Colombia el país de la muerte

Laura Valentina Meneses Guerra*

Colombia ha tenido que lidiar con una guerra por más de 50 años, donde su población ha tenido que sufrir innumerables veces el ardor, crueldad y miedo que produce la guerra; un número significativo y poco alentador de la población ha sido sometido a una vida de miedo, luchas incansables, reclutamiento forzado, asesinatos constantes, secuestros, violencia de todo tipo y principalmente el abandono de un estado indolente, cómplice y manipulado por elites que busca saciar la necesidad de poder y dinero, sin importar el hecho que su gente sus compatriotas están siendo brutalmente aprisionados, sometidos y vulnerados por los monstruos, fantasmas con armas, poder, codicia y maldad que están acabando con la tranquilidad y felicidad de la gente.

Esta guerra totalmente absurda ha cobrado la vida de más de 983.033 personas las cuales fueron víctimas mortales entre los años 1958 y 2018; sin olvidar mencionar que aproximadamente unos 8.376.463 colombianos han sufrido de forma directa la guerra siendo evidentemente víctimas de esta violencia despiadada hasta el año 2017; el Registro Único de Víctimas (RUV), precisó que de las 8.074.272 víctimas, 7.134.646 son casos de desplazamiento, 983.033 homicidios, 165.927 desapariciones forzadas, 10.237 torturas y 34.814 secuestros, entre otros hechos.

Saber que la historia de la guerra constante que se vive en Colombia es ignorada, minimizada y olvidada es una de las razones por las que fui a conocer un poco más de esta, mediante la exposición de Jesús Abad Colorado fotoperiodista que ha dedicado 25 años de su vida a retratar el dolor de la guerra en Colombia, quien decidió después de vivir la guerra primero con sus abuelos víctimas de bipartidismo en Colombia y luego él siendo espectador de la violencia constante que estaba presente en el país.

Miles de historias donde se puede ver la amargura del alma a la que han orillado a las personas de zonas evidentemente alejadas de ciudades como Bogotá; no hablo de extensión geográfica si no del evidente abandono a las que han sido sometidos muchos lugares de Colombia, y que claramente, el estado y las personas exteriores al conflicto siguen ignorando, a pesar de muchos informes, víctimas, exposiciones, documentales; el conflicto persiste, la impunidad prevalece y la inmensa sed de venganza no deja que un país que ha estado en guerra por tanto tiempo, tenga un descanso y una unidad donde se pueda ver soluciones más allá de los intereses individuales de las personas, ¿Por qué quienes han tenido el privilegio de no vivir la guerra de frente son quienes menos apoyan los procesos de paz?
La guerra ha sido parte de la vida de personas cercanas a mí, también he conocido personas que han tenido que recordar y llorar a sus muertos, una realidad que nunca ha pasado desapercibida en mi vida, pero no puedo mentirles, nunca había sentido tanto el dolor como ahora, tal vez porque en medio de esta investigación tuve la suerte de saber más de la historia de mi país, levantarme el 8 de marzo día internacional de la mujer, día donde se conmemora tragedias terribles.

Inicie tomando el sistema masivo como es de costumbre para transportarse, sentía una curiosidad tremenda por ver las emociones de todos ese día, un rato después me encontré con David una amigo mío, todo el camino hablamos de cómo los seres humanos han dejado de lado la empatía y olvidado tan rápido la historia, casi al llegar a la plaza de bolívar a la 1:14 pm, veo un señor con unas alas gigantes y vestido de blanco totalmente, sus alas decían todos queremos PAZ, minutos más tarde llegó a la exposición ubicada en el claustro de San Agustín a la 1:30 pm, apenas ingreso y leo la primera pared mis lágrimas se asoman inmediatamente, mi sentir me recuerda que es una historia que se debe contar; al subir las escaleras en la cabeza de la estatua observó una paloma la cual cantó durante unos pocos segundos para luego emprender su vuelo causando una sensación rara en mí, continúe mi camino ingresando al primer cuarto donde me tomé todo el tiempo del mundo para ver y leer cada foto o video que aprecia, una tras otra sin poder evitar que mis lágrimas se derramaran, no me avergüenza decir que lloré mucho y tampoco me daba pena hacerlo, porque creo firmemente que cuando algo te toca el alma debes dejarlo salir y hacer algo para que no se quede solo en un sentir, pasada una media hora pude a las 2:07 ver la foto que más me impacto un niño que decía, cito miguel Antonio Valencia ¨teniente, se los dije, les advertí que si seguía en el Ejército me matarían o irían por mi hermanita. Lo sabía y ustedes no me creyeron. Vea lo que pasó, esos hijueputas no me perdonaron que estuviera en el ejército¨ y pensé entre lágrimas cómo alguien tan joven tendría que sentir la rabia y culpa de algo que no estaba en sus manos; justo ahí empezó a caer la lluvia ruidosa y helada, mirando el cuarto lleno de fotografías logre ver a las 2:18 la foto de Carmelina y su carita inundada en lágrimas, seguro debió estar viviendo una situación terrible, como toda la niñez colombiana que estuvo sin opción en medio de la guerra despiadada de seres que evidentemente solo buscan riqueza y poder pisoteando los derechos de un pueblo.

Tiempo después, a las 2:30 observe en una pared llena de fotos de hombres y mujeres seguro madres, padres, hijos, hermanos buscando a sus seres queridos, y pensé en la historia que vivió mi abuela de 82 años proveniente un pueblo de Boyacá, a los 17, cuando a uno de sus hermanos lo llevaron a prestar servicio militar a Leticia donde por abusos de autoridad, violencia, miedo por ser secuestrado, heridas físicas, un coronel lo iba a asesinar y en medio del forcejeo el termino matándolo, tuvo que escapar por la selva llegando a Brasil, donde hizo una vida nueva, muchos años después regresó a Colombia atravesando la selva de nuevo pero su familia murió en el trayecto, cuando llegaron a Leticia nuevamente, el logro conseguir un trabajo con una familia que tenía muchas tierras, con esto logró mantener a su bebe de pocos meses y a su niño de 8 años, la familia que los acogió no tenían hijos, ni familia, así que al morir le heredaron todo a la niña pues se convirtió en una hija para ellos, pero un desafortunado hecho causó que la niña a los 4 años de edad muriera, tiempo después agentes armados tomaron poder de las tierras, asesinando al hermano de mi abuela en frente de su hijo que fue despojado de la tierra, un año más tarde intentaron extorsionar a sus hermanas a cambio de alguien que ya estaba muerto, (nunca encontraron su cuerpo), creo que nadie merece sentir ese dolor, miedo, rabia que trae consigo la pérdida de un ser querido.

A las 2:57 me detuve después de estar un tiempo leyendo y viendo tantas fotos para observar a las personas, dándome cuenta que tristemente no les importa hacer ruido o simplemente ir a escampar la lluvia en un lugar donde se debería ir a aprender para lograr un cambio, no estoy criticando a nadie simplemente creo que un país, desde una capital como Bogotá y muchas otras, es tan responsable como el estado; tomarse 3 minutos para pensar que la historia no está solo para verla en fotos o leerla, si no para hacer un cambio drástico en nuestro diario vivir, por lo menos escogiendo correctamente a quien nos va a gobernar y no seguir posicionando en el poder a los verdugos del pasado y posiblemente la actualidad.

A las 3:10 salgo de la exposición con enojo, dolor pero más que todo con aprendizaje y ganas de contar lo vivido, el dolor de miles de víctimas, se debe hacer algo, la historia no puede continuar y no se debe ignorar, tengo aún presente esa sensación de no querer olvidar ningún rostro de esas fotografías aunque tal vez ya haya olvidado muchos, pero es que si olvidamos a esas personas, olvidaremos la lucha que se vive a diario en zonas como El salado, Tibú, Segovia y Remedios, Arauca, San Carlos, el castillo, Trujillo, Bojayá, Buenaventura, El placer, entre muchos otros lugares donde la guerra y el temor continua, donde nuestro estado violento y cómplice debería cuidar y asegurar un bienestar para su pueblo, porque estoy segura de que mientras el pueblo luche y empiece a hacer un cambio, esas víctimas se harán justicia, pero sé que todo depende de nosotros, de no permitir que Colombia siga en una guerra, de seguir siendo indiferentes, eligiendo que nos gobiernan corruptos y criminales, sometiéndonos al bienestar de pocos, la historia está para cambiarla no para repetirla; cada una de las víctimas nos muestra que la guerra de poder y riqueza no merece, ni merecerá un muerto más.

Para finalizar quiero citar algunos autores como a Martin Luther King ¨una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte¨, empatía, lucha y valentía debería hacer de nosotros un ser humano mejor que pueda contribuir al mundo de forma positiva porque al final el día, no somos solo dinero y tierras, somos almas que vienen a disfrutar de la compañía de otros.

Referencias
Documental ¨no hubo tiempo para la tristeza¨ CNMH. Relatos de las víctimas de diferentes partes vulnerables de Colombia en los 50 años de guerra. Fuente.http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/infor meGeneral/documental.html
Informe ¡Basta ya! CNMH. Fuente.http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/infor meGeneral/capitulo1.html
Documental ¨Rostro de una masacre¨ CNMH, relato víctimas de la masacre en el Salado. Fuente. https://www.youtube.com/watch?v=OrSbzIt0-Us
Exposición fotográfica y documental de Netflix ¨El testigo¨ la historia del conflicto armado colombiano contado por orden cronológico en fotos capturadas por el periodista Jesús Abad Colorado.

Laura Valentina Meneses Guerra*
Estudiante de Negocios Internacionales
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y
no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) enero de 2021 No. 17

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