Angelica Valentina López Ruiz*
El hombre en busca de sentido
Editorial Herder
Barcelona, 1979.
El autor del libro el hombre en busca de sentido Viktor Frankl nació en Viena, Austria, el 26 de marzo de 1905 y falleció en Viena, Austria, el 2 de septiembre de 1997. Fundador del análisis existencial y la logoterapia, sus estudios de medicina los realizó en la Universidad de Viena, especializándose en neurología y psiquiatría.
Frankl, después de pasar por cuatro campos de concentración nazis, fue liberado 1945; pasando fuertes situaciones y al saber que su familia no sobrevivió sintió un dolor grande y un vacío en su alma; todo esto le inspiró escribir esta obra en la cual narra las experiencias vividas en dichos años que le llevaron al descubrimiento de la logoterapia.
Este libro combina la autobiografía de un hombre que fue obligado a ir a los campos nazis y a su vez nos muestra la capacidad humana para trascender las vivencias y encontrar un sentido para vivir. Frankl tuvo una gran encrucijada entre emigrar a los Estados Unidos con su esposa o quedarse con sus padres ya ancianos: “encaró la dura experiencia de soportar el tormento de un campo de concentración” (Frankl, 1979, pág. 13). Al llegar a Auschwitz experimentó la primera fase, un shock agudo e intenso. Esto se debía al saber todo lo que contenía este lugar: cámaras de gas, hornos crematorios y el exterminio. En este punto al experimentar y conocer lo que le esperaba se encontraba con un estado de ánimo denominado por la psiquiatría la ilusión del indulto, mecanismo de amortiguación interna percibido por los condenados a muerte justo antes de su ejecución; en ese momento conciben la infundada esperanza sin apoyatura en ningún dato real de ser indultados en el último minuto” (Frankl, 1979, pág. 37).
En ese tiempo tuvo que vivir situaciones macabras; como separarse de sus padres y esposa, ver morir a su padre, aguantar hambre, ver cómo muchos decidieron dejar de luchar, frío, enfermedades, golpes, entre otras tantas dolorosas. Saber que muchos judíos murieron en las cámaras de gas y sentir cómo se pudo escapar de dicha situación. Pasó por muchos sentimientos, al principio tenía un humor macabro, también experimentó la curiosidad. Las primeras noches experimentó dormir en literas de tres pisos, los cuales eran de tan solo dos metros y medio y debían acostarse nueve hombres por piso, aprendió a dormir colocando los zapatos llenos de lodo como almohada, dejar de cepillarse y en ese momento está de acuerdo con “la afirmación de Dostoyevski cuando define al hombre como el ser que se acostumbra a todo. Los prisioneros sabíamos que nos acostumbramos a todo, pero desconocemos cómo…” (Frankl, 1979, pág. 44).
A medida que iba pasando el tiempo pasó a la segunda fase llamada apatía, era causada por la muerte emocional, este síntoma actuaba como un mecanismo de autodefensa, importante para tan complicados momentos; pues al sentir que todo estaba perdido debía buscar algo que le ayudara a permanecer con vida, recordaba e imaginaba a su esposa. Fue en esos momentos de nostalgia donde comprendía mejor la sabiduría de pensadores y filósofos “el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el hombre […] la salvación del hombre sólo es posible en el amor y a través del amor.” (Frankl, 1979, pág. 65) ya que, aunque una persona esté sufriendo inimaginablemente puede contemplar a su ser amado.
La memoria e imaginación a un prisionero no se la pueden quitar; ¿Puede un hombre en un campo de concentración pensar en arte? Podríamos decir que cada uno entiende algo distinto por arte, en este caso Viktor habla de esos momentos donde podían participar de espectáculos donde algunos kapos recitaban poemas, contaban chistes, reían y una que otra vez a alguno se le podía escapar una lágrima; en esos momentos podían escapar un rato de su realidad. Los prisioneros tenían muchas veces afán por fomentar el humor ya que era lo único que les ayudaba a practicar el arte de vivir.
Tuvo Viktor que ver cómo amigos morían, otros se suicidaban; a causa de la falta de aseo, tenían que combatir contra piojos, desnutrición y muchas enfermedades. Nuestro autor tuvo tifus, enfermedad la cual le quitaba los pocos alientos de vida que le quedaban, decidió ir a otro campo como apoyo para enfermos ya que era médico. Junto con un amigo pensaron en fugarse de aquel sitio, la planeación les salía bien, pero no contaban con que esa noche llegaría un tanque de Cruz Roja, un gran alivio sin embargo padeció el terror de que ese barracón fuera quemado y su vida acabaría.
Al salir para recomenzar con su vida no fue nada fácil ser preso con la tercera y última fase después de la liberación. No creía que fuese verdad, la reacción no es la que esperamos, ya era un ser libre, pero lo acompañaba una gran cruz, el sufrimiento y dolor causado. A Frank junto con algunos prisioneros le costaba desahogarse y llorar, oprimían todo su dolor, otros querían suicidarse al encontrarse con la realidad de que sus familiares habían muerto. “Al final de nuestra andadura, tras describir la psicología del prisionero de un campo de concentración, hemos de reconocer que la vuelta de aquel mundo de ignominioso al caluroso hogar provocaba una maravillosa sensación de fortaleza interior, pues después de soportar aquellos increíbles sufrimientos, uno ya no tenía nada que temer, salvo a su Dios.” (Frankl, 1979, pág. 116)
Después de dar un breve resumen del libro El hombre en busca de sentido, ya en este punto se pudo descubrir la tesis central que quería mostrarnos Frankl “nosotros no inventamos el sentido de nuestra vida, nosotros lo descubrimos” (Frankl, 1979, pág. 123). Se puede estar de acuerdo con la posición de Frankl, ya que, si damos un vistazo a la vida de los jóvenes, se están descubriendo y buscando conocer el mundo, la vida. Muchas veces no saben para dónde van, ni mucho menos que es lo que hacen, sencillamente se pueden dejar llevar por el viento huracanado de los acontecimientos del vivir. Podemos ver y conocer muchas enfermedades patológicas o conflictos que no necesariamente son neuróticos. Escuchamos esto ya que no sabemos la raíz de los problemas, como seres humanos “la preocupación, o desesperación son causa de encontrarle a la vida un sentido valioso es una angustia espiritual” (Frankl, 1979, pág. 126). Por eso es importante conocer la logoterapia, ya que nos ayuda con tantas enfermedades y/o preocupaciones.
Mencionando el sentido de la vida; para argumentar esta posición se tomará como punto de referencia la cultura de la vida y la cultura de la muerte. Vamos a dar un breve resumen de esta cultura, esta cultura de la muerte fue tomada por el Papa Juan Pablo II en la encíclica Evangelium vitae. Como primera medida debemos entender el significado de “cultura” podemos decir que cultura son aquellos valores asumidos como propios por un grupo de personas. Lo que se ha entendido como cultura de la muerte son todos esos comportamientos, instituciones y leyes que suprimen vidas humanas. Y cuando se habla de cultura de vida se quiere decir que es un principio de dignidad de la vida humana, valor de cada persona intrínseco y absoluto por el solo hecho de ser persona. Con esta definición podemos ver que muchas veces algunos jóvenes permiten que se les pisotee y los hagan sentir peor que un simple insecto, es permitido que una sociedad les quite sueños, robe las ganas de vivir, arrebata el sentido de sus vidas; olvidan que como seres humanos tiene ese valor, es cada uno de ustedes que puede continuar ya que no deben olvidar que son seres libres; dicho esto, se puede traer a colación las palabras de Frank cuando dijo: “cada hombre, aun bajo unas condiciones tan trágicas, guarda la libertad interior de decidir quién quiere ser —espiritual y mentalmente—, porque incluso en esas circunstancias es capaz de conservar la dignidad de seguir sintiendo como un ser humano” (Frankl, 1979, pág. 91) Cada persona posee una dignidad y libertad espiritual y mental; así que así se esté prisionero como Frank o en un hospital no se puede seguir permitiendo que se le quite esa posesión. La cultura de la muerte se basa en el principio de la calidad de la vida humana. En pocas palabras el valor de cada persona depende de su calidad de vida, si tienes algo por dar, eres bienvenido; la utilidad que se conoce muy bien; en los campos nazis, las cámaras de gas funcionaban de esa manera, todos los enfermos, inválidos, entre otros, su último fin era ese. Sin embargo, para mostrar estas dos culturas y de estos dos tipos de seres con este gran ejemplo de este libro: “el hombre es ese ser capaz de inventar las cámaras de gas de Auschwitz, pero también es el ser que ha entrado en esas mismas cámaras con la cabeza erguida y el Padrenuestro o el Shemá Israel en los labios.” (Frankl, 1979, pág. 153) Unos se creen con el derecho de acabar con la vida de otros porque ya no les sirven, mientras que los otros no olvidan que con esa libertad espiritual pueden no morir en silencio.
Las circunstancias de la vida pueden golpear mucho más duro de lo que algunas veces se quisiera, pero no se puede olvidar que está en sus manos buscar ese algo que impulse a no darse por rendidos, en cuanto sea posible no seguir permitiendo que el nihilismo ataque contra el sentido, batallar contra todo y todos es la responsabilidad que se debe tener como jóvenes del siglo XXI que quieren llegar a un nuevo siglo “nuestro sentido de la vida abarcaba los amplios círculos de la vida y de la muerte, del sufrir y el morir. Ahí se entablaba nuestra lucha” (Frankl, 1979, pág. 102). Cuan importante y necesario es conocer, aprender, comprender y comunicar esta realidad para que así se pueda animar a todos aquellos que ya no quieren vivir, para los que no le encuentra un sentido a la vida, a esos y a todos se les debería imbuir ánimos para que vivan y luchen por lograr muchas cosas; la labor del joven es hacerse responsables de su propia vida y de la libertad que como humanos poseen.
Para concluir citaré a Frankl cuando dijo: “el valor no reside en el sufrimiento en sí, sino en la actitud frente al sufrimiento, en nuestra actitud para soportar ese sufrimiento”, “el sufrimiento deja de ser sufrimiento, en cierto modo, en cuanto encuentra un sentido, como suele ser sacrificio”, “Uno de los axiomas básicos de la logoterapia mantiene que la preocupación primordial del hombre no es gozar de placer, o evitar dolor, sino buscarle un sentido a la vida” (Frankl, 1979, pág. 134 y 135). Cada joven debe examinar su sentido de vida, con ayuda de lo que le mueve a estar en el mundo y sí solos no pudiesen encontrar ese sentido, entonces buscar y acudir a la psicología o la logoterapia.
Bibliografía:
https://www.centrodelogoterapiacr.org/viktor-frankl/
https://grullapsicologiaynutricion.com/blog/libros-viktor-frankl
Frank, V.E. (1979). El hombre en busca de sentido (3 ed.). Barcelona: Herder.
https://www.youtube.com/watch?v=sZG6WeJwZJk
https://www.youtube.com/watch?v=dGoXofMiSLw
https://www.observatoriobioetica.org/2019/04/se-entiende-cultura-la-muerte/30425
http://www.autorescatolicos.org/fpascual/fernandopascuallacultura.htm
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031995_evangelium-vitae.html
Angelica Valentina López Ruiz*
Estudiante de Licenciatura en Filosofía y Letras
Universidad Santo Tomás