Jaime Andrés Durán Lamprea*

Abro mis ojos y como de costumbre reviso la hora en el celular, son las tres y once de la mañana de un viernes cualquiera, en medio de una pandemia mundial que parece no tener fin. Intento cerrar mis ojos para descansar un poco más, pero después de vueltas y vueltas tratando de encontrar la posición perfecta para conciliar el sueño de nuevo me doy cuenta que no lo lograré, intento fallido. Tomo mi teléfono y sin interés alguno, deslizo mi dedo por la pantalla una y otra vez mientras reviso las redes, esto con un solo fin; que amanezca pronto.

Katherin Gyssell Olivera Dimaté*

El 17 de agosto del año 2019, Katherin Olivera viviría uno de los días más inquietantes y satisfactorios dentro de su carrera deportiva. Por primera vez se enfrentaría cara a cara con lo que por años fue un sueño vestido con un peto que modestamente dejaba ver cinturones negros. El gran día no daba espera, así que despertó con la sensación de que ese día iba a ser memorable, desayunó junto a su amado y bajo el tictac del reloj se armó de valor para enfrentar el mundo que construyó con tanto anhelo.

Dayana Fernanda Rosero Noguera *

Partiendo de que el suelo es un recurso no renovable, el uso de los fungicidas debería ser extremadamente mínimo y responsable, siempre y cuando, bien sea los cultivos, los bosques nativos o cualquier otro tipo de plantación presente una enfermedad muy grave. De lo contrario su uso no debería ser permitido; aunque lo ideal sería prohibir su uso, y sustituirlo por métodos innovadores de cuidar las plantas sin que se perjudique a los demás ecosistemas, y por supuesto al suelo.

Andrés Camilo Gil*

Son las seis de la mañana y ya llevo tres alarmas pospuestas por la inherente sensación de despertar, el esfuerzo por comenzar clase en mi nueva realidad es cada vez más agobiante, quisiera posponer las clases, así como pospongo a Queen quienes me despiertan cada mañana con Don’t stop me now, qué irónico ¿no?, termino la primera clase del día y ya estoy cansado, no físicamente sino mental y de ánimo. Me preparo como cada mañana a hacer esa llamada, aquella la cual me reconforta, pero, también, me entristece desde aquel 18 de marzo cuando la noticia de un cierre de fronteras quebró la tranquilidad de la llamada rutinaria.

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