Daniel Restrepo Sánchez*
El problema de los evasores del pago del tiquete en el servicio público de transporte Transmilenio, o colados, como coloquialmente se les llama, ha sido un problema innato del sistema. Desde que inició sus operaciones en diciembre del 2000, el sistema de transporte masivo de la capital colombiana ha tenido que enfrentarse al fenómeno de usuarios que hacen uso del servicio sin pagar la tarifa, que ingresan a las estaciones saltando los torniquetes de entrada, o por las puertas averiadas de las muchas estaciones que tiene el sistema, sin embargo, en los últimos años, ese problema ha crecido hasta alcanzar unas proporciones que ponen en riesgo el financiamiento mismo de este. Si bien el fenómeno tiene múltiples aristas que van desde lo económico, político y social, lo cierto es que es un síntoma de un problema mayor: la descomposición moral de los usuarios.