Los medios masivos de desinformación

Lorena Torres Rincón*

Los medios masivos de información se han caracterizado por cumplir a cabalidad el papel de instaurar y conservar en los ciudadanos una conducta adecuada que no modifique el statu quo político y económico del país, de esta manera, la calidad de la información que es recibida a diario y la continuidad con la que se emite tiene la capacidad de formar actitudes en la opinión pública. En este sentido, es posible afirmar que en Colombia los medios masivos de información son legitimadores de las estructuras de poder y sus discursos.

Bajo esa lógica, Marshall McLuhan, canadiense pionero en los estudios sobre medios,  describe los medios de comunicación de masas como un poder importante en el espacio individual, familiar y sobre todo  en el contexto social, a su vez se les caracteriza como vehículos de difusión que se convierten en mecanismos a través de los cuales los individuos perciben el mundo que los rodea. Además de ello, poseen funciones específicas, las cuales tienen como fin determinar las formas de pensar y actuar de la sociedad, ya que por medio de la información que se divulga, junto con la explicación que se hace acerca de ella, los individuos crean interpretaciones sobre el acontecer político del país. Lo anterior funciona como una acción reguladora de la realidad basada en intereses particulares que corresponden a las grandes élites del país.

Un ejemplo de lo mencionado anteriormente es la campaña publicitaria que llevó a cabo para la refrendación de los acuerdos en el año 2016, el cual buscaba que los colombianos votaran con el fin de aprobar o desaprobar los acuerdos que se firmaron con las FARC en la Habana, Cuba. Frente a ello, los medios masivos proporcionaron de manera desmedida información sobre el plebiscito. Medios como Noticias RCN se caracterizaron por producir contenidos sesgados que promovieron un discurso de odio en el cual el enunciado protagonista fue la “rivalidad” entre el presidente Santos (santismo) y el senador Uribe (uribismo), lo cual no permitió conocer de manera acertada los contenidos de los acuerdos.

Por otro lado, en una entrevista realizada a Claudia López, por este mismo medio de información, la senadora manifestó la inconformidad que tenía frente al modo en que se estaba emitiendo la información en el canal, así pues expresó; “Es un falta de respeto que nos tengan aquí una hora y media para que igual RCN Noticias se dedique a la propaganda contra los acuerdo de paz. Estos son unos acuerdos históricos, pese a la trivialización que ustedes han tratado de darle”.

Ahora bien, durante el proceso de paz iniciado en el año 2012, los medios de información fueron más allá de su función de mediación informativa y se instauraron como un actor político que terminó por dar validez y legitimidad al proceso o no, a partir de los marcos de interpretación que privilegian ciertos discursos y modos de hacer, de manera que no hubo una verdadera pedagogía para informar a los ciudadanos acerca de lo que se discutía en las mesas de diálogo de la Habana.

Teniendo en cuenta que los medios masivos de información tienen amplia presencia en la vida de los colombianos, ya sea emisiones televisivas o radiales, este último se caracterizó por ser un  medio por el cual se realizaron varias cuñas publicitarias con respecto al plebiscito, cuyo mensaje estaba encaminado al sensacionalismo, de esta manera fue posible oír frases como “¿Sabía que Timochenko tiene 448 años de condena por secuestros asesinatos y masacres y no va a pisar la cárcel ni un solo día?”, frases como la anterior fueron recopiladas en un artículo publicado por la revista Semana titulado La guerra publicitaria entre el Sí y el No.

En este orden de ideas, tanto el uribismo, como el santismo, grupos de oposición que se consolidan y legitiman a causa de los medios de información, también le apostaron a repetir incansablemente mensajes de aprobación o rechazo, como el mencionado anteriormente. Por ejemplo, la campaña liderada por Álvaro Uribe le apostó a repetir mensajes sencillos de rechazo, los cuales fueron presentados desde diferentes perspectivas, que sin embargo, estaban encaminadas a un mismo concepto, este modo de proceder según Goebbels, pionero de la propaganda nazi, se llamó principio de orquestación.

Aunque el Estado pide el consentimiento de la ciudadanía, pero así mismo lo 'educa' igualmente por organismos privados, así pues, la relación entre legitimidad y comunicación, se refleja en los índices de aprobación por parte de los ciudadanos de una serie de ideas que justifican una estructura de poder y sus expresiones institucionales. En ese sentido, la legitimación se da en gran medida en razón de la información que se proporcione acerca del quehacer de las instituciones y de quienes pertenecen a ellas, por ello, los medios masivos de información mantienen por debajo de cuerda relaciones estrechas con la élite del país, con el fin de atender de manera recíproca a sus intereses.  

Por ello, a raíz de la polarización y la creciente desinformación surge la necesidad de dar cabida en el contexto individual, familiar y social a medios alternativos de información, los cuales se constituyan como un mecanismo de oposición al poder establecido.

Lorena Torres Rincón*

Estudiante de comunicación social para la paz

Universidad Santo tomas

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.

ARTE-FACTO. Revista de Estudiantes de Humanidades

ISSN 2619-421X (en línea) enero 2018 No. 5

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