Andres Enrique Cudris Peñaranda*
A primera vista podría resultar una pregunta anacrónica, sin embargo, existen diferentes trabajos de revisionismo histórico, que tienen como propósito determinar qué sociedades tuvieron sistemas económicos y políticos similares a los surgidos después de la primera revolución industrial, como, el libre mercado y el comunismo.
Un ejemplo de esto es el trabajo del economista francés Louis Baudin, en el libro titulado El Imperio Socialista de los Incas, en el que busca determinar si los Incas poseían un sistema político y económico de carácter socialista —o semejante—. Por otra parte, podemos encontrar investigaciones para determinar el auge y la caída de Esparta (ciudad-estado), y si esto fue por adoptar un sistema similar al socialista.1
Siguiendo esta línea, es posible analizar y categorizar en qué corriente del pensamiento económico y político se encontraría Jesús de Nazaret. Para lograr responder la pregunta se analizarán diferentes pasajes de la Santa Biblia, también se expondrán las interpretaciones de autores contemporáneos que buscan el mismo propósito, como es el caso del estadista Alan Woods y el economista Jesús Huerta de Soto, entre otros. Para mayor rigurosidad, comenzaremos comprendiendo las siguientes corrientes de pensamiento: libertarismo y comunismo.
Cabe aclarar, que, si bien se abordarán estas dos corrientes para determinar a cuál estaría más próximo Jesús de Nazaret, resulta sensato recalcar que no es la única manera de categorizar en qué corriente se encuentra esta figura histórica. Encontraremos una infinidad de maneras de abordar este tema, incluso, llegaremos a diferentes conclusiones, en todo caso, que sirva como una advertencia al lector. Así mismo, este texto refleja una interpretación, grosso modo, de un estudiante de economía de quinto semestre.
En primer lugar, comprenderemos la tradición liberal.2 El liberalismo concibe al individuo como el soberano, es decir, que prevalece sobre los grupos. Se parte de la idea de que los individuos poseen derechos naturales o inalienables; los cuales buscan dotar a cada individuo una protección contra el poder coactivo del Estado. Debemos acotar que el liberalismo no significa la búsqueda de la atomización del individuo; por el contrario, también reconoce la existencia de grupos y la influencia que tienen sobre el desarrollo individual. Por otro lado, tampoco se fundamenta en el egoísmo, el individuo puede relacionarse con aquellos que le plazca y llegar a diferentes acuerdos.
Ahora debemos tener en cuenta la piedra angular del orden político liberal, que es el reconocimiento de la igualdad ante la ley. En este escenario los individuos son jurídicamente iguales; todos poseen los mismos derechos, dicho sea de paso, no se concibe los privilegios judiciales. Lo ideal es establecer principios fundamentales que gobiernen los actos de los legisladores,3 aun así, prevalece el «derecho individual a la no interferencia» (Rallo, J.R., 2019, p. 37). Para lograr este escenario es necesario que haya una división de poderes. Ahora vamos a abordar el liberalismo económico.
Al tener claro que el principal derecho de un individuo es la libertad y la ausencia de coacción por terceros en el ámbito social, resulta consecuente llevar ese principio de libertad al aspecto económico. En primer lugar, encontraremos que los individuos pueden asociarse con otros individuos, llegar a diferentes acuerdos que consideren justos, esto nos lleva a atender que es fundamental que los individuos puedan usar y disfrutar los bienes que hayan adquirido de forma pacífica, el respeto a la propiedad privada, y, en definitiva, que el Estado no intervenga en el comercio, esto lo conocemos como libre mercado. Un ejemplo de no intervención por parte del Estado y que es clave en el posterior desarrollo del texto, es que el Estado no puede expoliar a los individuos de sus riquezas obtenidas pacíficamente para luego realizar una distribución con algún grupo en específico.
En definitiva, el liberalismo es una doctrina política, fundamentada principalmente en el individuo, y cuando se forma una sociedad, este será el soberano, donde prevalecerán los derechos negativos y habrá igualdad ante la ley. Al tener como principio fundamental la libertad de cada individuo, esta doctrina resultará consistente con su teoría, debido a que no solo abarca la libertad en el ámbito social, sino también en el económico, donde hay un respeto a la libertad de asociación, a la propiedad privada; el Estado no entorpece el sistema económico, sino que lo deja fluir; de esta forma, la espontaneidad y el dinamismo son los rectores del libre mercado. El Estado, simplemente está limitado a unas funciones básicas, preservar la igualdad ante la ley y en garantizar la propiedad privada. Aquel que defienda un sistema con estas características se denominará como libertario.4
En segundo lugar, abordaremos el comunismo, especialmente desde la visión de Friedrich Engels y Karl Marx, dado que el espectro político es bastante amplio en cuanto a ideologías colectivistas se refiere; por ejemplo, encontraremos el fascismo, el nacional socialismo, etc. Incluso, podremos notar que todos estos tienen elementos comunes —como es el caso del fascismo y el socialismo—. En este caso, abordaremos la que posiblemente sea la más conocida, el marxismo.
El comunismo se fundamenta en una filosofía colectivista, donde encontraremos generalmente dos grupos grandes, un grupo es el opresor y el otro el oprimido, donde el oprimido buscará la emancipación o la liberación del yugo del grupo opresor; dicha lucha de grupos, o de clases, es de carácter histórico. Como en este escrito tomaremos la concepción de comunismo de Engels y Marx, partiremos de la definición de comunismo de Engels, que dice: «el comunismo es la doctrina de las condiciones de la liberación del proletariado» (Engels, F., 1847 p. 7). Este significado lo podemos complementar con el objetivo fundamental de esta doctrina política, que es la «abolición de la propiedad privada» (Marx, K., & Engels, F., 2004 p. 40).
Esta propiedad privada, es la que pertenece a los burgueses, es decir, los medios de producción que utilizan los burgueses para explotar el trabajo ajeno. Cuando se logre este objetivo pasaremos a una dictadura del proletariado, dando lugar a un nuevo Estado, el Estado obrero, donde se hará una socialización de los medios de producción; también habrá una corrección de las desigualdades en la distribución de la riqueza; en la misma medida, una total colectivización de la conciencia humana, creando así una sociedad sin clases.
El Estado se vuelve la piedra angular de una sociedad comunista, este ente se encargará de coordinar al grupo. Lo coordinará en lo económico, en el sentido, en que se podrá dar la tan anhelada distribución de la riqueza, de igual forma, en el ámbito productivo. Con esto podemos comprender de manera resumida el concepto de comunismo desde la visión de Engels y Marx. El comunismo busca la socialización completa de los medios de producción, donde ya no habrá clases, y con esto, se dará una igualdad de carácter social; todos los individuos de una sociedad serán iguales, básicamente se eliminará la individualidad de cada persona.
Teniendo en cuenta los principios básicos de las dos corrientes expuestas, ya podríamos identificar en qué línea estaría próximo Jesús de Nazaret. A continuación, abordaremos el quinto libro de la Santa Biblia, Los Hechos de los Apóstoles del Nuevo Testamento. En este podemos ver cómo era la vida de los primeros cristianos: «todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón» (Hechos 2, 44-46). De lo anterior, podemos evidenciar que comparte una característica con el comunismo, que es la de lograr una igualdad material, donde todos tienen lo mismo. Otro acercamiento de Jesús al comunismo lo encontramos en San Lucas 18, 25: «Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios».
En efecto se hace evidente que comparte ciertos rasgos con el comunismo, sin embargo, véase la interpretación del estadista Alan Woods sobre la vida de los primeros cristianos: «Este comunismo de los primeros cristianos estaba aún en un nivel muy primitivo, comunal (reparto de la comida, ropa, etc.,) y no un comunismo real basado en la propiedad colectiva de los medios de producción» (Woods, A., 2016 p. 14). Cabe añadir, que para Woods los «primeros cristianos eran comunistas».
No obstante, en el texto bíblico del Nuevo Testamento, el Sermón de la Montaña,5 se hace patente este interesante debate. Este texto dice lo siguiente: «Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5, 3-6).
El versículo 3 hace referencia a las personas desfavorecidas, este grupo será el que pueda acceder al «Reino de los Cielos». Ahora bien, uno podría llegar a interpretarlo de esta manera, que solo los pobres, es decir, los que se encuentran en una condición económica paupérrima pueden ingresar al «Reino de los Cielos». Siguiendo esta línea, tenemos la interpretación del filósofo español Antonio Escohotado —un fuerte opositor de la doctrina marxista— a el Sermón de la Montaña. Curiosamente, el menciona que el origen del comunismo se traslada a las comunidades ebionitas y a los primeros cristianos, nos dice que: «Lo tácticamente magistral en el Sermón de la Montaña es al mismo tiempo lo más repugnante en términos morales: unir a tres grupos heterogéneos de personas —los pobres de espíritu, los pobres materiales y los perseguidos— sin tener la cortesía o franqueza de aclarar que está bendiciendo el resentimiento, y que enriquecernos espiritual o materialmente será sin duda lo más beneficioso para nosotros mismos y para los demás. Nunca se ha dicho algo tan rencoroso, inviable y proclive a la violencia como que los últimos serán los primeros» (s.f.).
Sin embargo, si nos dirigimos a la etimología de la palabra pobres, que en griego se escribe ptojos, que significa aquellas personas que se encuentran en una situación de desamparo, o el necesitado, pero esta palabra, va acompañada del término espíritu. Entonces, en el versículo 3, lo que quiere decir «los pobres de espíritu», no se trata de aquellas personas que se encuentran en una pobreza material, sino de una pobreza de carácter espiritual. En este caso, «un pobre en espíritu es quien sabe que esta arruinado espiritualmente cuando estamos sin Dios. Es quien que está desprovisto de toda virtud y reconoce su pobreza total ante el Señor» (Paz, D., s.f).
Otra cuestión que menciona Escohotado es «que los últimos serán los primeros». Es una clara referencia al evangelio de San Mateo, 19, 30-20, 16; en este punto se hace hincapié que el propietario de la viña puede hacer lo que desee con sus bienes y que el llegara a un acuerdo con los jornaleros sobre le paga. De esta manera, nos dice que todos recibirán la misma paga, a pesar de que los primeros trabajaron más que los últimos, les paga por igual, porque el considera que es el pago justo; recordemos dos de los principios básicos del libertarismo: propiedad privada y libre asociación.
Si nos quedáramos con estas interpretaciones, podríamos llegar a concluir que Jesús de Nazaret era un líder próximo al comunismo. Sin embargo, estas interpretaciones pierden de vista uno de los principales valores que transmite la Santa Biblia, que es el libre albedrío, puesto que al individuo se le concede que obre como el desee. De hecho, aquel que quisiera hacer parte de la secta de Jesús de Nazaret, lo podía hacer de manera voluntaria, no había una coacción para entrar a dicho grupo. Para entender esto de mejor manera, dirijámonos al Viejo Testamento, más en concreto Samuel 8 versículo 5 «he aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones», a lo que Dios responde «oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos... Ahora, pues, oye su voz; más protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos» (1, Samuel 8, 7-9). Samuel hizo caso omiso y les explico que: «Así será el proceder del rey que reinará sobre ustedes: tomará a sus hijos, los pondrá a su servicio en sus carros y entre su gente de a caballo, y correrán delante de sus carros reales. El rey nombrará para su servicio jefes de mil y de cincuenta, y a otros para labrar sus campos y recoger sus cosechas, y hacer sus armas de guerra y pertrechos para sus carros. También tomará a sus hijas para perfumistas, cocineras y panaderas. Les tomará lo mejor de sus campos, de sus viñedos y de sus olivares y se los dará a sus siervos. De su grano y de sus viñas tomará el diezmo, para dar lo a sus oficiales ya sus siervos. Les tomará también sus siervos y sus siervas, sus mejores jóvenes y sus asnos, y los usará para su servicio. De sus rebaños tomará el diezmo, y ustedes mismos vendrán a ser sus siervos» (1, Samuel 8, 11-17).
Sobre estos versículos encontramos la mirada del economista Jesús Huerta de Soto, en su artículo Dios y el Anarcocapitalismo, menciona lo siguiente: «Es decir, el Estado aparece como la alternativa a Dios. El reino de este mundo es la alternativa al reino de Dios. Pero Dios es libertario y deja hacer: “si queréis un Estado, hacedlo”» (2018).
Y recordemos que Jesús de Nazaret representa la voluntad de su padre, Dios. Un claro ejemplo, donde podemos darnos cuenta de que Jesús sigue la voluntad de su padre es en Lucas, capitulo 9: «Sucedió que cuando se cumplían los días de Su ascensión, Jesús, con determinación, afirmó Su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de Él; y ellos fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacer los preparativos para Él. Pero no lo recibieron, porque sabían que había determinado ir a Jerusalén. Al ver esto, Sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: “señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?”. Pero Él, volviéndose, los reprendió, y dijo: “Ustedes no saben de qué espíritu son, porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas”. Y se fueron a otra aldea» (Lucas, 9, 51-56). Acá queda claro que en Jesús predomina una clara defensa de la voluntad individual, e incluso, comunal. De hecho, ante estos versículos, el Econ. Huerta de Soto afirma que: «Porque Dios, en este caso Dios Hijo, es libertario» (2018, p, 174).
En conclusión, podemos observar que Jesús de Nazaret es más próximo a la doctrina liberal o libertaria, vemos que en el predomina un fuerte carácter voluntarista. Véase a la hora de tomar decisiones, como fue el caso que citamos en el párrafo anterior. Claro, se podría decir que Jesús es más cercano a los principios del marxismo, como se observa Sermón de la montaña, no obstante, contemplemos los pasajes bíblicos del libro de San Juan; donde se relata que había unas cinco mil personas siguiendo a Jesús —debido a los milagros de sanación que había realizado—, en este momento «Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban sentados; y lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que querían» (Juan 6, 11). Logrando acrecentar los panes y los peces, la reacción de las personas fue esta: «verdaderamente Este es el Profeta que había de venir al mundo», inmediatamente «Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y por la fuerza hacerle rey, se retiró Él solo otra vez al monte» (Juan 6, 14-15). De lo anterior, queda patente la actitud de las cinco mil personas, al ver semejante acontecimiento, decidieron que lo mejor para ellos era que Jesús fuera su rey, en gran medida, por los poderes divinos de Jesús, esta disposición la describe de gran manera Huerta de Soto: «tentados por la posibilidad de lograr aquí y ahora un Estado del Bienestar, en ese momento deciden nombrarle jefe del gobierno, del Estado» (2018, p, 174). Pero Jesús decide apartarse, quedando manifiesto la aproximación de Jesús al libertarismo; recordemos que esta doctrina se basa en la limitación y desconfianza del poder coactivo del Estado.
Con respecto a este interesante tema, fíjese, que el problema está en la interpretación que se les hace a los textos bíblicos, contemplamos que hay una gran pluralidad de opiniones bien articuladas; donde la figura de Jesús salta de una corriente a otra. En este escrito afirmamos que Jesús de Nazaret es más cercano al libertarismo, principalmente por los diferentes argumentos que expusimos, ahora bien, destacamos el proselitismo de Jesús sobre el libre albedrío. Con todo esto, notemos que en San Lucas 11, 23, Jesús hace una aseveración moral, que dice «el que no es conmigo, contra mí es; y el que conmino no recoge, desparrama», ante esto nos queda un interrogante ¿existe acaso una insinuación oculta de que no seguirlo a Jesús implica nuestra propia destrucción?
Pies de página
[1] Un ejemplo de esto es la investigación llevada a cabo por José Pérez, denominada: «Estatismo, socialismo y colapso. Las verdaderas causas de la debacle espartana del s. IV a.C.».
[2] Conviene decir que hay dos tradiciones de la libertad, ambas nacen en dos países europeos durante el siglo XVIII: Inglaterra y Francia. A este respecto véase la explicación de F.A. Hayek, Los Fundamentos de la Libertad, 2019, 10.a ed., Madrid, p. 83: «La primera, basada en una interpretación de la tradición y las instituciones que habían crecido de mondo espontáneo y que sólo imperfectamente eran comprendidas. La segunda, teniendo a la construcción de una utopía que ha sido ensayada en numerosas ocasiones, pero sin conseguir jamás el éxito». La libertad anglicana se basa en la limitación y desconfianza del poder coactivo del Estado, mientras que la libertad galicana busca regular la sociedad sobre los principios de la razón. En este escrito abordaremos la tradición anglicana.
[3] Un ejemplo donde se establece principios fundamentales o una ley superior que limita la discrecionalidad de los legisladores, se encuentra en las enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos.
[4] En Inglaterra aquellos que defendían los ideales liberales durante el siglo XVIII hasta el XIX se les conocía con el adjetivo whig. En la actualidad política existe una confusión con el uso del adjetivo liberal, pero como hemos expuesto, existe dos tradiciones de la libertad, una racionalista y la otra empírica o evolucionista; de hecho, F.A. Hayek, Los Fundamentos de la Libertad, 2019, 10.a ed., Madrid, p. 517: «me he calificado de liberal, vengo utilizando tal adjetivo, desde hace algún tiempo, con creciente desconfianza, no sólo porque en los Estados Unidos el vocablo da lugar a continuas confusiones, sino además porque cada vez voy viendo con mayor claridad el insoslayable valladar que me separa de ese liberalismo racionalista típico de la Europa continental y aun del de los utilitaristas británicos». Curiosamente Hayek estaba buscando un nuevo término para calificar a aquellos partidarios de la libertad individual, p. 519: «últimamente se está recurriendo al uso del término “libertario”. Tal vez sea una solución; a mí, de todas suertes, me resulta una palabra muy poco atractiva… Por mi parte, también he pretendido hallar una expresión que reflejara la afición del liberal por lo vivo y lo natural, su amor a todo lo que sea desarrollo libre y espontáneo. Pero en verdad que he fracasado». En todo caso, el término libertario se popularizo y hoy es el que se le designa a aquellos que defiendan la libertad individual.
[5] Gennady Zyuganov es el principal líder del Partido Comunista de la Federación de Rusia, afirmo que: «El primer comunista del planeta en la nueva cronología fue Jesucristo. Ponga el Sermón del Monte de Jesús y junto a él el Código de Ética de los constructores del comunismo: exactamente lo mismo, simplemente quedarán boquiabiertos». https://es.news-front.info/2021/09/02/el-lider-del-partido-comunista-de-rusia-senalo-a-jesucristo-como-el-primer-comunista-y-recomendo-estudiar-la-biblia/.
Lista de referencias
Estudiante de Economía
Universidad Santo Tomás