La desnutrición como agente que liquida el futuro de la Guajira

Erica Dayana Pulido Cruz*

“Un millón de niñitos se nos muere de hambre y un silencio se duerme contemplándolos.”
JORGE DEBRAVO

 La niñez cumple un papel importante en el desarrollo y futuro de nuestro país, una alimentación adecuada ayudará a que su desempeño en cualquier ámbito sea óptimo. Según Unicef una de cada tres muertes en los niños es causada por una mala alimentación. Por lo tanto, el propósito de este texto es resaltar el rol que tiene el gobierno y las empresas frente a la desnutrición infantil en la Guajira. Para lograr el objetivo planteado en primera estancia se manifestará la situación y tasas de la población afectada por deficiencia de alimentos, en un segundo momento se relatará sobre el cargo que debe tener el gobierno frente a esta situación. Luego, se realizará un análisis de la participación que tienen las empresas ya sea en pro o en contra y finalmente, se dará evidencia de las consecuencias y posibles soluciones de esta problemática.

El Banco de la República a través de un documento sobre economía regional muestra numerosos estudios de tipo antropométrico y bioquímico que se han realizado en distintas áreas de Colombia lo cual devela los casos de desnutrición. Sin embargo, este problema es muy visible en el Departamento de la Guajira, pues en esta zona es donde hay índices que evidencian el retraso por peso que tienen los niños menores de 5 años los cuales están tres veces sobre el promedio. Según investigaciones del 2014 hechas por la Fundación Juan Felipe Escobar, reportaron que hay más de 2000 niños en un rango de edad de 0 a 5 años que sufren de graves problemas por desnutrición, de los cuales hay 500 casos que están en un estado crítico que los dirige directamente a la muerte.

El gobierno cumple un papel muy importante tanto en la asignación de recursos monetarios para la alimentación de los niños en la Guajira como en el seguimiento que se le deben hacer a estas sumas de dinero para verificar que se le esté dando el uso correcto y que los destinatarios realmente reciban los beneficios emitidos por el Estado. Sin embargo, Colombia es un país donde la corrupción está presente y unos cuantos personajes son “avivatos”, pues usan los fondos asignados para la alimentación de los niños de la Guajira para otras actividades. Es increíble, ver que hay suficientes recursos para que los niños no tengan que pasar hambrunas, pero la ambición de unos cuantos deja a un lado la parte moral para actuar atrozmente. Por tal motivo, el Estado y la Defensoría del pueblo deben verificar y tomar medidas frente a las duplicaciones de bases de datos de nutrición que existen, es decir que según Caracol Noticias, la defensoría halló datos que dicen que hay 3.569 niños que supuestamente reciben los beneficios emitidos por el gobierno, pero lo que sucede realmente es que por lo menos la mitad de niños que revela esta cifra son los que efectivamente los están obteniendo.

No obstante, las cifras de dinero no revelan la corrupción existente en la desnutrición infantil de la Guajira, sino que también la falta de seguimiento y toma de medidas por parte del ente supremo que gobierna el país, puesto que los alimentos que se les da a los niños son realmente inferiores a los que deberían recibir; causando déficit en los macronutrientes y valores calóricos que requiere un ser humano para poder subsistir, todo es evidente en las uñas de los menores, en el tono de su cabello (dejan de producir melanina y por esa razón se vuelve amarillo) y en la forma en la que piensan.

Por otro lado, una muestra de corrupción son las entidades que carecen de solidaridad con las tribus Colombianas y no dan a los niños lo que se ha estipulado en un acuerdo, un ejemplo de estas compañías es la Asociación Social del Caribe que tiene según una noticia de RCN Radio un contrato con el Estado por una suma que supera los 5.700 millones y no cumple con lo establecido en lo pactado con anterioridad, pues en un colegio la entidad debía dar alimentos a 300 niños y solamente llevaban 200 refrigerios pequeños y que carecen de valor nutricional. A pesar de que hay entidades que no son conscientes de la situación de los otros, hay entes que velan por combatir la desnutrición existente en el país. Un ejemplo de un ente que ha demostrado interés en la problemática es el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que a partir de programas como “Operación Guajira”, examinaron a 3.290 familias pertenecientes a las tribus Wayuu y detectaron 248 niños con desnutrición, contando a las madres gestantes que en un futuro tendrán niños con problemas nutricionales. Según Karen Abudinen, la directora del ICBF manifestó otro acto de ayuda que fue repartir “110.736 cajitas de bienestarina líquida para infantes de cinco años, 7.028 para los niños y 839 para mujeres gestantes y en período de lactancia” (Abudinen, 2018).
Algunas consecuencias que deja la desnutrición es la muerte de cientos de niños que pudieron ser potentes agentes para el cambio del país y para un reposicionamiento hablando en temas de desarrollo.

También, problemas emocionales por parte de las familias al ver que un hijo muere e incluso por falta de atención del gobierno u otros entes. Además, la falta de solidaridad por parte de las comunidades para reparar y ayudar a que otras personas salgan adelante y tengan en sus mesas los alimentos que cumplan con sus requerimientos calóricos diarios puesto que para nadie es un secreto que la sequía y la infertilidad que tienen los suelos son factores que también atacan a las tribus del Departamento de la Guajira.

Las soluciones que podrían ser pertinentes para mitigar la desnutrición infantil sería en primer lugar que el Estado castigue los actos de corrupción poniéndolos en una lista negra o lista Clinton, por el incumplimiento de los contratos al no entregarle a las comunidades los alimentos establecidos que son equivalentes a las sumas monetarias que se disponen para el Departamento. Igualmente, lo que sucede en la Guajira es problemática de todos, por tal razón, sería interesante que toda la sociedad construya un mejor lugar para vivir y se podría realizar a través de la creación de una veeduría ciudadana para controlar e incidir en la gestión pública y verificar la transparencia de las actividades de distintos entes. Adicionalmente, sería necesario que se construyan más establecimientos de salud que sean asequibles y que estén equipados de vitaminas para atender a los niños que tengan escasez en la alimentación. También, sería viable la contratación de empresas que proveen semillas aptas para cultivar en tierras áridas, sin necesidad de tanta agua y con un crecimiento de alimentos rápido.

Concluyendo, es necesario decir que los problemas de desnutrición han tenido lugar durante mucho tiempo en la Guajira y evidentemente han afectado a muchos niños. El gobierno debe hacer un seguimiento más riguroso de los recursos que ha asignado para la desnutrición infantil. Del mismo modo, la Defensoría del Pueblo debe seguir denunciando organizaciones corruptas que le quitan el alimento a los niños que verdaderamente lo necesitan, en vista de que empresas como la Asociación Social del Caribe viola lo pactado en contratos y se aprovecha de la vulnerabilidad infantil. También, es importante apoyar a las fundaciones y programas como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que está en pro del desarrollo infantil a través de la buena alimentación. Igualmente, hay muchas consecuencias que trae la desnutrición y todas apuntan a la muerte y a la afectación familiar; es necesario que las personas dejen a un lado la apatía y empiecen a gestionar acciones para combatir la desnutrición y corrupción; todos pueden participar en la creación de un lugar mejor, mediante el compromiso, la unión y las acciones. Por último, el Estado y las empresas tienen un gran trabajo por delante con estos temas y la unión será la mayor fuerza para evitar que haya más muertes por la ineficiencia y el egoísmo de unos cuantos.

Nota:
Ponencia presentada en el IV Congreso Interinstitucional de Estudiantes de Humanidades. Bogotá, abril 8 al 12 de 2019. Instituciones aliadas: Universidad Santo Tomás, Universidad Militar Nueva Granada, Universidad Católica de Colombia y Fundación Universitaria Los Libertadores.

Bibliografía

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Erica Dayana Pulido Cruz*
Estudiante de Administración de Empresas
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades
ISSN 2619-421X (en línea) abril de 2019 No. 10

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