Jonnathan Osorio Cardona*

Es de suponer que el amor de madre es incondicional, más aún en la etapa de crecimiento, desarrollo y aprendizaje, por ejemplo, cuando eres un pequeño de no más de cinco años. A esa edad la única preocupación debería ser, ¿a qué voy a jugar? o ¿cuál será la siguiente travesura? aparentemente en ese momento la vida está resuelta y pareciera que ese estado de inocencia y tranquilidad perdurará para siempre. Pues bien, esto no fue precisamente lo que le sucedió a Ángel, un niño a quien le cambió la vida por completo al ser adoptado por padres norteamericanos. Esto se podría tomar como la oportunidad de dar un giro de 180º y empezar de nuevo en todo el sentido que comprende la palabra, o que este giro se convierta en una vida acompañada de alguien no tan grato, como lo es la soledad.


Luisa Fernanda Torres Ascanio*

Todo comenzó en el 2016 cuando tenía 23 años, tuve la desilusión del primer amor, empezaron los problemas al punto que llegamos a la violencia física, tomé decisiones que cambiaron mi vida una de ellas separme y empezar a trabajar, luego de pasar muchas hojas de vida y buscar por muchos lugares finalmente me recomendaron para trabajar en un bar, el horario y el sueldo se ajustaban a lo que necesitaba en ese momento, fue allí donde aprendí muchas cosas relacionadas con coctelería, licores y bebidas; asistí frecuentemente a diferentes bares y atendí algunos eventos adicionales, hasta que un día serví en la barra a un apersona que me hizo una oferta laboral tentadora, trabajaría en lo mismo pero menos tiempo y con un mejor sueldo, fue así como llegué al bar las Mariposas en la Calle 19.

 

Valentina Lesmes Gómez*

Era 1 de noviembre del 2020, cuando me transportaba con mi familia a un pueblo cercano a Boyacá llamado Aquitania, por temas de trancones en Bogotá salimos a las cuatro de la mañana de nuestra casa para llegar a una hora prudente a nuestro destino final, veía por la ventana mientras hacíamos nuestro trayecto, no se veía ninguna alma alrededor, solo carros y algunas estrellas en el cielo, todo estaba oscuro, cuando de repente brilló una luz roja, una luz la cual me transporta a otra época, una luz la cual me llena de sentimiento cada vez que la veo, no es una estrella roja o nada por lo parecido, era una antena que tiene un foquito rojo que alumbra y se apaga y siempre hace ese proceso.

Laura Valentina Carreño Prieto* En la crónica que voy a realizar quiero resaltar un punto central: la afectación que han tenido los tenderos de barrio y vendedores informales frente a la actual pandemia que estamos viviendo con el Covid-19; teniendo en cuenta que el gobierno no ha buscado una alternativa para ayudarlos, lo contrario, solo ha beneficiado a almacenes de cadena que también se han visto afectados pero que cuentan con muchas más garantías y beneficios por parte del actual mandato. Sin dejar atrás que muchos de estos tenderos se han quedado sin su trabajo y los que han tenido la fortuna de seguir ya no reciben los mismos ingresos que anteriormente, pero la comida, arriendo, facturas, deudas no bajan y las oportunidades cada vez son menores. El gobierno se ha olvidado de ellos y de sus familias, sin ayudas, sin apoyo económico y la mayoría de los negocios por no decir que todos son el pan de cada día de quienes lo trabajan y sus familias. Empezando por cómo todo era antes de que este virus nos atacara y afectara de la manera en la que lo hizo.

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