Editorial número 13
Jenny Marcela Rodríguez*
En una semana de enero me encontraba caminando por una de las calles de Chapinero (si, se que muchos dicen que la ciudad y mucho menos el país se puede pensar desde estas pocas cuadras), y dos ciclistas que iban por la cicloruta de enfrente se estrellaron, un hombre y una mujer; por la acera en la que yo me encontraba unos hombres atacaron al ciclista “mire el man, la estrella y tras el hecho la insulta” decía uno de forma airada. Debo decir que por un instante me contagie de su misma indignación, sin embargo, no era un insulto sino un reclamo, la joven iba chateando mientras montaba bicicleta, una acción claramente insegura. Así entonces los testigos, cada uno desde nuestra posición sacamos juicios a priori dejando de lado la que podría ser la discusión profunda.
Este hecho lo recordé cuando hace unos días la vicepresidenta, Martha Lucía Ramírez, en una rueda de prensa, a propósito del Día internacional de la niña y la mujer en la ciencia, señaló e invitó a las jóvenes a estudiar profesiones ligadas a la ingeniería y a las matemáticas, y dejar de lado estudios en psicología y sociología. Su argumento se sustentó en que eran “muchas las mujeres” que se deciden por estudiar estas últimas profesiones.
El comentario generó múltiples y airados comentarios, desde la sorpresa hasta la indignación; posturas feministas; desde las ciencias sociales y lo que llamamos las ciencias naturales también se hicieron sentir. Algunos la disculparon, “citaron a la vicepresidenta fuera de contexto”, y puede ser cierto, finalmente la forma en que hoy circulan las noticias muchas veces no va más allá del título de una nota-hecha a la carrera.
Sin embargo, creo que la discusión, si es que existió, debería darse desde el papel de las humanidades en la sociedad y del modo en que se estudian y se abordan. Una nota periodística señalaba, a modo de defensa, que las ciencias sociales y humanas, al igual que las ciencias naturales, también son verificables, que existe un método científico que le daría sustento a la objetividad. Lo anterior se puede ver incluso al revisar las pocas revistas indexadas en Scopus, Web of Sciencie y, por qué no, Publindex. La “formula “ de las publicaciones en nuestra disciplina está dada: introducción, antecedentes, problema, metodología, resultados y conclusiones. En ese sentido, una duda me asalta, ¿las ciencias sociales y las humanidades deberíamos entrar en esa misma lógica de comprobación y verificación que poseen las ciencias “duras”?
Si bien no podemos quedarnos en eternas discusiones creo que tampoco podemos funcionar como las ciencias naturales. No es nuestro propósito como ciencias humanas. Sabemos que dentro de nuestro ejercicio la subjetividad juega un papel importante, debemos ser conscientes desde dónde hablamos y ser transparentes con nuestros estudiantes y con nuestros lectores al exponerles nuestras intenciones. Sufrimos porque cada día más queremos ser más asépticos, aunque hemos olvidado que para cambiar el mundo debemos pensarnos como sujetos.
Así entonces, invitamos a todos ustedes a hacer de ArteFacto ese lugar de discusión y de aporte de las humanidades, no dejarnos distraer por los “choques”; para iniciar los invitamos a consultar el contenido de nuestro número 13:
Cartas para...
Una mano que se agita diciendo adiós
Liter-Arte
Crónica de un viaje inesperado
Querido y diminuto Robert Walser
Univer-Citario
Lenguaje, pensamiento e identidad
Sin elección: configuración y formas de vida en el sistema de castas
¡En el nombre de mí!: una crítica al sujeto revolucionario
El cuerpo desde el cristianismo y la cyborización
Inter-Nos
Un vistazo a una realidad escondida
De visita a Guatavita y Sesquilé
El bienestar desde otra perspectiva
NarrAudioVisual
Asterix, el secreto de la poción mágica
Saludos y buena lectura.
Jenny Marcela Rodríguez*
Editora
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ARTE-FACTO Revista de Estudiantes de Humanidades. ISSN 2619-421X (en línea)