Editorial 2020

Jenny Marcela Rodríguez*

Faltan 30 días para que finalice el 2020, este año que seguramente ha marcado todas las personas del planeta, que logró unirnos al menos bajo una sola preocupación: la enfermedad. No es que antes de este presente la enfermedad no haya sido una constante, pensemos en el VIH o en la A (H1N1) y claro, otras tantas asociadas a la desnutrición, a desórdenes alimenticios, las malas condiciones del agua o del suelo, la adicción al azúcar, en fin, desde siempre hemos sabido de la fragilidad del cuerpo humano pero el blindaje que nos daba la ciencia y la medicina hacía posible que muchos, bajo ciertas circunstancias, lo olvidáramos.

Editorial número 13

Jenny Marcela Rodríguez*

En una semana de enero me encontraba caminando por una de las calles de Chapinero (si, se que muchos dicen que la ciudad y mucho menos el país se puede pensar desde estas pocas cuadras), y dos ciclistas que iban por la cicloruta de enfrente se estrellaron, un hombre y una mujer; por la acera en la que yo me encontraba unos hombres atacaron al ciclista “mire el man, la estrella y tras el hecho la insulta” decía uno de forma airada. Debo decir que por un instante me contagie de su misma indignación, sin embargo, no era un insulto sino un reclamo, la joven iba chateando mientras montaba bicicleta, una acción claramente insegura. Así entonces los testigos, cada uno desde nuestra posición sacamos juicios a priori dejando de lado la que podría ser la discusión profunda.

Bogotá, abril 4 de 2020

Buenas noches mi querida amiga, más conocida por quienes nos rodean y están cerca a nosotras como “la vegana” aunque yo prefiero “Sofi”, por obvias razones. Lo primero que quiero decirte es que te extraño, me haces mucha falta, me hace falta escuhar tus participaciones en clase, extraño tu risa nerviosa cuando entras en pánico, en definitiva, nuestros amigos y yo te echamos mucho de menos ¿recuerdas que eramos el mejor grupo? No solo para el estudio, todo lo que nos proponíamos nos salía excelente, ¡éramos lo mejorcito de la universidad!, es una broma, pero sí.

Bogotá, julio 17 de 2018

Una de las tantas noches que salíamos de nuestra actividad laboral en la universidad, lo vislumbre distinto, taciturno y especialmente serio. Esa noche su mirada atravesaba todo aquello que se le intentara interponer. Su voz revestía una dureza que aunque no quería que se notara, la amistad logró percibirla. Siempre que estuvimos en situaciones análogas a lo largo de los años ya teníamos caminos dispuestos para afrontar difíciles circunstancias.

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