Crónica de una madre primeriza en pandemia

Angie Paola Ticora González*

Algunas de las conclusiones más importantes de este corto tiempo de mi vida como mamá: He aprendido a ser más fuerte y a defender mis ideas ahora que me siento como ejemplo de mi hijo, la vida se queda corta para todo lo que uno quiere hacer y ver vivir a un hijo y la vida en pareja tiene otro sentido y los fines de semana son lo más esperado para compartir en familia.

Después de dos días de inducción de parto y un año y medio de ser oficialmente mamá pude sacar algo de tiempo para intentar contarles todo lo que ha cambiado mi vida, y justo ahora en tiempo de pandemia he podido reflexionar de lo que es mi vida junto a mi hijo.

Debo decir que para empezar en este momento tan esperado de escucharlo llorar por primera vez y darle la bienvenida al mundo “mi mundo” por más que me lo imaginé, fue insuperable; ver cómo en medio del dolor de parto mi hijo luego de nacer logra sacar una sonrisa de mí, observar y estar dispuesta a dar mi vida por “ese pequeñito” que tan solo pesaba 2600 gr y media 49 cm.

Los primeros días después de llegar del hospital fueron duros, podría decir que las dos primeras semanas en casa son las más duras que he pasado en lo que va de mi vida. Regresar a mi espacio con el nuevo integrante de mi vida hace que esa habitación fría en la que solía estar, se vea completamente diferente. Es una sensación extraña de felicidad, emoción, cansancio, y miedo. Aquí, cada semana es importante, tanto para el crecimiento de mi nenis, como para mi adaptarnos al papel de madre e hijo.
Ahora, después de un año y medio de conocernos la relación es cada vez más especial. Antes mis mañanas eran entre el correr del desayuno y el aligerado almuerzo y para él era esperar que mamá lo despertara a las 7:30 am para bañarlo y llevarlo a la ruta de la guardería” ahora en tiempo de pandemia, mamá ya no me despierta despertamos los dos a la vez ella se despierta y con un beso y unos buenos días me recibe en su cama. Y empezamos el día juntos, mamá suele llevarme a la cocina, luego ubica mi banquito para yo poder subirme y ayudarle a preparar el desayuno, además de mi gelatina que no puede faltar y mi tete.

Después solemos desayunar juntos bueno mientras mi mami me cucharea yo veo mis muñequitos; no puedo negar que a veces peleamos a mi pequeño le encanta la gelatina y suele sacarla de la nevera y comérsela toda y para mi es molesto por que es mucha y yo le digo que no pero el es un niño muy astuto y en medio de las pocas palabras que logra pronunciar me pelea.

Además, antes de la pandemia mi mamá solía arreglar la casa todos los días después de dejarme en la ruta para el jardín arreglarse para ir donde la abuela y luego irse a la universidad. Después de regresar de la universidad iba donde mi abuela me recogía e íbamos juntos a casa a hacer comida y luego a dormir. Pues mamá llegaba cansada de la universidad o con trabajos que realizar.

Pero ahora en tiempos de pandemia no puedo dudar de que todo es mejor veo a mamá todos los días a toda hora, después de desayunar mamá me baña y me arregla como suele hacerlo siempre, me da mi tete y me duerme pues ella tiene que hacer almuerzo y preparar todo para iniciar sus clases virtuales de la universidad. Luego de dormir dos horas me despierto y voy en busca de mamá. Ella me abraza me alza mientras yo termino de despertarme a veces ella continua en clase, pero les digo algo ella saca mis juguetes y se pone a jugar conmigo en la sala ya la sala no suele estar limpia o sin juguetes como mamá solía tenerla pues ahora está llena de juguetes por todos los rincones. Mientras mamá escucha su clase juega conmigo y cuando la llaman ella dice:” presente profe o si señora “antes mamá en clase buscaba su celular para preguntarle a la profe por mí, ahora mi mami esta en casa conmigo y mis juguetes, entrenida esperando que la profe llame a lista para responder y seguir jugando conmigo. Mamá antes ahorraba no mucho, pero algo y ahora en pandemia es más fácil ahorrar para mamá pues lo que se gastaba en pasajes y en mi jardín lo toma y lo guarda; hace una semana estábamos acostados en la cama con papá mamá y yo pero a papá se le ocurrió la idea de arreglar mi cuarto pintarlo, decorarlo y demás y pues mamá dijo: pues no es nada mal la verdad tengo unos ahorros le podríamos comprar la cama con sus cobijas y le podríamos pintar el cuarto y decorarlo con las fotos que papá y mamá solían tomarme mes a mes hasta cumplir mi primer añito.

Lo planeamos y así fue, pusimos todo en práctica antes de que mamá se arrepintiera de invertir sus ahorros. Papá estaba en el día que podía salir así que mamá le dijo que fuera a comprar mi cama y mis cobijas mientras ella terminaba de preparar el almuerzo. Después de pensar en qué color pintarían mi cuarto mis papás se decidieron y mi mamá logró salir a comprar la pintura y el jueves no aguantaron las ganas y empezaron la remodelación, pintando la habitación y adivinen que pasó: no alcanzó la pintura y mamá tuvo que esperar al otro día para poder salir y así fue trajo la pintura faltante y me terminaron de pintar mi cuarto. El sábado lavaron el piso dieron retoques pusieron mis fotos me acomodaron mi cama y mis juguetes, ¡quedo hermosa!

Algunas de las conclusiones más importantes de este corto tiempo de mi vida como mamá: He aprendido a ser más fuerte y a defender mis ideas ahora que me siento como ejemplo para mi hijo, la vida se queda corta para todo lo que uno quiere hacer y ver vivir a un hijo y la vida en pareja tiene otro sentido y los fines de semana son lo más esperado para compartir en familia.

Angie Paola Ticora González*
Estudiante de Contaduría
Universidad Santo Tomás

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y
no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea) octubre de 2020 No. 16

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