiene 6 cuentos: Palabras del profesor Odrick Ravi, Enfermo terminal, Contestador automático, Hitchcock, Arca de la Alianza y Ataque de risa. La segunda se compone de los cuentos Sala de Espera, Podéis ir en paz, Cruzada Informal, Sobre la tela de una araña, Cat Blues, Fueron a llamar a un camarada y un episodio a manera de cierre (¿quizá epílogo?) llamado Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

Los cuentos sobre los que nos vamos a centrar intentan recoger las características fundamentales de su estilo personal, a pesar de haber sido escritos en una etapa tan joven y pertenecer, por tanto, a su primera publicación. Éstos, reiteramos, en cada una de sus líneas ya permiten entrever aquellos elementos que lo han constituido como uno de los nuevos escritores que se han proyectado en nuestra literatura nacional y que está logrando un alcance mayor al ser traducido a otros idiomas. Tales cuentos son Palabras del profesor Odrick Ravi, Sala de espera y Sobre la tela de una araña.

Palabras del profesor Odrick Ravi

Es el cuento inicial de la novela y el que permite crear la conexión entre cada uno de ellos. Su protagonista es el profesor Odrick Ravi, decano de la Facultad de Ciencias Ocultas de la Universidad de la Ciudad, quien da una conferencia inaugural en el Octavo Congreso de Universidades “El mundo de Copérnico”. Dicho personaje anuncia en ese momento su decisión de suicidarse, desanimado por la realidad, decepcionado por sentirse incapaz de comunicar al mundo lo que verdaderamente es; realizando una apología del amor, manifiesta su desesperanza por el hecho de no sentirse verdaderamente amado. Finaliza con la invitación a un suicidio masivo de parte de quienes lo escuchan y a quienes pueda llegar su mensaje.

El primer elemento que llama la atención es la manera como está escrito este cuento, ya que propone lo que Silva Romero va a presentar a lo largo de sus cuentos: “la intención de simular el discurso oral, que el cuento nos lo esté contando alguien que ha puesto más empeño en atraernos con sus expresiones que en encontrar sinónimos deslumbrantes. La idea es sentir, como cuando uno habla en una fiesta, que detrás de la historia que estamos oyendo, se encuentra una persona”[2]. Y lo logra perfectamente en este cuento, pues deja la impresión de que quien habla verdaderamente es el profesor y que, por lo tanto, estamos ante un discurso proferido por él mismo y que nos permiten ver su manera de asumir la vida, su manera de ver la realidad y los sucesos que lo han llevado a tomar tal determinación. Cabe destacar acá que dicho personaje aparece en otros de sus escritos [3], lo que nos muestra otra de las pretensiones de este joven escritor: buscar que los personajes se entrecrucen en los distintos relatos y las situaciones tengan una pequeña influencia sobre otras historias. De este personaje se puede decir [4] que es “un escritor que podría ser confundido con algún artista renacentista porque ha dedicado los últimos treinta años de su vida a ser profesor de medicina, filosofía, arte, física y ciencias ocultas… [que] suele ir de oficio en oficio buscándose a sí mismo, sostiene apasionados romances con sus alumnas, escribe ensayos, novelas, cuentos y tratados científicos, y trabaja en cientos de proyectos que jamás se materializan”.

Desde el inicio del párrafo ya deja percibir otro de los elementos que lo definen: su intención de que el humor, la parodia y el juego estén presentes en el texto, unas veces de manera sutil, otras de un modo mucho más evidente. Ya en la primera página nos permite observar el manejo que intenta darle a esta característica, al hacer referencia a las distintas personas a las que se está dirigiendo el discurso: “Doctor Gabriel Paredes de las Casas, Señora Ministra de Asuntos Inexplicables…”[5].

En esta misma primera página introduce al lector en lo que a ser el tema central del cuento con una frase que plantea de una manera cruda la intención del personaje: “He decidido suicidarme”. Lo que desde el inicio encubre bajo el título de la narración, lo plantea de un modo directo al inicio del segundo párrafo con dicha confesión que lleva al lector inmediatamente al enganche con el texto. Incluso, toda su exposición de desmotivación y desesperanza intentan plantear reflexiones que cualquier persona realiza en algún momento de su vida; si bien no todas en su conjunto, sí alguna de éstas quieren reflejar el estado interior y los pensamientos a los que las personas se ven abocados por los acontecimientos cotidianos.

Hay otros elementos que utiliza para reforzar esa intención de querer narrar como si fuese un diálogo de cualquier persona: la recurrencia a los adjetivos y adverbios que proponen un juicio de las cosas y la repetición tres veces de una misma situación o expresión. Con respecto al primero, lo vemos en “sabemos que somos repugnantes e insignificantes, que no nos queda sino nuestro propio dramita personal, tan ridículo, tan imposible de resolver, tan ajeno” (p. 13). Con respecto a lo segundo, lo observamos en “me sentí querido en muchas ocasiones por ella, es cierto. Y es cierto que me dio pruebas de su amor (no todas las que esperaba, pero no es grave). Es cierto que (a veces) me quiso y que sufrió al hacerme daño” (p. 16) [6]. Esta utilización del paréntesis plantea una característica más de este autor, el plantear en la narración lo que sucede en el diálogo de cualquier persona al realizar excursus, aclaraciones o referencias a otras situaciones que dan lugar a reflexiones sobre otras cuestiones aparentemente desligadas del tema central, pero que en el marco vital de la experiencia tiene una profunda coherencia y relación con lo que se viene diciendo [7].

A pesar de todo lo anterior, en este cuento nos vuelve a crear la imagen del discurso, buscando que el lector pierda de vista la perspectiva de la construcción de un cuento y se sumerja en el fondo de la intencionalidad de su autor. Esto lo hace casi al final del cuento, al introducir una cita de Walt Whitman (p. 20), confundiendo al lector respecto a si lo que está leyendo corresponde a una narración ficticia o verdaderamente a un discurso. La misma intencionalidad la ejerce con la frase final “muchas gracias” (p. 21), la cual concierne al final formal del discurso en mención.

Finalmente, llama la atención que el mismo discurso de apertura del Congreso que inspira estas palabras, sea también la apertura para la obra y nos dé la conexión que necesitan todos los cuentos para formar la unidad que el autor desea trazar en su obra.

Sala de espera

Corresponde al primer cuento de la segunda parte, titulada “Lado B”. Relata el suceso de un hombre llamado Felipe, desesperado por no poder dormir, en una noche en que su mujer siente los primeros dolores de parto y tiene que llevarla al hospital para que dé a luz. A lo largo de la narración expone su desencanto que está viviendo con respecto a su matrimonio y su manera personal de ver la vida. Al final del cuento, permite saber quién es el verdadero padre del niño que acaba de nacer.

El relato está lleno de innumerables excursus, de reflexiones que van llegando a poco a poco a la cabeza de Felipe y van creando la tensión que el autor desea expresar en el relato, pues van introduciendo la vida los distintos personajes a modo de pensamientos o recuerdos que incluso llegan hasta su infancia [8].

En un primer momento narra la desesperación que siente dicho personaje por la molestia que le produce la gordura de su mujer: “Felipe no se ha podido dormir. No se ha podido acostumbrar a la manera en que la inmensa barrigota de su esposa destiende las cobijas” (p. 127). De hecho, estas frases corresponden al inicio del cuento y dan pie para esta primera parte en que describe la tensión por la que pasa el esposo. Este inicio deja entrever en lo que se ha convertido este matrimonio y que conlleva a comprender mejor el final del cuento. Tan solo hasta unas páginas después del inicio nos manifiesta el estado de la mujer: “y entonces oye el corazón del niño. Porque ella está embarazada y boca arriba” (p. 130).

Los mismos elementos que en el anterior cuento, se hallan presente en éste. El primero de ellos es la confusión que genera en el lector, pues aunque predomina la narración en tercera persona, es tal la descripción de lo que siente y piensa el personaje, que diera la impresión de estar dicho narrador en el mismo nivel del esposo: “Intenta dormir parte por parte, las partes de su cuerpo. Primero el dedo gordo. Después el meñique, que es el más fiel de todos los dedos. El más simpático también, porque hay que ver esos dedos de la mitad, el anular y el corazón, que parecen unos de esos compañeros de curso introvertidos, que nunca dicen absolutamente nada, pero que si uno ve un par de programas de televisión, se vuelven los perfectos candidatos para asesinar a la mamá” (p. 127), “no deja de roncar, pobrecita. No dejan de roncar. Y deben ser las doce y pico” (p. 130). Estos son ejemplos de la manera como este escritor intenta mezclar dos narradores, el omnisciente que percibe lo que sucede, y el personaje principal; intercalándolos sucesivamente, pero sin hacer evidente el cambio que se realiza.

Otro elemento es la utilización de imágenes a lo largo del texto: “ahora se le ocurre que está como una bolsa de té dentro del agua hirviente de la cama” (p. 129), “un gesto de amor de su papá. El único gesto de amor del que se acuerda. Como si la estatua de la libertad sonriera un día” (p. 128), “la puerta de la nevera regresa sola, como si un fantasma le hubiera dado un empujoncito delicado” (p. 131), “Andaba detrás de ella como si fuera la dueña del balón en un recreo en el colegio” (p. 144). Incluso, en ciertos momentos gusta de recurrir a imágenes poéticas: “Está pálida, como si para abrirle paso a una vida hubiera que rozar la muerte” (p. 135). Este recurrencia a las imágenes crean esa sensación de entrar en consonancia con los personajes, incluso en situaciones muy cotidianas: “con la mano se rasca una nalga que le está molestando. Está en esa etapa antes del sueño en que las pulgas sicológicas comienzan a aparecer en cada milímetro de piel” (p. 131). Su intención no es otra que la que él mismo ha afirmado: “lo que se espera de un buen escritor es que pueda convertir el lugar común en algo digno de ser disfrutado” [9].

La repetición de una misma expresión tres veces seguidas, reforzando la idea de un discurso oral, también está presente en este texto, pero también creando un juego de palabras: “entonces la mueve, pero ella no se mueve. Su barriga se eleva magistralmente, como si quisiera demostrar algo. No hay nada por hacer. Van a ser la una. Va a ser la una. Van a ser la una. Va a nacer la luna” (p. 131).

Otro elemento que aparece en gran parte de sus relatos y que manifiesta expresamente una de sus pasiones, que incluso estudió, es la referencia al cine. En sus relatos hay un estilo de narración que enmarca los hechos, las personas o los objetos como si se estuviese en un film, pero en este cuento predomina más la referencia directa a la manera como esos aspectos podrían ser enfocados: “Si todo fuera una película gritaría. O al menos sonaría una música desesperante. Alguien editaría su insomnio y lo veríamos en diferentes posiciones” (p. 130), “Si fuera una película la vida, volveríamos al tiempo en que la esperaba eternamente en la sala de la peluquería, o en la sala de la casa de ella, o en la sala de la casa de su abuelita” (p. 141), “Felipe piensa en los últimos tres años, como en esas películas en las que pasan los años, como si alguien pasara las páginas de un álbum de fotos, mientras en el fondo de la secuencia ponen una canción que tenga que ver con el paso del tiempo” (p. 141), “y, como en las películas, todo comienza a aclararse” (p. 148). Igualmente hace algunas referencias a programas de televisión: “la enfermera lo deja en la sala de espera, cerca de la familia Monster esa” (p. 138), “se imagina la cara del bebé, claro. Algo como de propaganda de Johnson y Johnson” (p. 142).

El humor, la parodia y el juego al que hacíamos referencia en el cuento anterior se halla en éste desde la ironía, llevándole al lector a dudar con respecto a asumir una posición de disfrutar del contenido o condolecerse de la situación que se está describiendo: “le pide a Dios que no lo deje pasar lo noche en vela, a pesar de que, de día, les dice a todos que es ateo” (p. 127), “la boca más linda, los dientes más democráticos, los labios más suaves y ligeros, pueden ser el escenario del peor aliento posible, del vapor más dañino” (129), “y entonces piensa que, si se trata de venganzas merecidas, el acto que su ego se merece es el de darle al hijo de ella –que ahora llora– su nombre y su apellido de soltero” (149).

Finalmente, no podemos olvidar que estos relatos tiene un nexo que es el personaje o la situación del primer cuento del libro, al que se alude en dos ocasiones: “En la puerta de ‘Urgencias’ cree ver al profesor ese que anunció suicidarse hace unos días (el lunes, cree) ante un auditorio horrorizado” (p. 134) y “le impactó mucho que vivían con un tío (el hermano del papá), que era inolvidable porque además de que era profesor de filosofía, precisamente compañero de universidad de Ondricek, o como se llame el tipo este que dijo que se iba a suicidar” (p. 139).

Sobre la tela de una araña

Es el cuento sobre el que está tomado el nombre de todo el libro. Su tema gira con respecto al drama que vive una estudiante, Ana, al sospechar que está embarazada. La situación se desarrolla durante una clase de literatura, en donde se muestra la situación propia de una clase y lo que los alumnos haden durante ella, mientras el profesor intenta explicar su temática correspondiente. El drama lo refuerza el novio de Ana, Juan Carlos, quien recibe por medio de un papel de su amigo Sebastián un jeroglífico para interpretarlo hasta el final de la clase. Juan Carlos intenta resolver dicho dilema, pero a la vez piensa en el suyo: cómo continuar una relación que él mismo no desea mantener. La intensidad de la trama aumenta a medida que pasa el tiempo, pues Juan Carlos quiere descifrar el mensaje entregado por su amigo, a la vez que tiene que aparentar ante los demás un enamoramiento que no siente hacia su novia Ana y ésta desea comunicar  a él lo más pronto posible el hecho de estar esperando un hijo de Juan Carlos.

El autor, en este mismo cuento y en otro posterior del libro [10], hace referencias a la manera como está escrito o a la temática: “escribí un cuento estas dos semanas. La historia de una clase en la que una alumna descubre que está embarazada” (p. 211), “si yo escribiera esta clase en un cuento, si reconstruyera los hechos de esta clase, sólo de esta clase, y la convirtiera en un relato, las cosas tendrían un poco más de orden. (…) Si tuviera que escribir esto, o si quisiera escribir, si no volviera a dar estas clases, escribiría un cuento de esta clase, pero elegiría un problema central, seguramente, y lo demás, la clase incluso, ocurriría alrededor” (p. 182). Y es esto lo que precisamente logra realizar en este cuento.

De los tres cuentos en cuestión, éste es el único que utiliza el guión para diferenciar los diálogos entre los diferentes personajes, lo que permite una percepción de los acontecimientos de una manera que al autor le interesa mucho y que ya lo habíamos nombrado en el cuento anterior: como si fuera una película. Esto hace que, a diferencia de los cuentos anteriores, en ciertos momentos se perciba más un tono narrativo que de monólogo interior de alguno de los personajes; pero en otros momentos retoma ese estilo personal que tanto le llama la atención: “no se aguantaba más a Ana. Quería una mujer muda. Esa sería perfecta. Muda y un poquito autista. Pero muy enamorada de él. Que fuera detrás de él, pero pudiera pedirle que se quedara atrás. Como amarradita. Stay. Sit” (p. 179).

En este cuento logra escenificar los sucesos que se relatan y armonizar el drama interior de los personajes con el desarrollo de la clase que están recibiendo. Del mismo modo, la tensión que se crea en el texto no es ya la de un solo personaje, sino que es la tensión de varios de ellos por las distintas situaciones que se van entretejiendo. Por esto mismo, la narración no la llevan ya sólo el narrador y el personaje, sino que se nos ofrece una nueva gama de perspectivas desde varios personajes, aunque de una manera limitada por la extensión que posee un relato como el cuento.

Por otra parte, este cuento nos permite percibir algo que al autor le interesa realizar en muchos de sus escritos: que reflejen parte de lo que él mismo ha vivido, que en este caso es el hecho de haber dado clases de literatura y compartir las ideas que dicho docente expresa en el cuento. “Yo creo que no paso de ser un parodiador de las obras que me gustan, de los gestos de la gente y de las cosas que me pasan”, afirma él, por eso sus escritos reflejan muy claramente situaciones con las que ha estado relacionado, incluso el marco espacial de sus obras es la ciudad bogotana, con sus personas y situaciones cotidianas, pasando por sitios fácilmente identificables.

En cuanto a los elementos nombrados en los anteriores cuentos, tenemos que reconocer que a lo largo del texto surgen nuevamente con la pretensión de reafirmar un estilo que ha ido tomando forma en estas páginas de su inicio como escritor. Por eso, nuevamente aparecen el humor, la ironía, el tema del lugar común, la repetición de una misma expresión y la referencia al cine.

Cabe aclarar que la manera de presentar la realidad es al modo como la asume la sicología humana, es decir, un tiempo presente que rememora el pasado de forma desordenada y se intenta proyectar hacia el futuro. No obstante, esa visión del futuro en la mayoría de estos cuentos es un poco pesimista, que el final de este último cuento plantea perfectamente: “había comenzado el día y ya era demasiado tarde” (p. 191). Por eso los personajes que se observan en sus cuentos están marcados por una cierta soledad que los acompaña a lo largo de su vida y de la que pareciera que no hay salida.

Vemos, entonces, que aunque cada cuento sabe guardar autonomía con respecto a los demás, sabe entrecruzar las historias, las situaciones y los personajes que crean el sentido de una realidad, realidad que está marcada por la ironía y el pesimismo. Por esa misma situación, los personajes poseen una fuerte carga psicológica, movidos por la intensidad de sus reflexiones, pero siempre inmersos en situaciones cotidianas; lo que llama la atención, entonces, es la manera como asumen esa realidad. Para él un escrito es un camino de superación personal, donde los personajes tienen que ir madurando poco a poco. Finalmente, considera que las historias han de ser contadas un poco a la manera garciamarquiana, como una narración oral que refleja la realidad, pero desde la perspectiva siempre de una persona. “Los escritores son, según parecen, lectores insatisfechos. Coleccionan autores, reinventan héroes y villanos ajenos, y parodian como asesinos que vuelven al lugar del crimen. Son correctores: cuando leen una historia, quieren rehacerla con sus propias palabras y sienten la necesidad de resolver, con la invención de nuevos relatos, las dudas que vienen a su imaginación”[11].

Referencias

[1] Silva Romero, Ricardo. Sobre la tela de una araña. Bogotá: Arango Editores, 1999.

[2] Palabras del mismo Ricardo Silva Romero, en entrevista personal concedida para la realización de este trabajo. A lo largo del presente escrito nos referiremos a afirmaciones hechas por él en dicha entrevista y que nos iluminan sobre su proceso literario

[3] Los disfrazados (cuento inédito), Relato de Navidad en la Gran Vía y, como ya lo hemos afirmado, aparece de alguna manera en los trece cuentos de Sobre la tela de una araña.

[4] Basados en su propia página de Internet www.ricardosilvaromero.com 

[5] Silva, 11. Desde este momento, por ser el libro central de nuestro análisis, cada vez que hagamos referencia a una cita suya, pondremos el número de la página entre paréntesis

[6] El subrayado es propio.

[7] En los otros cuentos realiza una mejor utilización de esto.

[8] “Y se acuerda de cuando era chiquito y se escondía en la cama de sus papás. Se metía debajo de las cobijas. Y su papá lo buscaba como si fuera un tiburón, por debajo del agua. Un gesto de amor de su papá. El único gesto de amor del que se acuerda” (128).

[9] Entrevista a Ricardo Silva Romero en Revista Cambio. Bogotá: Número 607, 14 de febrero de 2005. pág. 64.

[10] En Fueron a llamar un camarada.

[11] Silva Romero, Ricardo. Taller de letras: Páginas de enmedio. Revista El Malpensante. Bogotá: número 42, noviembre de 2002. p. 94

Bibliografía

 

Silva Romero, Ricardo. Sobre la tela de una araña. Bogotá: Arango Editores, 1999.

-----. Taller de letras: Páginas de enmedio. Revista El Malpensante. Bogotá: número 42, noviembre de 2002. pág. 94 a 96.

El lugar común es el terror de todo escritor. Revista Cambio. Bogotá: Número 607, 14 de febrero de 2005. pág. 64.

De tipo complementario están las siguientes direcciones de Internet:

Casi todos los caminos conducen a Silva Romero. http://orgiadecuerdas.blogspot.com/2007/09/casi-todos-los-caminos-conducen-silva.html 

Desorden de estatura. http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=105522 

Ricardo Silva Romero, un joven talentoso apasionado por la literatura moderna. http://www.bogota.gov.co/portel/libreria/php/frame_detalle_personajes.php?h_id=22190&patron=01.01010207 

www.ricardosilvaromero.com 

Luis Antonio Merchán Parra*

Docente Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

 ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades 

ISSN 2619-421X (en línea)octubre de 2017 No. 8

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