Mis queridísimos colegas

Deseo compartir con ustedes lo agradable de caminar por las calles, bajo la lluvia o en el calor el contacto de ese ser humano que puede caminar a nuestro lado en silencio o con un voz cálida que acompasa el caminar, o simplemente el poder disfrutar de carros, personas desconocidas, olores diversos que se conjugan en galería de sabores tanto para el gusto como para el rechazo.

  

Mis queridísimos colegas. Es inevitable recrear las experiencias de vida sin contar con tan valiosos aportes. No sólo la importancia de “yo te cito tú me citas” que menciona Jhon hace del intercambio de nuestros saberes una experiencia cálida y placentera. Creo que el tener en cuenta la “expertez” de cada uno de los saberes llena de complacencia esos momentos en los cuales tantos filósofos anteriormente reconocidos a lo largo de la historia, se permitían el placer de citarse alrededor de un encantador tinto en el que se compartían en forma familiar pensamientos que fluían sin ningún tipo de prevención y que facilitaba ese intercambio fluido en donde no afectaba que la emoción fluyera por el rostro sin modificarla por la apariencia que la ciencia le ha dado a los saberes contemporáneos.

Por lo tanto, en respuesta cálida de esa carta que nace como fruto de completar mis ideas con las suyas, mis queridos Jhon y Juan, deseo compartir la idea de hacer por este medio un relato de vida que extraño. Un relato que trae a mi memoria muchos momentos en los que una copita de vino servía de pretexto para dejar que las ideas que reflejan el pensar sin un formato, el relatar sin un protocolo, o el escribir bajo el esquema fijado por normas que podrían hacer tedioso escribir.

Deseo compartir con ustedes lo agradable de caminar por las calles, bajo la lluvia o en el calor el contacto de ese ser humano que puede caminar a nuestro lado en silencio o con un voz cálida que acompasa el caminar, o simplemente el poder disfrutar de carros, personas desconocidas, olores diversos que se conjugan en galería de sabores tanto para el gusto como para el rechazo. Momentos, instantes que quizás en estas carreras de nuestros oficios, se van dejado de lado por ese rigor del papel que hace necesario nombrar autores, citar fuentes, etc., y que han dejado de lado el simple contemplar de la cotidianidad con las experiencias de vida, con el aroma fresco de las mañanas o simplemente con ese respiro de humanidad corriente con el que cruzamos día a día y que van llenando de momentos las historias que algún día o en algún lugar tendremos la oportunidad de recrear como recuerdos de nuestra historia de vida.

No los voy a citar, no mencionaré ningún personaje conocido o que deseo que se conozco. Deseo hablar de lo sencillo de la vida fruto de la forma en que mis manos o mis dedos han tocado el teclado para compartir este momento con los dos. No dirijo lo que pienso, habla mi interior sabio que siente y admira. Un juego de palabras que han deseado sumarse a la experiencia de rescatar esas cartas que en algún momento escribí a un padre, madre, amado o un ser que sin nombre me prestaba el pretexto de comentarle algunas líneas de mi sentir.

Claudia María Moreno Gómez

   

Este proyecto se llama "Cartas para..." El mecanismo es muy sencillo: alguien, cualquiera de nosotros, escribe una carta dirigida a otra persona, invitándola a que le escriba una carta como respuesta, y al mismo tiempo, invitando a otros a que se sumen. Además, si otro quiere responderla también lo puede hacer. ¡Vamos a tejer una gran red epistolar!

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Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2019 No. 12

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